Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

sábado, 26 de junio de 2010

TAIKOMOCHI


Las últimas hojas del cerezo vuelan melancólicas por el viento, algunas flores flotan en el estanque donde las carpas ilusionadas ven pasar a una bella geisha con su colorido kimono. Mayumi se balancea graciosamente sobre sus zori, parece una mariposa que vuela sobre una flor de loto, cruza el puente y llega al bosque de bambúes donde le espera Satoshi impaciente como libélula presa.

La joven busca a su amante entre la verde arboleda, el se esconde ahora burlándose de ella, y cuando Mayumi cansada de su búsqueda decide volver a su hanamashi, el muchacho la abraza por detrás y ella siente el calido aliento de su amado en su oreja y el duro miembro que como espada ahora apunta a sus nalgas. Se queda quieta mientras los labios y la lengua de Satoshi juegan con su óvulos, su cuello, con manos habilidosas el amante suelta el complicado obi y el kimono se abre liberando el cuerpo de porcelana, se deja llevar como el durazno virgen que cae en el arroyo.

Las manos viriles se posan y exploran sus más íntimos rincones, ella siente el cosquilleo frágil que produce el delgado bigote que ostenta su amado sobre su labio superior y que ahora recorre de arriba hacia abajo su columna vertebral y se detiene en sus glúteos que son abiertos y que con su lengua profanan su interior, se le erizan los vellos, sus pequeños pezones se elevan al cielo como crisantemos nocturnos que observan a un fantástico dragón que posee a la luna. El joven samurai sigue saboreando, su boca descubre el arco de su entrepierna, ella mira hacia abajo y solo ve los brillantes ojos de él que también la miran, no hay espacios entre los labios de él y su atrofiado miembro.

Nunca se había sentido tan feliz, sintió por vez primera un amor verdadero y profundo, y mientras era apasionadamente sodomizado por su amante tomo el tantô cuidadosamente, espero el frenesí masculino y cuando sintió en sus adentros el tibio liquido, giró con una habilidad magistral y cruzó el cuello de Satoshi con el filo brillante del tantô. El cuerpo cayó al piso mientras el miembro aún erguido erupcionaba su blanquecina lava.

Mayumi se vistió como si nada, tomo la katana de Satoshi y verifico que estuviera la inscripción real que lo acreditaba como el hijo mayor y heredero del feudo Kamagushi, sonrío a sus adentros y partió con la luz de una mágica luna ensangrentada, llevaría ahora la prueba de su inmenso amor a su señor feudal, el próximo Shogun, lo más seguro era que desde ese instante dejaría de ser un simple taikomochi y pasaría ser el jefe de los Hôkan o Geishas Masculinos.

Por Félix Esteves

LA TRANSMUTACIÓN



El joven entro al cine como todos los días con su pequeña maleta, siempre era el primero entrar a la función de la cinco de la tarde, caminaba hasta la primera fila y se sentaba taciturno a esperar la proyección de la película; hoy presentaban como todos los días una producción pornográfica, poco a poco la sala se fue llenando de hombres y pocas mujeres, solitarios de caras anónimas, se escondían con gorras y lentes oscuros, otros esperaban la oscuridad extremas y entraban con la cara casi puesta al suelo, todos querían pasar desapercibidos, y por eso todos se entendían, y en cierta forma nadie se conocía, todo en una espectacular incógnita. La luz del antiguo proyector lleno la pantalla y el joven abrió la maleta, se desvistió por completo, doblo con extremado cuidado la ropa y la coloco en el asiento de al lado, saco luego un vestido negro muy entallado, se lo puso y empezó el rito del maquillaje. A mitad de la película ya su transformación estaba hecha, dejaba de ser el muchacho escuálido y tímido para convertirse en Crisálida Pink, una voluptuosa pelirroja que salía de la sala de cine para terminar de adornar como porcelana china la esquina más oscura de la barra de un bar de mala muerte del centro de la ciudad. Tomaba su largo cigarro, el más largo del mercado, y fumaba con la elegancia de las otrora estrellas femeninas del cine, de su boca roja escarlata se escapan dragones fabulosos de humo que le daban ese halo de misterio de femme fatal, se tomaba de cuatro a seis copas, para luego regresar al cine a repetir la transformación pero ahora de Crisálida Pink a Raúl Renau, un contador público del Ministerio de Hacienda Nacional. Al llegar a su casa, se desvistió de nuevo, se acostó desnudo sobre la cama, prendió un cigarro, fumo pensando en la ropa que llevaría mañana al maldito trabajo, bajo su mano para buscar sus genitales y descubrió que seguía allí su vagina, y lamento no haber tenido huevos y lloro lo que quedaba de noche pensando en lo feliz que sería si hubiese nacido hombre.

Por Félix Esteves

YA NO ES TAN AZUL


Presurosa Cenicienta corrió escaleras abajo mientras su glamoroso encanto perdía su magia, solo quedo en un escalón la diminuta zapatilla de cristal que el Príncipe Azul desconcertado recogió, lo tomo en sus manos con tristeza y confirmo con amargo desencanto después de mirar en su interior que aquel bello zapatito no era de su talla.


IT'S NOT AS PRINCE CHARMING.

Cinderella hurriedly ran downstairs while her glamorous lost its magic charm, is just one step in the tiny glass slipper that Prince Charming picked puzzled, he took into his hands with sorrow and confirm with bitter disappointment after looking inside that that beauty was not her shoe size.
Por Félix Esteves

miércoles, 16 de junio de 2010

LAS MUSAS ABANDONAN A VENEZUELA



Tristemente desde hace ya varios años el Arte Venezolano viene siendo golpeado en todas sus variantes. Premios como el Rómulo Gallegos ha caído en la miseria de la politización, el Ateneo de Caracas que antes eran centro de grandes eventos de la escena teatral, el cine, la música y otros muchos más, ha mermado a pesar de los esfuerzos de sus directores. El Teatro Teresa Carreño que otrora fuera uno de los centros culturales más importantes de America latina, donde se presentaban desde el Ballet Bolshoi, Marcel Marceau, Lindsay kemp, Julio Bocca, Mercedes Sosa, Michel Petrucchiani, y sede principal de la vida Operística de Caracas, Festival Internacional de Teatro de Caracas y del Festival de Música Contemporánea Latinoamericana, entre otros, ahora solo es el escenario del Presidente de la República. Ni hablar de los museos, después de tener el MACCSI, orgullo de los venezolanos, con una colección de arte que era envidiada hasta por los países del primer mundo ahora simplemente es un deposito de obras, y sabrá Dios hasta cuando será eso, pues como sabemos el Ministro Francisco Sesto anuncio que las colecciones de los museos de la Fundación Museos Nacionales serían reunidas en un solo depósito, el de la nueva sede de la Galería de Arte Nacional.


Jardin de Escultura del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Atrás el Teatro Teresa Carreño también visitado por las Parcas vestidas de Rojo.

El Museo de Arte Contemporáneo de Caracas fue por mucho tiempo un centro de cultura, de lunes a domingo un centenar por no decir miles de personas se movilizaban por Parque Central para disfrutar del arte, siempre había una exposición nueva, un nuevo artista que conocer, sus salas nos brindaban todos los movimientos artísticos contemporáneos. La biblioteca del museo que habría todos los días siempre estaba repleta de investigadores, estudiantes de todos lo niveles y hasta curiosos, el museo en su totalidad seducía a todos por el aire de desarrollo cultural que se respiraba en él, parecía que estábamos en el Guggenheim, o en el Centro J. Paul Getty u otro centro cultural de cualquier país desarrollado, los fines de semana siempre en los espacios abiertos del museo había un concierto, un representación teatral al aire libre, danza, cualquier manifestación artística era posible en ese gran museo concebido por Sofía Imber.

Es una desgracia inmensa pensar o ver a diario que lo que fue muchas veces el primer museo de todas las Américas ahora solo es un armazón de cemento, se ha convertido en un elefante blanco, sus salas ahora siempre están abandonadas, en la biblioteca los libros gritan que los acaricien, que los lean. De seguro los cuadros de Pablo Picasso, Joan Miró, George Braque, Fernando Botero, Armando Reverón y otros estarán llorando por su terrible destino, porque las musas que antes se paseaban con los asiduos o casuales usuarios parece que también los abandonaron, y ahora solo se ve entre las sombras unas feroces parcas vestidas de brillante rojo.




Por Félix Esteves

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