Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

jueves, 30 de mayo de 2013

HOMOEROTISMO FOTOGRÁFICO Y PORNOGRAFÍA GAY DURANTE LA ÉPOCA VICTORIANA.

Arthur Schultz.

La moral victoriana consistió  en una destilación de los valores morales de la gente que vivió durante el reinado de la Reina Victoria (1837 a 1901), pero más que unos valores morales fue el clima añejo y parco puritano que dominó toda la Gran Bretaña durante el siglo XIX que se extendió hasta el reinado de su hijo y que sobrepaso sus límites e impregnó todas su colonias y países vecinos. La moral victoriana fue  un conjunto de valores que propugnó la moderación sexual, baja la tolerancia de la delincuencia y un estricto código social.

Wilhelm Von Gloeden.

Wilhelm Von Gloeden.

Wilhelm Von Gloeden.
La época victoriana, como ningún otro período anterior, llegó a ser dominada por la creencia de que el sexo y la sexualidad de un individuo forman la base más básica de su identidad, potencialidad, posición social/política y libertad. Empero, es irónico que dicha sociedad cargada de un alto puritanismo haya enfocado toda su existencia sobre la sexualidad humana. La burguesía victoriana puede haber cubierto sus piernas con modestia, pero muy en el fondo las fuerzas sociales y políticas eligieron la sexualidad como la base para delinear la identidad de la aristocracia, del campesinado y de las clases populares emergentes. Ya a finales del siglo XVIII y a principios del XIX había una necesidad imperante de mezclar el sexo con todo, o mejor dicho de buscarle un enfoque sexual a todo en especial a los comportamientos morales y sociales tal como indica Michel Foucault:

“Hacia principios del siglo XVIII, surgió una incitación política, económica y técnica por hablar sobre el sexo.” ... “Esta necesidad de tener ‘en cuenta’ el sexo, se pronunció en un discurso en el que el sexo no derivaría solamente de la moralidad, sino de la racionalidad”… (1)

La sociedad victoriana aumento así la intensidad de su mirada sobre todo bajo la creciente “luz objetiva de la ciencia”, creando una multitud de especies sexuales distintivas: El pervertido, el masturbador, el homosexual, la histérica, la prostituta, la ninfómana, el sádico, y pare de contar; y todos surgieron como especies sexuales claramente clasificadas que poseían su propio secreto interno.

Anónimo.

Anónimo.

Anónimo.
Esta nueva manera de ver la existencia se convirtió en la constructora de las esferas públicas y privadas, y en la base fundamental sobre la cual la burguesía ascendente construyó la familia y su sexualidad, de esta manera la esposa (mujer no pasional dedicada únicamente a  la reproducción  y  confinada a la domesticidad) junto con su público y competitivo orientador marido se convirtieron en el punto de referencia central para los debates relativos a la sexualidad. La prostituta, el homosexual y el masturbador solitario surgieron como entidades que representaron la mayor amenaza para la reproducción heterosexual, la moralidad burguesa y el orden social.

Wilhelm Plüschow

Wilhelm Plüschow
La revista médica The Lancet en 1887 estimó que habían aproximadamente ochenta mil prostitutas en Londres, es decir que sobre la población total de 2.360.000 de habitantes, aquellas “viciosas y corruptas mujeres” representaban el 3%. La prostitución fue considerada como perjudicial para el Imperio, sin embargo el imperio británico alcanzó en aquel entonces su mayor esplendor, y dicha actividad fue elevada a un “mal social” de proporciones gigantescas, no obstante el alcoholismo, los asesinatos y el robo que eran muy frecuente durante el reinado de Victoria pasaron por debajo de la mesa. (2)

Anónimo.

Vicenzo Galdi.


Anónimo.
La masturbación o lo que se denominó el “vicio solitario” u “onanismo” surgió como una verdadera epidemia, especialmente entre los niños. Esto constituyó el núcleo alrededor del cual el niño victoriano se convirtió en parte del eje de la sexualización de la sociedad moderna. Se libró una campaña médica y moral en la sexualidad de los infantes y preadolescentes. Los padres, educadores, médicos fueron alertados a la caza de cualquier rastro de la sexualidad infantil a través de una gran variedad de técnicas de vigilancia y de una variedad aparentemente inagotable de medidas correctivas. Un médico de siglo XIX inventó un dispositivo que administraba electrochoques al pene erecto de un niño dormido. Volvieron los cinturones de castidad que eran colocados a los niños y jóvenes especialmente en las noches para evitar la estimulación, los juegos nocturnos en solitario y por supuesto cualquiera actividad sexual.

Vicenzo Galdi.

Anónimo.

Anónimo.
Durante la época victoriana la actividad lésbica no era ilegal, pero la actividad homosexual masculina fue definitivamente un terrible delito. Sin embargo, la mayoría uniones del mismo sexo fueron toleradas mientras se mantuvieron discretas y, cuando sea posible, en absoluto secreto. Ejemplos de ello serían la unión entre los pintores Charles Shannon y Charles Ricketts, sin embargo, las relaciones homosexuales explicitas y los hombres abiertamente homosexuales encontrarían durante este período una ley muy estricta y una sociedad altamente condenatoria.

La Ley británica en su sombra, mantuvo una vehemente condena de la actividad homosexual a lo largo del siglo, a pesar de que las reformas relajaron las medidas que habían oprimido otras minorías durante siglos. Por ejemplo, se abolió la esclavitud en todo el Reino Unido en 1833, y se revocó la pena de muerte para muchos delitos, como la violación, en la reforma de la ley de 1836, pero el “delito sin nombre”, es decir la homosexualidad, seguía siendo castigada con la pena de muerte y muchos homosexuales fueron a la horca por practicar dicha actividad. Cuando la pena de muerte fue abolida en 1861, fue substituida por el encarcelamiento de por vida.

Fred Holland Day.

Anónimo.

Vicenzo Galdi.
A pesar de todo esto, todavía había una escena underground gay en las grandes ciudades inglesas, especialmente en Londres donde el colectivo gay tenía su propio vocabulario, códigos, lugares de cruising  y de centros de prostitutos, como el caso del prostíbulo masculino de Cleveland Street en Londres, narrado en esta oportunidad por Leopold Estapé en su blog “L’armari obert”:

“Corría el mes de julio de 1889, en Inglaterra aun reinaba la incombustible reina Victoria, cuando un día por casualidad la policía detuvo a un joven mensajero con quince chelines en su bolsillo.” …
La policía sospechó que era fruto de un robo y empezó el interrogatorio.”… “Admitió que cobró por tener relaciones sexuales con dos caballeros y suministró a la policía los nombres de otros dos chicos que ganaban dinero trabajando como prostitutos para un hombre llamado Charles Hammond. Éste tenía un burdel masculino en la calle Cleveland n° 19. En la Inglaterra victoriana  de fin de siglo la prostitución y la homosexualidad estaban penadas y perseguidas implacablemente.” (3)


Por otra parte, mucho de los honorables hombres de la sociedad victoriana, y que vivían felizmente casados, huían en muchas ocasiones a “veranear” a ciudades continentales europeas como Paris, Marsella, Roma, Nápoles, Sicilia y hasta Berlín para calmar sus inclinaciones homoeróticas. Otros más osados, recurrían a ciudades del norte de África y la lejana Turquía donde hacían realidad sus fantasías homosexuales bajo el manto de “Las mil y un noche”.

Anónimo.

Vicenzo Galdi
La imaginación homoerótica se hizo así más fructífera que nunca, aunado al descubrimiento tecnológico del daguerrotipo o el nacimiento de la fotografía, surgieron decenas de fotógrafos y artistas que plasmaron los cuerpos de carne y hueso de modelos masculinos que fueron las delicias de muchos más que de muchas.    De esta manera, en la época victoriana, resurgió el desnudo masculino como no se había visto antes desde el Renacimiento. Si bien el Renacimiento bajo el disfraz de la mitología hizo delirar a muchos con sus musculosos Apolos, sus dulces Narcisos, y raptados Ganímedes, los victorianos encendieron sus braguetas y derriére con las fotos de Wilhelm Von Gloeden, Guglielmo Plüschow, Emile Bayard, Gaudenzio Marconi,  Arthur Schultz, Fred Holland Day  y Vicenzo Galdi, entre otros fotógrafos muchos de ellos anónimos que hicieron de las suyas y que a mi parecer le dieron el tono deliciosamente “pornográfico” al arte.

Bajo la sombra de la moral victoriana creció toda una imaginería homoerótica que resplandeció o tuvo su mayor auge ya a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX, o lo que muchos autores han llamado “Los Años Felices”, que desgraciadamente terminaron con el inicio de la Primera Guerra Mundial. Durante más de veinte años (1890-1914) tantos artistas plásticos como escritores, coleccionistas y mecenas se avocaron a redescubrir la sexualidad masculina, a reinventar el homoerotismo como forma de arte, como forma de vida. Muchos de estos personajes sin medir las consecuencias plasmaron en sus obras el amor entre hombres, el deseo homoerótico y al desnudo masculino lo “vistieron” de osadía, insolencia, descomedimiento y de exquisita indecencia, y en especial aquellos que usaron el lente como modo de expresión, dándonos un adelanto de los llamados Beefcake y un antecedente de toda la variedad de las publicaciones  de pornografía y erotismo gay.  

Vicenzo Galdi.

Anónimo.
Esos años intermedios que comprendieron el final de los victorianos y “los años felices” fueron también de estudios médicos y sociológicos sobre la homosexualidad, se empezaron a explicar desde un punto científico y social la existencia de los homosexuales, ya no se veía el hecho de la homosexualidad como un pecado sino como una enfermedad y como un defecto de la sociedad. Los artistas no se quedaron atrás, y tomaron la batuta para plasmar el cuerpo masculino desnudo, hablaron en sus obras de la homosexualidad, si bien pocos salieron del closet  y prefirieron permanecer ocultos dejaron un legado importante en sus trabajos, cito aquí a Cecile Beurdeley:

“Durante los años que precedieron la I guerra mundial, los homosexuales eran considerados ‘desviados’, cobardes, maricas, de pensamiento invertido o, en palabras del escritor francés Charles Louis Philippe, ‘ovejas de cinco patas” (la expresión francesa mouton una cinq pattes, señala una persona anormal o extraordinaria). Aunque novelistas psicológicos como Robert Musil, Thomas Mann y Marcel Proust representaron las ‘perversiones’ como una forma de la sociedad decadente, escritores como Stefan George celebraron los  diversos tipos de afectos Platónicos  para los muchachos, pero es realmente sólo después de la guerra de 1914-1918 que un pequeño número de intelectuales encontraron el valor para hablar y proclamar su homosexualidad." (4)


Todas estas imagenes son una pequeña parte de esa historia fotográfica “subterránea”, de aquellos “recuerdos” sexualmente explícitos que formaban parte de un gusto victoriano por la pornografía y la homosexualidad. Fueron muchos los escaparates, los colchones, y cofres bien cerrados que guardaron aquellas imágenes que nos llegan o sobrevivieron hasta hoy, y que con su destello sepia y su delicada morbosidad homoerótica siguen despertando “el divino monstruo encerrado en las braguetas”.

Referencias:
(1) Foucault, Michel. The History of Sexuality. – London : Penguin Books, 1976. – Vol. 1, p. 25.
(2) Laqueur, T.  The social Evil, the Solitary Vice and Pouring Tea // En :  Zone, Fragments for a History of the Human Body. – Feher, Michel, Naddaff, Ramona. y Tazi, Nadia, eds. -- New York :  Urzone, 1989. -- Volume 3, p. 337.
(4) Beurdeley, Cecile. L’amour bleu. – Kôln : Taschen, 1994. – p. 206.


Por Félix Esteves 

sábado, 25 de mayo de 2013

HOMOSEXUALIDAD MASCULINA EN JAPÓN HOY. Del deseo Yaoi hasta la Identidad Nipona del Amor entre Hombres.



A partir de los últimos cincuenta años el tema de la homosexualidad y de los derechos humanos y civiles de este colectivo ha sido motivo de controversia, y han sido mucho los estudios e investigaciones que se han realizado sobre la comunidad LGBT en todo el mundo. En ese sentido los Estados Unidos de Norteamérica y los países de Europa llevan la batuta y han conseguido un modelo a seguir por las libertades que han logrado para los miembros LGBT, de igual manera este proceso ha desarrollado identidades, que gracias a la globalización de los medios de comunicación, de la economía, el consumismo y el turismo, son modelos que han afectado la compresión de la homosexualidad en las sociedades donde tradicionalmente no ha habido ninguna noción de una identidad personal basada en el género de la elección de objeto sexual.

El modelo de vida homosexual americano y europeo a menudo se supone que es de alguna manera los modelos adecuados a seguir o adoptar para las lesbianas y los gays en otros países. Japón es un caso interesante debido a que es una cultura altamente moderna en su tecnología, por su desarrollo económico y social, pero al mismo tiempo por su forma tradicional de ver la sexualidad. ¿En qué medida entiende la tradicional cultura japonesa el deseo homosexual como lo entiende occidente? ¿Han sido influenciados los homosexuales y lesbianas del Japón por los modelos occidentales de identidad lésbica y gay?

Hasta hace poco, era imposible responder a esta pregunta, hace diez años, prácticamente no había información disponible en Inglés, francés o español sobre la homosexualidad en el Japón moderno, y sólo había un libro y un puñado de trabajos académicos sobre la tradición histórica de la homosexualidad masculina en la antigüedad. El libro en cuestión es de Tsuneo Watanabe y Jun'ichi Iwata, “The Love of the Samurai: A Thousand years of Japanese Homosexuality” (London : GMP; 1989) y entre los artículos tenemos el maravilloso ensayo de Paul Schalow “Kukai and the Tradition of Male Love in Japanese Buddhism” en la selección  o compilación de José Cabezón “Buddhism, Sexuality and Gender” (New York: State University of New York Press,; 1992).

En la actualidad, hay una serie de documentos bibliográficos que miran a la homosexualidad en el Japón moderno que van desde las biográficas, las perspectivas culturales, literarias o antropológicas que nos permiten conocer mejor la homosexualidad en el país del Sol Naciente, y en especial acerca de la homosexualidad masculina en el Japón contemporáneo para empezar a hacer contrastes interesantes con la comprensión de la homosexualidad en las sociedades occidentales. Desgraciadamente, a pesar de la novel información disponible actualmente, ciertos investigadores insisten en ver la homosexualidad en la sociedad japonesa a través de los ojos occidentales y evalúan  la situación que enfrentan las lesbianas y los gays, de acuerdo con los modelos occidentales de lo que significa ser “lesbiana” o “gay”. Por lo tanto la idea de este artículo es entender el “amor homosexual” y el “sexo homosexual” en la cultura popular japonesa de hoy día.

Hay que aclarar que la visibilidad de la homosexualidad en los medios de comunicación nipones, como los cómics, revistas femeninas, series de televisión, talk-shows, películas y ficción popular no han creado el espacio para que las personas LGBT salgan del closet. Sin embargo, las investigaciones reciente han demostrado, que la noción de “salir del closet” es vista como indeseable para la gran mayoría de los hombres gays y las lesbianas de dicho país, ya que implica imperiosamente la adopción de una postura de conflicto frente a los estilos de vida y las tradiciones, que muchos aún desee apoyar.

A veces para nosotros, los homosexuales occidentales, se nos hace difícil comprender las actitudes de los gays de otras civilizaciones, debido a la variedad de identidades sexuales que en occidente conocemos y aceptamos, mientras el mundo oriental aún no conceptualiza la palabra y mucho menos la reconoce como una identidad. Por ejemplo, la discusión de de la y sobre la “homosexualidad” es común en una amplia variedad de medios de comunicación japoneses, sin embargo, es casi imposible dar un contenido claro para cualquiera de los términos que se encuentran actualmente en uso, ya que tienden a confundir el deseo entre personas del mismo sexo con el travestismo y la transexualidad, tanto para hombres como para mujeres.

Aunque Japón ha tenido una amplia variedad de vocabulario para la descripción de los socios o parejas que participan en las interacciones homosexuales masculinas, algunos de los cuales datan de hace cientos de años, ha habido un marcado cambio en la naturaleza de estos términos en la época moderna.

Durante el período Tokugawa (1600-1867), el “Nanshoku”, a veces transcrito como “Danshoku” y que significa “erotismo masculino”, contenía una amplia variedad de términos para describir los socios involucrados en actos homosexuales, dependiendo de factores tales como la edad, su posición frente al Estado o condición social, la identidad de género y el contexto en que los hechos sexuales homoeróticos tuvieron lugar. Estos términos describen estilos sexuales o roles sexuales que las personas adoptan y no una identidad interior o esencia en la pareja sexual del mismo sexo. Se suponía que los hombres que a las mujeres parecen atractivos también podrían ser atraídos por un “Wakashuu”, literalmente “niño”, o por una “Onnagata” (onnagata o “mujer-forma “, es decir el hombre que toma la forma de mujer).  Por otra parte existió el término “Onnagirai (misógino) que se utilizó para describir a los hombres que prefieren no involucrarse sexualmente con mujeres.

Sin embargo, durante la rápida modernización de Japón en el período Meiji (1867-1912), esta comprensión de la homosexualidad como una “manera” o estilo de vida (Doo) de disfrutar del sexo comenzó a ser desplazada por los términos sexológicos occidentales como “Dooseiaisha” que es la traducción en caracteres chinos de “homosexual”  o literalmente persona del mismo que ama a las personas del mismo sexo, y que sugiere que el deseo homosexual era característico de un cierto tipo de persona: el homosexual.

No obstante, la difusión de esta idea en la sociedad era muy desigual y la expresión del deseo homosexual de hoy no significa necesariamente que una persona sea nominalizada como “homosexual” en términos de ese deseo. La concepción tradicional de la homosexualidad como un estilo en particular o “camino” de disfrutar el sexo sigue siendo ligeramente perceptible en ciertos textos de los medios que hablan de la homosexualidad como un “pasatiempo” o como dicen ellos   “Shumi” o una especie de “juego” Asobi / Purei.

El gran novelista Yukio Mishima en su novela “El Color Prohibido”  sobre el amor homosexual e la post-guerra, construyo un neologismo: danshoku-ka para referirse a los hombres homosexuales, aunque él también uso de la palabra “gay” en la novela en un capítulo  titulado “Gay Party” (1).  El mismo Mishima explica el origen de la palabra en la novela:
“-¿Dónde vas a pasar la Navidad?
-le preguntó ella.
-Me temo que debo ser fiel a mi mujer y pasar con ella por lo menos la noche de Navidad.”
… “Él tenía otro plan para la Navidad. Le habían invitado a una gay party en una lujosa mansión de las colinas de Oiso. Gay significa homosexual en la jerga norteamericana.” (2)

Sin embargo, en ese momento, “gay” existía como una palabra prestada como parte del término geiboi (gay boy), que significa o designaba a los chaperos o prostitutos  travestidos; de igual manera el término geiboi se utiliza en este sentido, en 1968 en la película de Toshio Matsumoto “Cortejo Funeral de las Rosas” (Bara no sooretsu). Esta película, protagonizada por el famoso actor travesti japonés Peter, está rodada en estilo documental y le da un interesante relato de finales de los años 60 la escena gay underground de Tokio, donde los hombres adultos “normales” mantienen relaciones con hombres transexuales jóvenes que trabajaban en el “Mizu shoobai” o comercio o negocio del entretenimiento.

En la actualidad, la homosexualidad en Japón está fusionada en gran medida con el travestismo y la transexualidad, debido a la importancia que tienen las personas transvestidas que aparecen en los medios de comunicación y el mundo del entretenimiento. Por lo tanto, los hombres homosexuales se entienden o se llaman “Okama” que literalmente significa olla, pero que en el argot gay japonés seria como “Loca” o “Queen”. El uso del término okama deriva del uso coloquial del término para referirse a las nalgas y por lo tanto con el sexo anal, que es considerado como el acto sexual definitivamente dedicado a los hombres homosexuales. Sin embargo, el uso de este término es muy libre y que puede ser utilizado para describir a un hombre que muestra todos los atributos transgénero. Por ejemplo, los hombres que trabajan  en el chat y que se hacen pasar por mujeres son llamados netto okama, aunque en este caso no existe una relación entre la adopción de un nombre de mujer y la atracción entre personas del mismo sexo.

Los okama se presentan regularmente en programas de televisión de comedia en Japón y también se puede encontrar en el Japón mizu shoobai donde sirven como animadores en Okama bares donde la mayoría de la clientela es predominantemente heterosexual masculina.

La idea de que la atracción homosexual implica necesariamente algún tipo de transexualidad o el deseo de ser similar o incluso llegar a ser lo opuesto al sexo biológico de uno está constantemente reforzado por los medios de comunicación japoneses que tratan sobre la homosexualidad y la transexualidad en el mismo contexto. Por ejemplo, es común ver grupos de rock o bandas musicales de jóvenes varones que visten muy afeminadamente o que son travestidos y no son necesariamente homosexuales. Los japoneses en la actualidad tienen muchas maneras de expresar su sexualidad, especialmente aquellas ligadas al amor entre el mismo sexo  y han inventado una serie de nombres, apodos, o denominaciones para describir sus gustos o formas de vida homoerótica, aquí tenemos algunos ejemplos:

Doseiaisha: Literalmente homofilia, dōseiaisha se utiliza en el sentido de homosexual. Aunque el término parece ser nativo japonés, de hecho fue importado al idioma japonés durante la era Meiji pero se originó del discurso médico alemán Magnus Hirschfeld, y es muy Utilizado principalmente en las discusiones sobre la homosexualidad masculina.

Gei: Homosexual.  Se ha abogado por algunos activistas como un término de  autorreferencia para homosexuales japonés. Aunque el término se deriva del término inglés “gay”, se utiliza sólo en los debates de la homosexualidad masculina en Japón. Hay sin embargo, algunos activistas que sostienen que esta terminología es demasiado occidental.

Homo: Homosexual. Más utilizado que el termino gay por los propios homosexuales japoneses que prefieren llamarse homo que gay. Homo se ha abogado por la mayoría de los activistas más liberales como un término autorreferencial.

Katai: activista homosexual que defienden los derechos homosexuales utilizando el discurso de la liberación gay y busca combatir la opresión de los homosexuales en la sociedad japonesa poniendo de relieve el carácter despectivo de los discursos de la heteronormativa sobre los homosexuales. Tiende a ser muy fundamentalista.

Nyuuhaafu: transexual de hombre a mujer o personas transgénero de hombre a mujer que han “salido del closet”  (kamu auto) y que trabaja en la industria del sexo (Fuuzoku).

Okama: ya explicado con anterioridad, literalmente olla y es una metáfora de las nalgas, okama se considera el argot homosexual japonesa equivalente de “Loca” o “Queen”. Algunos activistas consideran okama un término sumamente despectivo.

Onē-kotoba: El equivalente japonés de campo idioma, o inglés Polari. Se deriva de una parodia del lenguaje del Campeonato japonés. Katai activistas consideran onē-kotoba como uno de los factores de principio que conducen a la discriminación de los homosexuales en la sociedad japonesa, mientras que los activistas yawarakai lo ve como un lenguaje de empoderamiento.

Taipu: son las identidades individuales a través de figuras retóricas estereotipadas de personalidad, aspecto físico y la pareja deseada,  utilizado como una forma de identificación de uno mismo o de la pareja deseada.

Amaenbō Taipu: El tipo mimado. Este tipo se refiere a un hombre más joven que disfruta de ser mimado y malcriado.

Bishōnen: El muchacho hermoso. Derivado del anime, el bishōnen se considera hermoso y andrógino y se describe a menudo como lindo (kawaī).

Debu Taipu: El tipo Oso.

Fumajime Taipu: el gay irresponsable, o poco serio. Construido a través de añadir el prefijo de negación fu a la palabra majime  que significa serio, diligente u honesto.

Ikemen Taipu: El bombón. En el argot japonés es el joven guapo y “caliente”.

Imafū Taipu: El tipo de moda y que está en la moda, fashionista.  Tiende ser moderno, elegante y a la moda, es decir el metrosexual.

Jani(zu) Taipu: es el tipo de joven guapos que van desde los 14 años hasta los 25 años aproximadamente y son del tipo Idolo, como los grupos musicales de los ochenta como Menudo o Los chicos de la cuadra.  

Kawaī: jovenes tiernos, por lo general estudiantes de secundaria, con apariencia femenina o andrógina.

Nenpai Taipu: El anciano. Derivados de la nenpai japonesa, lo que significa ancianos/avanzado en edad, este tipo especifica quienes son mayores de 50 años de edad y se considera particularmente indeseables. Pueden hacer comparaciones con la frase inglés Dirty Old Man, ya que hay un elemento de lujuria en la conceptualización de este tipo.

Rīman Taipu: El empresario. De la sararīman japonesa,  derivada de las palabras inglesas “Salary” y “Man”. Este tipo es considerado como una subdivisión de los discursos de sensualidad y a menudo está vestida con ropa de negocios de cuello blanco y es un trabajador de la empresa. Este tipo se considera que es la representación de la sexualidad de la heteronormativa en Japón y una fantasía del homosexual común.

Sawayaka: el sensual. Sawayaka significa literalmente “fresco”, pero la connotación en la comunidad homosexual japonesa es para aquellos que son sexi, joven, musculoso, deportivo y de moda.

Supōtsuman Taipu: elde tipologia deportiva. El atlético que va al gimnasio y se viste por lo general con ropa deportiva de gym. Musculoso.

Toransusekusharu: transexual, o de las personas que quieren para cambiar su sexo biológico a través de una operación.

Toransujendaa: transgénero, o persona que se expresan a través del género opuesto a su sexo biológico, pero no quieren una operación.

Toransubuesutaito: travesti.

Yawarakai: activista homosexual liberal que defienden los derechos de los homosexuales en Japón utilizando cualesquiera formas de dirección y estilo, creen en la libertad de identidad y minimiza los aspectos discriminatorios del argot gay japonés.

Los hombres gays japoneses para definir su preferencia sexual se enfrentan a un problema cuando se trata de elegir un término para describirse a sí mismos, ya que la mayoría de los términos disponibles en la actualidad tienden a confundir la atracción homosexual con el travestismo y la transexualidad. Este problema se expresa claramente en el siguiente extracto de un panfleto de gran formato de una universidad japonés, escrito y distribuido por un estudiante gay en 1994:

“Antes de escribir mi primer mensaje, lo primero que tenía que pensar era como demonios debo llamarme a mí mismo” ... “La gente que lee mi primer mensaje probablemente se dan cuenta de que soy gay - que es Inglés, ¿no es así? Pero no hay una palabra en japonés. Por ejemplo, dooseiaisha es una palabra médica y tiene un matiz discriminatorio, ¿no es más bien como una persona enferma? Luego está la palabra homo, pero eso es demasiado Inglés y se usa en la televisión para burlarse de la gente. Tenía muchas ganas de usar la palabra gei en katakana. Pero”… “Respecto a gei , piensas en chicos geiboi y bares gay ¿no se obtiene la imagen de un hombre travesti? (3)

Es obvio que el japonés tiene una gran variedad de términos relativos que se refieren como "sexualidades queer” algunos nativos y otros tomados de Inglés. Sin embargo como dice el sociólogo británico James Valentin:

“La multitud de denominaciones en Japón para las sexualidades queer pueden sonar como si hubiera discriminaciones sutiles que se realizan entre los diferentes tipos de orientación sexual. Sin embargo, las surtidas categorías tienden a ser intercambiables.” (4)

Un caso también extraño de la visión de como se ve la homosexualidad masculina en Japón es el caso de la manga Yaoi (5), que es una forma de presentar a los hombres gay pero para el gusto femenino. El Yaoi demuestra el interés de las mujeres japonesas en las historias de amor homosexual masculinos, pero esto no es un fenómeno reciente, pero se puede remontar a la evolución de los cómics de las mujeres en los años 70. En el manga dirigido a “mujeres jóvenes” (así llamada manga shoojo ) el amor entre “Beautiful boys” o hermosos muchachos (bishoonen) ha sido un tema recurrente. Aunque estas historias son contadas con el formato “comic”, son claramente reales por la forma en que se profundiza sobre las relaciones amorosas homoeróticas y por la representación de las imágenes sexuales, las cuales despiertan actitudes sentimentales en sus lectores, principalmente mujeres niponas. Este género ha sobrevivido hasta hoy y sigue siendo de gran popularidad en el público femenino.

Si bien los hombres homosexuales japoneses tienden a no identificarse con los hermosos jóvenes en el manga Yaoi y que dicen que son invenciones de la imaginación de las mujeres. Un hombre gay entrevistado en la colección de historias de la vida gay de Yajima Masami dice que

… “estas imágenes tuvieron un efecto negativo sobre él cuando él los vio por primera vez en la escuela secundaria. Tenía la impresión de que los cómics de las mujeres que ‘ser homosexual significaba ser un miembro inteligente y hermosa de la élite’ y que los homosexuales ‘deben ser lindos y bonito.’ Como no era ni lindo ni hermoso, le preocupaba y se preguntaba ‘¿qué será de mí?’” (6)

Otro de los informantes de Yajima dice que

“Estaba familiarizado con la homosexualidad desde la infancia y aunque lo consideraba que se daba por sentado debido a su amplia representación en los cómics de las mujeres, las líneas de la trama le sugirieron que se trataba de una relación imperdonable pero hermosa.” (7)

Los personajes gays altamente idealizados y las intrigas y tramas de fantasía en los Yaoi por lo tanto, hacen muy poco para fomentar el sentido de reconocimiento o de la identidad de los lectores varones homosexuales. Sin embargo, estas representaciones no parecen haber afectado  la forma en que algunas mujeres japonesas consideran los gays reales. A partir de una serie de artículos en la revista femenina CREA en febrero de 1991, titulado "El Renacimiento Gay”, los medios de comunicación femeninos japoneses comenzaron a interesarse en la subcultura gay de Japón, que dio lugar a lo que desde entonces se ha llamado el  Boom Gay Japonés. (8)

Otro ejemplo de la visión de los medios de comunicación sobre la homosexualidad masculina es que en 1998 apareció en una revista japonesa  bajo el título de "Las mujeres que planean pasar una vida placentera con gays”, explica el interés de las mujeres no sólo en desarrollar amistad con hombres homosexuales, debido a que  las relaciones de cohabitación con hombres heterosexuales no tiene parecen tener buen resultado. En este artículo, y otros como él, se supone que los hombres homosexuales son radicalmente diferentes de sus contrapartes heterosexuales e incluso puede ser “mejores socios” para las mujeres. En una revista de gran tiraje nipona SPA, en un artículo del 18 marzo 1998, apareció un reportaje titulado “Yuujoo Kekkon”, es decir Matrimonios Amistad.

La fantasía femenina de vivir con un hombre gay se refuerza en cintas como “Okoge” (9), film escrito y dirigido por Takehiro Nakajima en 1992, donde la protagonista Sayoko, que es una mujer de carrera de mente independiente, se siente atraída por los hombres gay,  ella esta traumatizada con los hombres heterosexuales pues los asocia con el abuso sexual que recibió a manos de su padrastro. “kira kira hikaru” de 1992 (conocida en inglés como Twinkle) es otra película con una relación entre un hombre gay y una mujer heterosexual. En esta cinta se narra la existencia de un “matrimonio de camuflaje” para escapar de la intensa presión de los familiares y colegas para casarse. Después de una serie de traumas emocionales que surgen cuando el marido es marginado por su familia política, es evidente que, efectivamente, se han enamorado y deciden continuar como una pareja casada, aunque haciendo espacio en su relación para dar cabida al novio del marido. Tanto en “Okoge” como en “Kira Kira hikaru” se muestran a los homosexuales como los hombres  ideales para las mujeres, ya que les pueden brindar la clase de amor que ellas quieren, el aprecio y respeto que les fue negada por los hombres heterosexuales. Sin embargo, no quiere decir que los protagonistas gays se convirtieron en heterosexuales.

El problema de estas películas es que muestran el lado o la visión femenina del ideal del hombre gay como esposo o marido, pero los hombres gays japoneses pocas veces se ven identificados con los personajes. Por lo tanto dichos film y artículos de revistas que sugieren las parejas entre mujeres y hombres gays son simples fantasías.

Para las mujeres niponas el amor es casi una abstracción, o mejor dicho, el amor en la cultura japonesa es una abstracción y la occidentalización es la que ha llevado el termino tal y como lo conocemos al País del Sol Naciente, no obstante han sido los homosexuales los que han florecido la palabra amor con igualdad, es decir amar al otro como un igual, y para la cultura japonesa completamente machista, las mujeres ven esto como una forma de amor verdadero que no puede ser realizada por un hombre heterosexual, tal como  lo afirma la activista lesbiana   Sarah Schulman que le dijo una mujer japonesa:

“Las imágenes que tenemos de la homosexualidad masculina es la única imagen que tenemos de los hombres que aman a alguien como a un igual. Es la clase de amor que nosotras queremos tener” (10)

Por otra parte, en Japón se cree enormemente que los homosexuales son siempre limpios, que llevan siempre ropa de moda, que sus apartamentos siempre están limpios y arreglados, igualmente los medios de comunicación de Japón constantemente reiteran la idea de que los hombres gay son sustancialmente diferentes de los hombres heterosexuales y que se asemejan más a las mujeres, tanto en su aspecto y como en su sensibilidad.

Sin embargo, cuando uno mira a los medios de comunicación japoneses gays sugiere que, con respecto a sus actitudes hacia el sexo y sus relaciones con las mujeres, los hombres gays japoneses tienen mucho más en común con los hombres heterosexuales, y las representaciones idealizadas de las mujeres de los hombres homosexuales tienden a ser rechazadas por los propios hombres gay. Después de todo, los hombres gay se caracterizan por su amor a los demás hombres, no por las mujeres. Un hombre en la colección de historias de vida de Yajima articula los sentimientos de muchos de los hombres gays a los que he hablado, cuando dice que

…“el boom gay es realmente acerca de las mujeres japonesas” ... “y son la construcción de una fantasía que niega las distorsiones y protervas influencias sobre ellas por una sociedad altamente patriarcal” (11)

Los japoneses  ven a la homosexualidad masculina con simpatía, aunque poco realista, y  en especial en los medios de comunicación femeninos, pero en general, cuando se prevé una corriente principal, el hombre homosexual sigue representado en términos “femeninos” y la homosexualidad en vez de verse a través de términos de simpatía se ve de forma irónica o burlona. Por ejemplo en la televisión, en particular, el hombre homosexual es representado como un okama, es decir travestido y un personaje cómico.

La televisión japonesa le encanta presentar una gran variedad de programas en vivo detallando las cosas sorprendentes o eventos y los Okama se ofrecen a menudo en estos programas, ya sea como sujetos de investigación o como invitados al estudio. Sin embargo, cuando aparecen lo hacen sólo para ser expuestos para burlarse o para que el público se ría. Por ejemplo en un programa de televisión de debate donde supuestamente se discutía la homosexualidad se invitaron varios exponentes extranjeros, pero la mayoría eran de países donde es penalizada la homosexualidad y eran homofóbicos, y el otro grupo era de Okamas japoneses, el programa, titulado "¿Los homosexuales deben ser asesinados?”; por supuesto el programa fue un zafarrancho de burlas hacia la homosexualidad y hablaban de ella como una enfermedad.


Toda esta visión de la homosexualidad en el Japón tiene una razón, y es que a  finales del siglo XIX, la exposición de Japón al pensamiento occidental, incluida la sexología, y el deseo de los nipones de mostrarse abiertos y proclives a tales civilizaciones, han influido notablemente en la consideración de la homosexualidad, tanto por parte del Estado japonés como por la propia población en general. A pesar de esto, la homosexualidad como acto sexual, es decir, no como identidad o forma de vida, contrariamente a lo que sucede en Occidente, en Japón el sexo no se entiende en términos morales, sino en términos de placer, posición social y responsabilidad social. Aunque las actitudes modernas hacia la homosexualidad han ido cambiando, esto sigue siendo verdad en la actualidad, con respecto a lo anterior la antropóloga estadounidense Jennifer Robertson señala

… “siempre y cuando las prácticas sexuales de un individuo no interfieran o cuestionen la legitimidad de las instituciones hermanadas del matrimonio y la familia, la sociedad japonesa tiene la capacidad” … “y en especial en los varones”… “de reconocer una diversidad de comportamientos sexuales” (12)

Esta tolerancia se extiende incluso al sexo homosexual, lo cual, aunque no es que se acepte tal como parece, esta fácilmente disponible en Japón, donde no existe una legislación relativa a las relaciones sexuales entre hombres o sexo entre mujeres. Por lo tanto, muchos hombres gays japoneses resisten la noción occidental de “derechos de los homosexuales”. Para la mayoría de los hombres gays japoneses la homosexualidad es muy personal, y opinan que como el sexo homoerótico es algo íntimo que no puede incluirse como una forma social y no lo ven como una forma de la liberación gay.  El antropólogo holandés Wim Lunsing ha argumentado:

“La sexualidad no se piensa tanto en términos de lo que está bien o mal, tal como es en el contexto angloamericano, sino más bien como un juego, algo que la gente puede participar si desean hacerlo. La falta de sanciones religiosas y jurídicas contra la expresión sexual fuera del matrimonio, no vaginal por parte de los hombres, entonces, quiere decir que la sexualidad no sea fácil de politizar.” (13)

A pesar de las referencias frecuentes y generalizados a la homosexualidad masculina en una variedad de medios populares japoneses, ninguna de estas representaciones muestran realmente los hombres gays nipones. Casi no hay debate en los medios japoneses acerca de la homosexualidad como una “identidad” específica o “estilo de vida”. Sin embargo, en comparación con los EE.UU., hay poca hostilidad abierta en los medios dirigidos a los homosexuales. El caso del programa “¿Los homosexuales deben ser asesinados?” es un caso aislado, muy poco frecuente, en Europa y Estados Unidos la hostilidad hacia la comunidad LGBT es más intensa, no solo en algunos medios sino también por la misma iglesia católica y protestante que son un pilar de la cultura occidental.

En realidad la homosexualidad es vista desde la perspectiva cultural japonesa como una novela de fantasía para las mujeres o en un elemento básico de la comedia de televisión. Para los nipones la homosexual no es un problema social ni mucho menos un problema moral. Para los habitantes del Pais del Sol Naciente las relaciones homoeróticas o las relaciones románticas entre hombres que son “más pura” que las que existen entre los hombres y las mujeres.

Con esto no estamos diciendo que Japón es sin duda es un paraíso para los hombres gays, pues como nosotros vemos la homosexualidad ellos no la ven, como las identidades tan comunes en occidente. No podemos negar que existen ciertas contradicciones entre tradición y modernidad, cultura y transculturización, pero el deseo de ser gay en el sentido occidental no es el mismo que el sentido de ser gay en Japón. La historia de la discriminación en Occidente frente a la japonesa es muy diferente, por ejemplo los nipones jamás se enfrentan a un despido por ser gay, o se ve a alguien encarcelado por ser gay, además no existe el concepto religioso de la homosexualidad como un vicio.

El hecho es que la “homosexualidad” en Japón no se construye como antisocial, anticristiana, anti-familia, como se ha convertido o significado por mucho tiempo en nuestros países occidentales bajo la presión de la heteronormativa y de los diferentes grupos conservadores, por lo tanto  la aceptación gradual de las lesbianas y la vida gay en Japón pueden ser alcanzados sin la animosidad, la lucha y el pánico que ha ocurrido en los países de occidente.

Lo que el futuro le depara a los hombres gay y las lesbianas en Japón es difícil de predecir. Solo ellos lo saben. Es una lucha muy de ellos por su forma tan singular de pensar, no podemos negar que la influencia occidental es importante para tal cuestión pero su pensamiento dicta mucho de los nuestros, su forma de mirar las identidades sexuales son muy diferentes, aunque para mi ser gay es lo mismo en Caracas que en Madrid o en New York o en Tokio, o en Bombay o Melbourne,   lo que varía son las miradas de los otros que pueden observar con total indiferencia, con simpatía o como pasa en muchos casos con odio.

Referencias:

(1) Mishima, Yukio. Gay Party // En : El Color Prohibido / Madrid : Alianza Editorial, 2009. -- p. 145-151.
(2) Ibídem. – p. 145.
(3) McLelland, Mark J. Male Homosexuality in Modern Japan: Cultural Myths and Social Realities. – Richmond : Curzon Press; 1999. -- p. 34.
(4) Valentine, James. Pots and Pans: Identification of Queer Japanese in Terms of Discrimination // En : Queerly Phrased: Language, Gender and Sexuality / A. Livia and K. Hall, editors. – Oxford : Oxford University Press, 1997. -- p. 108.
(6) Masami, Yajima. Dansei dooseiaisha no raifuhisutorii. -- Tokyo: Gakubunsha, 1997. -- p. 307.
(7) Ibídem. -- p. 176.
(8) McLelland, Mark J. Japan’s Original Gay Boom // En :  Popular Culture, Globalization and Japan, Allen, M, and Sakamoto, R. Editores. --  New York : Routledge, 2006.—p.  159-173.
(10) Schulman, Sarah. My American History: Lesbian and Gay Life During the Reagan and Bush Years. -- London: Cassell, 1994. -- p. 245.
(11) Masami, Yajima. Op. Cit. – p. 175
(12) Robertson, Jennifer. Takarazuka: Sexual Politics and Popular Culture in Modern Japan. -- Berkeley : University of California Press, 1998. -- p. 145.
(13) Lunsing, Wim. Japan: Finding its Way // En : The Global Emergence of Gay and Lesbian Politics: Nationwide Imprints of a Worldwide Movement / Barry Adam, editor. --  Philadelphia: Temple University Press,  1999. -- p. 316.

Por Félix Esteves

miércoles, 22 de mayo de 2013

RICHARD PHIBBS... la belleza de la brutalidad masculina o la transfiguración de lo feo y lo bello.




Para Richard Phibbs todo lo mirado por su lente tiene siempre consigo lo que podríamos denominar posibilidad estética o potencia estética. Así lo que consideramos feo, brutal o simplemente esperpéntico bajo la mirada escudriñadora de Phibbs y su poder para congelar su objetivo, se convierte en bello, divino y deseado. Richard Phibbs revela y descubre a través de su juicio estético los elementos de belleza del sujeto/objeto.



La brutalidad de la belleza masculina es así una experiencia placentera, el sudor, la bestialidad de la lucha cuerpo a cuerpo, la violencia de los músculos en pugna se hacen estímulos que nos llenan de una divina espiritualidad y que satisfacen los sentidos.



Si bien lo feo es la antítesis de lo bello, Phibbs nos hace creer lo contrario a través de una serie de fotos que nos muestra aquellos elementos muchísimas veces aborrecidos para despertar en nosotros los valores  de la belleza masculina. También hay que agregar que si bien la belleza y lo feo es según la mirada del observador, el artista tiene el poder de transformar o configurar lo feo en bello y viceversa. Phibbs lo sabe bien y a través de su arte transmuta, transfigura, conmuta y desdibuja lo feo para darnos u ofrecernos lo más bello de su sujeto/objeto fotografiado.

“La atracción por lo feo se muestra en la abundancia de sinónimos: horrendo, desagradable, monstruoso, odioso, espantoso, fétido, sucio, repelente, vil, deforme, repugnante o antiestético.” (1) O “La historia de la fealdad es decididamente más interesante que la historia de la belleza” (2) nos dice Umberto Eco; no obstante, Phibbs a través de su fotografía nos hace ver que lo feo puede sugerirnos lo contrario, y es que la “deformación virtual” que logra Richard Phibbs con su lente nos alimenta el espíritu.



En la selección de fotografías de Richard Phibbs que les regalo este artículo se autentifica lo dicho por Rosenkranz en su libro “Estética de lo Feo” cuando escribe que “Lo bello, como el bien, es un absoluto; lo feo, como el mal, es un relativo. Que lo feo sea tal lo demuestra el hecho de que es comprensible sólo con relación a lo bello.” …“el valor estético de lo feo, como contraste para resaltar la belleza.” (3) Pero cuidado, Phibbs antepone o prefiere plantarnos en esos sujetos/objetos relativamente feos elementos de belleza propios de ellos que se multiplican o se hacen visibles gracias a la agilidad del artista en utilizar la luz, la sombra, o la facultad de atrapar en un instante la belleza de lo no bello.




Phibbs con el poder de su cámara ha logrado que la belleza de la brutalidad masculina, o lo feo de la bestialidad de la masculinidad conquiste una vez más el gusto popular, Phibbs juega con la ambivalencia de lo bello y lo feo, convirtiendo lo feo en el lado más puro y deseado de la forma masculina.




Richard Phibbs otorga una visión artística a cada una de las fotografías que toma, tanto sus trabajos dedicados a la publicidad, en revistas como en sus trabajos personales. El artista ha realizado campañas de publicidad para Goirgio Armani, Ralph Lauren, Calvin Klein, Nautica, The Gap y auncios de televisión, también ha publicado sus trabajos en Vanity Fair, GQ, Esquire y el New York Times Magazine.

Si quieres conocer más sobre su trabajo visita su página web:



Referencias:
(2) Ibidém.
(3) Givone, Sergio. Historia de la Estética / Madrid : Tecnos, 1990. -- p 86.

Por Félix Esteves

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