Carlo Carrà (Quargnento 1881 – Milán 1966) fue un pintor italiano líder del movimiento Futurista y más tarde uno de los más grandes exponentes de la pintura Metafísica junto con Giorgio de Chirico, y que yo creo que es su mejor período.
A muy temprana edad se marcha del hogar y consigue trabajo como decorador de murales, más tarde viaja a Paris donde decora varios pabellones en la Exposición Universal de 1899. Parte para Londres luego, donde conoce a varios anarquistas y en 1910 se adhiere al movimiento Futurista bajo la mano y protección de Humberto Boccioni.
En la serie de pinturas metafísicas, fechadas entre 1916 y 1921, la misteriosa sencillez de las cosas ordinarias que son protagonistas en sus obras, un simple plato, un balón, cualquier objeto común y corriente adquiere un encanto poético y una trascendencia casi mística. La pintura metafísica de Carrà surge por el simple deseo de explorar la vida interior imaginada de objetos vulgares y comunes cuando se los representa en los contextos en los cuales ellos no son habituales, es así que en esta pintura, una realidad ilógica parece creíble o da paso a una lógica alternativa. Carrà utiliza la técnica y el estilo realista para pintar imágenes oníricas e idealizadas de los objetos habituales, así estos objetos cobran vida y poesía, llevando la realidad física a un mundo inconsciente, Carrà sin darse cuenta abre el camino a los movimientos Dadaístas y Surrealistas.
Por Félix Esteves
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