domingo, 23 de mayo de 2010

BELLEZA, DESNUDO Y ARTE

La Creación de Adán. 1511. Fresco. Miguel Angel. Capilla Sixtina


El hombre desde que dejo de ser un primate empezó a ufanarse de su desnudez. En la antigüedad la belleza se formulaba en términos absolutos, lo bello era bueno y lo bueno terminaba siendo bello. En la actualidad la belleza es relativa y responde más al ojo del observador, un espectador que esta limitado inconcientemente por la cultura o condicionado a las preferencias idiosincráticas. Sin embargo, las diferentes culturas tienen algo en común: el deseo hacia la belleza, y es que la belleza nos permite decir “No” a la autocensura, la belleza reconforta, estimula y embriaga. Cuando nos encontramos frente a lo bello desactivamos el cerebro crítico temporalmente, no pensamos, no reflexionamos sobre la belleza y nos entregamos en su totalidad a ella.

Karen Finley, Actriz. (Año?). Fotografía. Annie Leibovitz

Esa reacción ante la belleza no es más que un truco del cerebro, no una profunda reflexión. La mente humana ha evolucionado para resolver problemas cruciales para la supervivencia y a la reproducción y a pesar de los cambios y caprichos de la moda siempre existirán parámetros eternos de lo bello que son similares en todas las culturas, porque la belleza es una de las formas de perpetuación de la vida, y el amor a la belleza esta profundamente enraizado en la biología humana.


El hombre idolatra su imagen y la ha reflejado en el Arte desde su comienzo, una vez aceptada la perfección y la belleza de la forma humana, los artistas se adueñan de ella para describirla y explicarla. ¡Y qué más bello y perfecto que el cuerpo humano desnudo! El desnudo humano es bello y en sí mismo un objeto de deseo, donde la vista se detiene con agrado y que nos complace ver representado. El desnudo es una forma de arte, no es un tema de arte. El cuerpo no se puede convertir en arte por simple transcripción directa, hay que idealizarlo, volverlo exquisito, y fue durante la Grecia de Platón y Sócrates donde la perfección del cuerpo humano se convirtió en un ideal. Los griegos estaban convencidos de que el dios Apolo era como un hombre perfectamente bello, y esa belleza se ajustaba a determinadas leyes de la proporción, donde participaba la divina belleza de las matemáticas. No obstante estos primeros apolos o desnudos eran rígidos, casi rituales, y es en el año 480 A.c. cuando aparece el cuerpo perfecto humano representado en el Efebo de Kritios (Fotografía de la Izquierda), el escultor plasma en esta figura de mármol no solo las proporciones exactas, en su obra logra captar la intensidad de los músculos y sobre todo su sensualidad, con esta escultura el desnudo empezó asumir la perfección geométrica, la necesidad intelectual ligada a la sensibilidad y a la emoción: apareció el Erotismo.

Desnudo con collar de corales. 1910. Oleo/Tela. Augusto Macke. Col. Privada


Todo desnudo debe despertar en el espectador algún vestigio de sentimiento erótico, sí no es así, entonces estamos frente a un arte malo y una falsa moral. Por lo tanto el desnudo como forma de arte debe levantar en el espectador el deseo de abrazar, unirse a otro cuerpo humano en su forma más pura, así como otros sentimientos u otras vertientes de la experiencia humana. Tal vez haya sido ésta forma de arte más polémica, controvertida y discutida de la historia de las artes. Hoy en día a nadie en su sano juicio se le ocurriría escandalizarse por la contemplación de un cuerpo humano desnudo. No tendría sentido sentirse ofendido, impactado o herido en la sensibilidad por ver a los seres humanos tal y como somos, sin ropas ni otros aditamentos. Otra cosa distinta sería la contemplación tendenciosa, pecaminosa o concupiscente de estos cuerpos, en este caso estaríamos ante una previa malicia, obsesión sexual o prejuicio injustificado por parte del contemplador. La verdadera fealdad no está en el cuerpo sino en el interior y nuestros cuerpos son como son, unos más estéticos y otros menos, pero siempre habrá alguien que encontrara la belleza en ellos.
Por Félix Esteves

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