Se yerguen en la planicie de sus sabanas
como las lanzas rojas de sus guerreros
como los cuellos altos de sus jirafas
tan fuertes como los baobab que crecen
con el ardor de sol sobre sus espaldas.
Corren felices como gacelas enamoradas
se ríen como locos con sus sonrisas de hiena
que a todos en la selva y maleza contagian.
Son garzas multicolores que sobrevuelan
los lomos de los antiguos elefantes
que adornan el pico nevado del Kilimanjaro
y sobrepasan el desierto y sus aires dorados.
¡OH Dioses que yacen en su suelo!
¡OH Dioses que lloran en su cielo!
Tantos años de esclavitud y de colonia
tantas lágrimas en su historia derramadas.
Son diamantes profanados
son miles de marfiles mutilados
cuantas cabezas de leones colgadas
cuantas mujeres en las guerras ultrajadas
cuantos hombres con sus manos amarradas
cuantos niños con sus labios quebrados
y sus ojos llorosos como luceros olvidados.
Dioses que cantan en yoruba
que recitan sus poemas en suajili
que susurran el amor y la muerte
con sus lenguas cantarinas y sonoras
como los tambores y sus balafones.
Dioses de alma blanca
Dioses de corazón de alba
Dioses que nos dieron a Mandela
Dioses que nos regalaron a Soyinka
y a muchos buenos poetas
y a tantos hombres de alma santa.
Dioses que nos dieron sus voces oscuras
para deleitarnos con su música africana
que se oye a lo lejos de una noche negra y estrellada
negra como sus pieles y sus almas puras
negra como sus manos preñadas de esperanzas
porque aunque a Dios lo pintan con su cara blanca...
¡Negros son los Dioses de mi África!
Por Félix Esteves
No hay comentarios:
Publicar un comentario