EL ÁRBOL DEL DESEO.
Donde crece tu hombría
allí libare yo.
Dormiré en tu pecho
que se me ofrece como el cáliz
de una mágica flor.
Acostado y abrazado a vos
escucharé tus latidos
que son de tu amor su voz.
Y cuando termine el ardor
y te marches como el aguila errante
de este nido que te ofrezco yo
dulce será mi vida
dulce y grata como el fruto del melocotón
porque colgare aquellos recuerdos
bajo el capullo que florece
del árbol del deseo
sembrado por los dos.
LA ÚLTIMA NOCHE.
Madrugo en ti
como anocheciste
ayer sobre mí.
Un rubio cabello
que se cuela por la ventana
nos avisa que es hora de partir.
Cerramos los ojos
que las pupilas engañadas
crean que la sibarita luna
aún esta allí.
Para que tu escultor de la noche
cinceles tu amor otra vez sobre mí.
Que yo estaré cargado de colores
y mi pincel presto... deseoso
para pintar la madrugada
de nuevo sobre ti.
Que se prolongue la noche
que la luna se emborrache
con nuestros besos de anís
que me muero por tenerte
y que fallezcas abrazado a mi.
Por Félix Esteves
Exquisitos poemas
ResponderEliminarEs un deleite leer tan intensos y bellos poemas,me conmovieron de verdad y es más gustoso el poder leerlos en tu blog que siempre es un placer ver y consultar.
ResponderEliminarShalom.
No es por nada, pero la poesía no es lo tuyo.
ResponderEliminarVamos, que no.
Pero gracias por mostrarnos a Wes Hempel.