OFELIA. 1851 John Everett Millais. |
Flota tu cuerpo inerte sobre la cetrina agua
náyade inmóvil de mirada de estatua antigua
de pensamiento frágil, tu belleza no mengua
sobre el cristal acuoso de tu violento reposo.
Estas allí con los brazos abiertos como flor de loto
con la mirada ciega, con el silencio perdido y roto
por tu último grito que reverbera en el absoluto
del juicio de tu amado Hamlet, ahora loco.
El agua te baña, te limpia de las impurezas del reino
ahora eres más casta y libre como el rayo argentino.
Eres la estrella desquiciada por su triste destino
de muchacha ingenua de corazón de blanco lirio.
Mil mariposas se posan en tu rostro alabastrino
creyendo que es una flor que ha surgido del agua
son los besos de un orate que desde el infinito
aún te ama a pesar de su duda ciega y su delirio.
Por Félix Esteves.
Sobre la Obra OFELIA de John Everett Millais.
John Everett Millais Southampton, 1829-Londres, 1896. |
John Everett Millais con apenas veintidós años eligió concretamente el tema del suicidio de Ofelia, ésta aparece flotando en las tranquilas aguas de un rio o pozo, sosteniendo unas flores en una de sus manos mientras que las guirnaldas con las que se había engalanado flotan sobre su cuerpo.
El artista pasó varios días junto a un río pintando para poder retratar con exactitud las flores y plantas de sus márgenes y alrededores en un laborioso y concienzudo trabajo de observación, haciendo gala de uno de los principios artísticos fundamentales ya comentados de los Prerrafaelitas, la rigurosa fidelidad a la naturaleza. También ejemplo de este interés por la fidelidad llevada al máximo extremo es el hecho de que la joven que posó como modelo de Ofelia, Elisabeth Eleanor Siddal, pintora, poetisa y arquetipo estético del movimiento, lo hacía sumergida en una bañera vestida con un traje de época. En esta obra, Millais consigue captar y reflejar el momento del tránsito de la vida a la muerte de la joven mientras ésta flora en el agua mansa mientras de su boca casi puede apreciarse como escapa el último aliento, dándole a esta singular y hermosísima obra toda la sensualidad contradictoria existente entre la belleza y la muerte.
Millais se desenvuelve sin problemas en este período romántico, en las calidades y maneras típicas del género histórico del XIX y vaticina sensibilidades posteriores, como el simbolismo y el modernismo.
Por Félix Esteves
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