Bruce Weber es uno de los más famosos e influyentes fotógrafos del mundo de la estética y la moda de hoy día, es a él quien se debe la incorporación del modelo masculino tal como la vemos en la actualidad. Su forma de presentar la belleza masculina le abrió las puertas de las grandes casas de modas y su original mirada atrajo la atención del publico cambiando la forma de ver la moda, no sólo desde el punto de vista del marketing y la publicidad, sino también incorporó al colectivo la imagen homoerótica, y volvió a formalizar la figura y belleza masculina como objeto de arte y como objeto de deseo.
El fotógrafo no sólo logro una nueva estética publicitaria, sino también reinvento el icono homosexual gracias a modelos atléticos, Bruce Weber tomo la esencia del ideal de la belleza masculina de los antiguos griegos y lo llevo al postmodernismo.
Su estética personal esta caracterizada por reflejar unas cuidadas tonalidades grises para la piel blanca (lo que llamo la petrificación del hombre) la simetría de caras esculpidas y un modelo bastante clásico (greco-romano), así el modelo o joven fotografiado por Weber se convierte en estatua griega, en piedra esculpida por el lente del fotógrafo, dando como resultado un nuevo Apolo: El Dios Posmoderno.
Mientras la multitud deliraba y las casas de modas se rendían frente al trabajo y las bellas imágenes de Bruce Weber, muchos detractores y conservadores condenaron su trabajo y lo tildaron de pornógrafo, machista, y racista, además de acusarlo de perpetuar las imágenes fascistas de Leni Riefenstahl (fotógrafa del Nazismo) cuando en verdad lo que se ocultaba tras tales ataques y reprobaciones era el rechazo a la visión homoerótica que Weber recobraba tras siglos de monopolio del cuerpo femenino, acuérdense que el primer ideal de belleza fue el hombre, con el cristianismo surgió la imagen mariana y con ella el ideal de pureza y de la belleza femenina que se impuso hasta finales del siglo pasado.
El trabajo fotográfico de Weber esta caracterizado también por su componente monocromático, su predilección hacia el blanco y el negro, aunque también trabaja con color, pero tal vez lo que más caracteriza su esteticismo es el componente erótico y sensual pero al mismo tiempo fresco y sin ningún tipo de tensión, a lo natural, así las poses de los modelos parecen surgir de la nada, de su propia naturaleza erótica.
La obra de Bruce Weber esta fuertemente influenciada, además del arte grecolatino y la pintura renacentista, por la fotografía de Wilhelm von Glöden. Sus jóvenes modelos son ubicados en el espacio con la misma sutileza que los pretéritos ragazzi de von Glöden, con la diferencia que ya no son “faunos” o “pastores”, ni el fondo son los bellos escenarios de la antigua Taormina, los jóvenes de Weber se mueven en paisajes más urbanos, y cuando son fotografiados en exteriores naturales reflejan en sus bien construidos cuerpos las necesidades del hombre urbano y sus fetiches, y la vitalidad de los hombres de las grandes ciudades.
Por Félix Esteves
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