miércoles, 4 de mayo de 2011

ALEXANDER MCQUEEN: La fantástica y luminosa oscuridad de la Moda... al servicio del Arte.

El Metropolitan Museum of Art organiza cada año una gala con motivo de una exposición monográfica, este año la elección ha sido el diseñador de modas fallecido en marzo del año pasado Alexander McQueen. La exposición del MET, que abrió sus puertas este lunes 2 de mayo fue bautizada con el nombre de ALEXANDER MCQUEEN: SAVAGE BEAUTY, e incluye alrededor de cien creaciones del diseñador. Pero no voy hablar de la muestra ni de lo que paso en su fastuosa inauguración, simplemente porque no fui (¡que más quisiera yo!), voy hablar en sí de la obra artística de este Dios que cambio la forma de ver y llevar la Moda, y el diseñador que mejor supo definir la transposmodernidad, el ahogo de las vanguardias y el aburrimiento de la sociedad atrapada en las directrices agotadas de la posmodernidad.




Alexander McQueen fue un diseñador extremadamente dramático, onírico, exageradamente barroco y oscuramente hermoso. Su mágica locura lo llevo a diseñar propuestas tan dramáticas que parecían salir del gótico, no obstante su poesía era excepcional, sublime e insuperable. Alexander fue siempre fiel a su ideal y nunca transo su arte con el compromiso comercial.




Si algo define “La Moda McQueen” es la innovación, la locura, la teatralidad, la transgresión y la Fantasía; sus creaciones a veces imposibles de usar, eran perfectamente confeccionadas, y parecían más hechas para el mundo del teatro y el cine de ciencia ficción o fantástico. Toda esa cosmogonía era producto de su brillante y atormentada mente ligada a sus estudios en Central St Martin School of London, su experiencia como costurero y sastre en Sabile Row Street y su experiencia en Givenchy.




McQueen supo crear sin restricciones un mundo transgresor y divino donde el tiempo no existía, mezcló, aleó, conjugó, fusionó estilos hasta ahora disímiles y que parecían nunca convivir; tomó el pasado y el futuro e hizo el “Hoy y el Ahora” para “Siempre”. En sus colecciones yace lo sacro, lo omnipotente de las formas medievales y renacentistas con la poética del siglo XXI y todo su mundo tecnológico.




Su obra artística nos trasmite la desesperada búsqueda del hombre que se inquieta por la incertidumbre del futuro, de lo incierto del cosmos y que busca su refugio en las definiciones más oscuras – en el buen decir y sentir de la palabra - del pasado sin olvidar su camino o sus pasos en la transposmodernidad. Sus creaciones además de definir toda su frenética y delirante cosmogonía era técnicamente prolija y exacta, a diferencia de muchos diseñadores que se ciñen exclusivamente al diseño, Alexander McQueen poseía la “magistralità”  del manejo a la perfección de patrones estructurados arquitectónicamente, reinventando la silueta, haciendo realidad sus modelos  y llevando su onirismo a la palpable de la artesanía.




Alexander McQueen nos dejo el año pasado en uno de los gestos más humanamente desesperados del hombre como es el suicidio, sin embargo nos legó un mundo de luces en sus “sombríos y neogóticos” diseños. Su obra fantástica fusión de la novedad estudiada (no improvisada) y la belleza de tiempos pasados pero más heroicos nos embruja y nos dice a gritos que la moda no sólo es producto de una putrefacta industria o del decadente “Fashion Sistem”, la moda hecha por Alexander McQueen es ARTE y nada más.




Por Félix Esteves

2 comentarios:

  1. ES BARBARO SU ESTILO Y LA IMPRONTA QUE NOS HA DEJADO.

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  2. Que en paz descanse. Hay que seguir su legado e implementar cosas nuevas y asombrosas.

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