domingo, 29 de mayo de 2011

ARIEL SIGLER AMAYA: La historia de un valiente cubano y su lucha por la libertad.

Ariel Sigler Amaya después de ser liberado

Ariel Sigler Amaya era un joven deportista, atlético, profesor de Educación Física y que practicaba el boxeo de aficionados. Pero para desgracia de él, de su familia y de los amantes de la libertad cayó en las garras del régimen castrista por su oposición a la bárbara represión que mantiene a Cuba en una de las más atroces y largas dictaduras de la historia de la humanidad.

Aquel muchacho alto y fornido rápidamente se convirtió en un despojo humano, sólo comparable a las “terribles hazañas” que Hitler logró con sus campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, o Dachau, o a las cárceles del monstruo de Stalin en Siberia y a los temibles Gulag que horrorizaron a los soviéticos y que los mantuvo mudos por mucho tiempo.

Ariel sin embargo no perdió sus sueños libertarios a pesar que terminó en una silla de ruedas sin esperanzas de caminar y que su madre la Dama de Blanco Gloria Amaya muriera pidiendo al dictador y a sus lacayos por la liberación de su hijo.

Ariel que a los once años ya era un campeón de boxeo en su pueblo de Matanzas, estudió su licenciatura en Cultura Física con el esfuerzo con que lo hacen miles de cubanos. Ya graduado trabajó en diferentes escuelas en el campo y viendo la triste realidad de los desastres castristas, decide denunciar públicamente la separación de los niños de sus padres, así como el adoctrinamiento político a la cual son sometidos los infantes.

En la imagen se muestra el antes y después de ser encarcelado y ser sometido a la barbarie penitenciaria del
régimen carcelario castrista.
Debido a su valentía y después de varios enfrentamientos verbales con la administración y el Partido Comunista a causa de su actitud contestataria, fue expulsado de la escuela donde ejercía su profesión de docente. Desempleado se vio en la obligación de trabajar en diferentes labores muy por debajo de su calificación profesional, pero eso no lo amilano, con la seguridad de los pocos hombres buenos y honrados Ariel siguió protestando y luchando por el cumplimiento de los Derechos Humanos en su amada Cuba.

La policía política comenzó a acecharlo arrestándolo en múltiples ocasiones, así como profiriéndole amenazas de todo tipo. El 16 de noviembre de 1996 fundó junto a otras personas, entre ellas el conocido prisionero de conciencia Ángel Moya Acosta, el Movimiento Independiente Opción Alternativa, comenzando para él una etapa de mayor represión que se extendió por varios años.

El joven docente y deportista fue detenido he interrogado en más de 40 ocasiones, también fue golpeado y abandonado por la Seguridad del Estado en zonas apartadas de su domicilio. Le han propiciado actos de repudio frente a su hogar, y agresiones físicas en plena vía pública, y solamente por decir y denunciar las atrocidades cometidas por la dictadura. En el 2000 fue encarcelado por ocho meses, lo peor de todo es que no se presentaron causas ni de haber sido sometido a un juicio.

En marzo del 2003 es arrestado nuevamente en plena vía pública, donde fue brutalmente golpeado por más de diez minutos y durante más de 17 días es expuesto a intensos interrogatorios. Pero su tesón y fuerza de voluntad no mengua a pesar que es amenazado varias veces de muerte. Finalmente el 4 de abril del 2003 la Seguridad del Estado cubano lo acusa de contrarrevolucionario en un juicio y lo condenan de privación de libertad en la causa N° 7 del 2003. De allí es conducido a una prisión conocida por Canaleta, a 300 Kilómetros de su domicilio, y encerrado en una celda tapiada y en solitario en la cual permaneció por espacio de 13 meses. Al cabo del tiempo fue trasladado hacia la prisión de Villa Clara conocida por Guamajal.

Pero ni el rigor, ni la prisión, así como los maltratos que recibió, la falta de atención médica, y la deficiente alimentación pudieron con su firmeza y sus principios, y desde la “oscuridad” siguió luchando incansablemente porque se respeten los derechos humanos, libertad y la democracia que desea para su país.

Ariel hoy día, después de las atenciones y cuidados médicos en Miami.
De las cárceles salió por razones humanitarias, desnutrido completamente, sin esperanzas de caminar de nuevo, y aún así nunca fue tratado como se debía por los hospitales cubanos a pesar que Castro siempre anuncia que la medicina cubana es una de las más avanzadas del mundo (otra falacia del régimen). En su terrible estado de salud le es otorgada una visa humanitaria gestionada por el cardenal Jaime Ortega y es trasladado a los Estados unidos para recibir tratamiento médico, más específicamente en el Hospital Jackson memorial de Miami.

Siete meses después de su llegada a tierras libres y democráticas, Ariel mostro su asombrosa recuperación y exclamo como la humildad con que solo lo hacen los héroes su agradecimiento al pueblo norteamericano, a sus compatriotas del exilio que le llenaron de fuerza y renovó su compromiso eterno por la lucha de la libertad de Cuba para los cubanos y no para la miseria de los Castros.

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