lunes, 4 de julio de 2011

ERASMO DE ROTTERDAM: el Primer Periodista de la Historia.

Erasmo de Rotterdam por Hans Holbein.

Hace poco se conmemoró el Día del Periodista en Venezuela, para ser más exacto el 27 de junio, y queriendo ser un artículo en homenaje al periodista y al periodismo de mi país, descubrí que el primer periodista neto y puro que tuvo la historia tal y como se conoce en la actualidad fue Erasmo de Rotterdam (Rotterdam, 28 de octubre de 1466 - Basilea, 12 de julio de 1536).  Este descubrimiento me llevó sin querer a desviar mi investigación y apasionadamente me adentré a la vida del insigne holandés que en la época de los grandes cambios culturales (Renacimiento) y religiosos (Reforma Protestante) fue el portavoz de la civilización del Norte de Europa y el mayor internacionalista de su tiempo.

La imprenta se había inventado mucho antes de la época de Erasmo. La Biblia de Gutenberg apareció en 1455 y los primeros libros impresos fueron hechos suntuosos y costosos pues los impresores se sentían aún competidores de los copistas e iluminadores de los manuscritos. Tuvo que pasar más de treinta años para que los predicadores, publicistas y escritores se dieran cuenta de la magnitud e importancia de la imprenta como medio de comunicación. El primer personaje que visualizó y aprovechó las inmensas posibilidades de la imprenta fue Erasmo de Rotterdam. Así la imprenta en manos de Erasmo le hizo el primer periodista.

Las manos de Erasmo. Estudio en tiza por Holbein.
Erasmo tenía todas las cualidades para ser un comunicador: estilo elegante y claro, escribía en latín que aunque no lo leía todo el mundo podía ser leído en todas partes; opinaba sobre todos los tópicos y tenía la facilidad de exponer las cosas de una manera que permitía darles varias interpretaciones.

A inicios de su carrera periodística creó “Elogio a la Locura” (titulado originalmente Morias Enkomion -Μωρίας Εγκώμιον- en griego y Stultitiae Laus en latín, literalmente Elogio de la estulticia o de la tontería). Este libro fue una riada de críticas escritas en forma de sátira que se llevó a todos por delante: reyes, papas, monjes, filósofos, eruditos, la religión, la guerra, hasta el mismo fue blanco de su mordaz e inteligente pluma. Era la primera vez en la historia que un ejercicio intelectual progresista estaba dirigido a ampliar el horizonte mental de los hombres, a hacerles pensar por sí mismos y a dudar de todo y discutirlo todo, y se puso a disposición de miles de lectores en toda Europa.

No obstante, no fue su ingenio ni su talento satírico lo que hizo de Erasmo el hombre más famoso de Europa por un espacio de diez años, sino su apelación a la verdad y a que ésta fuera conocida. Después de su “Elogio a la Locura” Erasmo tradujo el “Nuevo Testamento” del original griego que hasta entonces se conocía únicamente en la versión latina de la Vulgata, que contenía muchos “errores” que se adecuaban más a los poderes existentes. Erasmo, como sus escritos, representó para la población común pero de pensamiento serio de todo el continente una forma razonable de ver el mundo y contesto sus perplejidades, al mismo tiempo que asemilló  en las mentes de los europeos la duda (en el buen sentido de la palabra) y el “por qué de las cosas” abriendo muchas conciencias.

Esta traducción del “Nuevo Testamento” realizada por Erasmo lo puso en apuros ya que tanto la Iglesia Católica como los reformistas protestantes pedían su favoritismo, sin embargo Erasmo con toda la objetividad posible y como todo buen “Comunicador” no tomo partido por ninguno de los bandos porque le importaba más su libertad de pensamiento y su independencia individual e intelectual.

Es axiomático que los trabajos de Erasmo provocaron y promovieron una auténtica y positiva revolución intelectual en todo el continente Europeo. La derivación más importante fue que por primera vez se tradujo la palabra y filosofía de Cristo al alemán y al inglés. Aditivo a eso, la sorprendentemente publicada popularidad de sus escritos, transcritas del latín a las lenguas vernáculas y redactadas en un lenguaje simple y directo, puso los más confusos e ininteligibles problemas religiosos al alcance de todos los lectores del continente, universalizando y haciendo accesibles numerosas interrogaciones y asuntos que hasta ese día habían sido privilegios de una pequeña élite intelectual eclesiástica.

Erasmo hizo pensar a los hombres ilustrados de su tiempo, pero mejor que eso, con  su lenguaje sencillo, fácil y agradable, hizo que  la gente común de aquellos años tomara conciencia de su entorno y de la situación política, social y religiosa en la cual vivían. Erasmo de Rotterdam no sólo informaba y explicaba en sus escritos, sus letras hacían pensar, discernir pero sobre todo hacían tomar razón o mejor dicho razonar y reflexionar sobre la realidad imperante, misión primaria de un periodista.   

Institutio Principis Christianis de Erasmos censurado por la Iglesia.
Los textos de Erasmo en casi toda su totalidad fueron censurados y quemados no sólo por los católicos sino también por los fundamentalistas protestantes. En sus últimos años acosados por ambos bandos (católicos y protestantes) Erasmo pronuncio la siguiente frase:

"Ya no hay espacio para la libertad de pensamiento, para la comprensión y la tolerancia, es decir, ya no hay  espacio  para  Erasmo" 

Por Félix Esteves

1 comentario:

  1. Gracias muy bueno este material, también echar un vistazo a mis fotos y videos blogspot.
    Besos y abrazos de Edy SP Brasil
    http://edynhothehotstuff.blogspot.com/

    ResponderEliminar