I
Se marcha tranquila la aurora.
La quietud se adueña de mi mirada
musgos crecen en mis ojos
que rocío con mis últimas lágrimas.
Se eleva en forma de aureola
mi alma que tímida escapa
y deja dormida mi carne
aferrada a la pura sabana.
Se marcha en silencio la aurora...
...mi alma con ella ahora reposa.
II
He de buscar la blanca rosa
para aromar mi sueño en el sepulcro.
Las espinas las llevo ya conmigo
clavadas como un martirio.
He de buscar la blanca rosa
para morir tranquilo con mi delirio.
III
Se pierden los aromas de la primavera
el odio y el dolor se los llevó consigo
y han de irse también con las golondrinas
todas las veces que pronuncie “te amo”…
Mis congojas terminaron peregrinas
en este otoño poblado por mil lunas
y mis sueños que algún día fueron de oro
acabaron vistiéndose de azul aciago.
Desdichado por no sembrar de flores
el vergel que Dios me ha regalado
y recojo de sol a sol de este edén olvidado
los abrojos de mi vil engaño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario