La Traviata (La
extraviada) es una ópera en tres actos con música
de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Francesco Maria
Piave, basado en la novela de Alexandre Dumas (hijo) La
dama de las camelias (1852). Piave y Verdi querían seguir a Dumas
dándole a la ópera una ambientación actual y contemporánea para aquel entonces,
sin embargo las autoridades del afamado
Teatro de Venecia La Fenice insistieron en que se ambientara en el
pasado, y decidieron que la historia se desarrollaría en el siglo XVIII. No fue
hasta la década de 1880 que se respetaron los deseos originales del
compositor y del libretista y se representaron producciones
"realistas".
La obra fue estrenada,
sin éxito, el 6 de marzo de 1853. El público se burló de la representación,
dirigiendo sus burlas en el rol de soprano Fanny Salvini Donatelli en el
rol principal de Violetta. La soprano, aunque una cantante excelente y aclamada,
fue considerada demasiado vieja (tenía 38) y demasiado gorda por el público y
la crítica para interpretar a la dramática y enfermiza Violetta, que al final
muere, como todos sabemos de consunción, delgadez y debilidad.
Giuseppe Verdi |
Verdi había
intentado previamente convencer al director de La Fenice para dar el papel a
una soprano que se adecuara a las características reales de Violetta (Mujer
joven y delgada) pero se impuso la dirección del teatro y de la diva Salvini
Donatelli. El primer acto fue un triunfo total pero el resto fue un desastre y
el público al final río a carcajadas, pues la escena no era real, y en vez de
parecer un acto trágico, parecía una comedia.
Un año más
adelante, después de muchas revisiones, que afectaron o modificaron los actos
II y III, La Traviata se presento de nuevo en Venecia, pero esta vez en
el Teatro San Benedetto. La representación fue todo un éxito de público y
crítica, en gran parte que la soprano elegida para interpretar a Violetta era
Maria Spezia Aldighieri, que se adecuaba a las características del personaje,
además de su perfección lírica y su entrega dramática.
Fanny Salviny Donatelli. La primera soprano en interpretar a la mítica y dramática Violeta. |
El 24 de mayo de
1856 la versión revisada fue internacionalizada, presentándose en Her
Majesty's Theatre en Londres y le siguió el 3 de diciembre de aquel año su
triunfal estreno en la ya cosmopolita ciudad de Nueva York. Desde entonces la
popularidad ha sido constante y se ha mantenido en el repertorio hasta la
actualidad. Esta obra maestra de Verdi sigue siendo importante
dentro del repertorio operístico estándar y aparece como la número 2 en la
lista de Operabase de las óperas más representadas en todo el mundo
para el período 2005-2010, la primera de Italia y de
Verdi.
La Traviata empieza
con una gran fiesta. Pero, antes, el Preludio del Acto I nos ha ofrecido un
cuadro bien distinto: íntimo, reservado, imbuido por la suave y aterciopelada
sonoridad de cuerdas. Es como si al principio viéramos una habitación vacía,
silenciosa e inmensa en la penumbra, y luego la misma pero iluminada, llena de
personas y de alegre fiesta. Desde el comienzo, la ópera parece querernos
representar - enfrentadas y contrapuestas -
las dimensiones pública y privada de Violetta, sugiriendo un conflicto
entre el ámbito colectivo y el individual de la protagonista, este dilema es
típico en la obra verdiana, en donde lo exterior con sus imposiciones sociales
y morales se enfrenta como amenaza a la felicidad del protagonista, en este
caso la cortesana Violetta.
En La Traviata, lo
exterior le llega a Violetta una primera vez en la persona de Alfredo, cuyo
sincero amor ella presiente que puede conllevar el fin de su vida alegre y
despreocupada. Pero mucho más inexorable es su llegada en el Acto II, cuando el
padre de Alfredo le pide que renuncie a la relación con su hijo en nombre de
las normas sociales. En esta perspectiva, La Traviata puede leerse como una
sucesión de espacios llenos y vacíos, públicos e íntimos. El Acto I se presenta
dividido en dos grandes zonas: primero la fiesta, luego, el monologo solitario
de la protagonista. El Acto II invierte el esquema: primero el ámbito amable de
la casa en la que Violetta y Alfredo han ido a vivir, luego, la fiesta en el
palacio, donde Alfredo, convencido de haber sido traicionado, ofende y maltrata
en público a Violetta.
Escena de La Traviata en el Teatro Villamarta de Jerez el 11 de Novienbre del 2010. |
En el Acto III, se
desarrolla enteramente en un espacio privado, apartado e intimo, donde solo se
percibe lo exterior en los ecos festivos del Carnaval que ocurre en la calle,
logrando Verdi unos acentos ensimismados nunca vistos o escuchados en unja de
sus obras. Una dialéctica similar se establece en la escritura de la
protagonista. Sus interpretaciones en el Acto I rebosan de piruetas vocales,
adornos y escalas; todo un alarde de virtuosismo que apabulla y produce un
efecto de decoración, coquetería y divertimento.
Pero a medida que
la obra u ópera avanza, su línea de canto se simplifica, adquiere perfiles más
intensos y esenciales. Uno de los extremos de esa progresión hacia la
interioridad se encuentra en el Acto I, cuando Violetta responde a la
declaración de amor de Alfredo con una melodía saltarina y superflua, “Ah se
ció é ver fuggitemi.” , que terminará más tarde en las florituras de “Sempre
Libera”. Mayor contraste no podría imaginarse con el Acto III, donde el
espíritu de Violetta late en los matices, de una riqueza inusitada para un
compositor tan efectista como Verdi, hasta abarcar el grado cero de la
vocalidad operística: el recitado con el que la protagonista lee la carta del
Germont padre.
María Callas como Violetta Valery en La Traviata de Verdi. Callas llegó a interpretar a Violetta como ninguna otra, actuación que hasta ahora no ha sido superada por otra diva del bel canto. |
Violeta ama,
Violeta muere. Pero, ¿en que difiere su trágico destino del paradigma de muchas
otras heroínas de la ópera moderna? Hasta entonces la pasión había sido el
motor de los personajes del melodrama italiano. Los odios y los amores de
Rigoletto o Manrico aún están delineados con perfecta claridad, dibujan
claroscuros perfectamente visibles para los espectadores. La pasión es un
vínculo radical, absoluto, que no acepta medidas intermedias. El sentimiento en
cambio admite todas las gradaciones, los sombreados. Es a partir de La Traviata
que los protagonistas conquistan el privilegio de los sentimientos como ningunos
otros hasta entonces. En la psicología de Violetta, el compositor introduce
zonas de sombras que no son conocibles, transiciones mínimas a veces fáciles de
intuir que de explicar. El centro emotivo de este dialogo de intensidades se
encuentra acaso en el dúo del Acto II entre Violetta y Germont padre, uno de los
más bellos y complejos salidos de la inspiración de Verdi. Todo aquí es un
juego psicológico de ataques y respuestas, rendiciones, imploraciones e
inventivas en las que las perspectivas se modifican constantemente.
Alfredo y Violetta. Krauss y Callas en el Teatro de Sao Carlos en Lisboa, 1958 |
Violetta es el puro
sentimiento de mujer, la dualidad de lo femenino y Verdi supo disponer de los
caracteres psicológicos femeninos de una manera magistral, escribiendo uno de
sus papeles más complejos, en donde todas las facetas interpretativas de una
cantante están estimuladas de igual manera. Por un lado, hay una notable
demanda de virtuosismo, con partes que requieren una soltura máxima en los
saltos y las coloraturas. Pero al mismo tiempo hay que saber dominar el canto
ligado y expresivo e incluso la recitación. La combinación de estos recursos
converge en uno de los más fascinantes y matizados retratos femeninos de la
historia de la ópera.
Quizás, por no
decir la mejor, interpretación que se halla hecho de Violetta ha caído en la
voz de María Callas. La diva griega estableció un grado de intensidad y empatía
con la figura de Violetta como ninguna otra, hasta identificarse totalmente con
ella. Su interpretación marca un antes y un después en la historia de La
Traviata.
María Callas supo
asumir y hacer suyos cada uno de los sentimientos del personajes y su asombrosa
voz y expresividad en escena fueron hechos a la medida de Violetta, no me
imagino a Verdi escuchando a la Callas interpretando a Violetta, de seguro
hubiese llorado y aplaudido hasta fallecer. María Callas le dio otro matiz y
otro concepto al personaje nunca hecho por otra, ni por sus anteriores o
posteriores intérpretes. Para Callas, Violeta es una figura fuerte, nada
ingenua o frágil, de una estatura casi trágica, para Callas, Violetta está
dispuesta a asumir el amor con todas las consecuencias, tanto cuando es una
cortesana como cuando se enamora de Alfredo. Es una víctima de la sociedad, y
asume este papel con plena conciencia, con dignidad y casi con orgullo.
María Callas en plena representación de Violetta. |
La primera vez que
Callas interpreto a Violetta fue en 1952, dejando mudos a todos, en especial a
la soprano alemana Elisabeth Schwarzkopf; tras la representación, la
Schwarzkopf ofreció uno de los tributos más conmovedores: viéndose superada por
María, no cantaría nunca más La Traviata.
Cuando se le pidió una explicación, la Schwarzkopf respondió: “¿Cuál sería el
sentido de hacerlo si otra artista lo puede hacer perfecto?”. En 1955, Callas vuelve a interpretar a
Violetta bajo la dirección musical de Carlo Maria Giulini y bajo la dirección
de escena de Visconti, la Callas rebajo más de 35 kilos para darle veracidad al
personaje tísico de Violetta, logrando a la perfección la construcción del
personaje, no sólo a nivel vocal y expresivo, sino también en la imagen más
real que se requería para hacerlo. Después de esto pocas se atrevieron a hacer
el personaje, y quienes tuvieron la valentía de hacerlo, aunque lo hicieron
bien y llenaron las expectativas del público y la crítica jamás han mejorado el
virtuosismo escénico y de los medio expresivos y vocales de la gran “Divina”:
María Callas.
Les dejo aquí en la voz de María Callas y Alfredo Krauss en "É strano!" y "Sempre Libera"
Por Félix Esteves
La mejor violetta de todos los tiempos, nadie como ella sabe sacarle y imprimirle al personaje de verdi la actuacion requerida del personaje. Una ves mas bravo divina
ResponderEliminarLa mejor violetta de todos los tiempos, nadie como ella sabe sacarle y imprimirle al personaje de verdi la actuacion requerida del personaje. Una ves mas bravo divina
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