miércoles, 22 de mayo de 2013

SER HOMOSEXUAL EN LA INDIA




Durante los últimos tiempos la economía india ha tenido una tasa de crecimiento anual del PIB de en torno del 5,8%, transformándola en una de las economías mundiales de más rápido crecimiento.1 Dicho desarrollo económico ha llevado a esta nación de cultura muy cerrada, y que por sí ya es considerada un subcontinente, ciertas formas y maneras occidentalizadas, es decir la India y su marcado desarrollo económico se ha abierto a una transculturización nunca antes vista, ni siquiera cuando su vasto territorio era colonia de la corona inglesa. Esta transculturización de buena manera ha cambiado el pensamiento de cierta parte de su población con respecto a libertades nunca pensadas por mentes cultivadas por una cultura de milenios, donde las castas son muy cerradas, donde la religión no permite cambio, donde la ideología de vida es estricta y muy severa.

Una de esas libertades corresponde a los derechos de la comunidad LGBT. En las grandes ciudades de la India se ha levantado instituciones no gubernamentales  y un sinfín de grupos que forman y apoyan  el colectivo nativo LGBT, y una muestra es que a partir del 2003 en Nueva Delhi, Bombay, Calcuta y Hyderabad se celebran la Marcha del Orgullo Gay, exigiendo igualdad y los derechos de las minorías sexuales del país. Este desarrollo en la India durante la última década, refleja la creciente disposición de los gays a salir a la luz. No existen cifras oficiales sobre el número de personas gays de la India, pero según una encuesta arrojó una mínima cifra de  1,3 millones de personas que son gays o lesbianas en un país que supera los 1.241.492.000  habitantes, es decir 0,104% de gay y lesbianas, pero esta cifra no es cierta pues no tomo en cuenta los transgénero, además que todavía muchos indios temen declarar su verdadera identidad sexual. Sin embargo una  ONG india, que promociona  los derechos de las personas LGBT pone el número en más de ochenta millones de personas, es decir casi el 6% de la población.2

No es que los actos homosexuales fueran desconocidos en la India, pues la homosexualidad es tan antigua como sus mismos dioses, pero desde que este país entro a la globalización, los indios LGBT empezaron a concientizarse sobre la situación de discriminación en que vivían.  En muchas de las culturas tradicionales hindúes, los hombres pueden tener relaciones con otros hombres, mientras que al mismo tiempo llevar una vida marital con mujeres y tener hijos. Sin embargo de eso “no se habla”, y por lo general, el hombre que mantiene dicha relación con un hombre casado, es culpado o estigmatizado como “la otra”. Por otra parte hay textos y documentos antiguos que hacen referencias a la conducta homoerótica, no obstante la conducta homosexual es rara vez mencionada con aprobación, y los juicios sobre la homosexualidad femenina son especialmente duros.

Existe una subcultura underground de la homosexualidad, que no es perseguida violentamente en la India, pero son tratados como parias, son considerados como un segmento de la sociedad “casi necesarios” pero indeseables, es decir, que en una sociedad estratificada en clases muy diferenciadas, los homosexuales están en la última casta: …“un encuentro anti-natural con un hombre, es declarado como la causa de la pérdida de la casta”… 3 Esta ley tan antigua, Leyes de Manu Smriti que es un importante texto sánscrito de la sociedad antigua de la India, parece seguir rigiendo gran parte de la sociedad hindú, por lo tanto los homosexuales, por su parte, se aseguraron por mucho tiempo de que sus actividades no fueran muy abiertas y que no interfirieran en la esfera pública. Pero en este nuevo siglo ese contrato social implícito fue violado cuando los hombres homosexuales participaron en las diferentes marchas del 2003.

Lo que hace que la homosexualidad moderna se chocante o no sea aceptada para muchos es su rechazo de la “obligación” de procrear. Para la sociedad india cualquier persona que profese y practique la homosexualidad como estilo de vida de ipso facto abjura a su “responsabilidad” para la propagación de la tribu, de la comunidad, de la casta, de la sociedad y de la nación. En otras palabras, junto con la homosexualidad moderna, que nace el individuo moderno, se pierde la tradición de la unificación y fuerza de la casta, y en las culturas tradicionales indias uno de los mayores imperativos es multiplicar a los suyos. La reposición de esos números es una necesidad primaria, los derechos y los deseos individuales vienen en un segundo plano. Así, como la cultura judeo-cristiana dice “creced y multiplicaos”, para los indios la paz en la otra vida no es posible a menos que los ritos funerarios sean realizados por la propia descendencia.

La cultura moderna, por otra parte -al contrario, de cómo enseña la cultura tradicional de la India y casi todo oriente, que la familia y la descendencia es primordial para tener un buen karma – enseña el control de la natalidad, lema que se hace necesario en países tan superpoblados como lo es la nación india; así la juventud de la nación de Krisna, Ganesha, Shiva y Brahma que progresa y que respira los nuevos aires procedentes del oeste, asumen y toman suyo las nuevas alternativas, como el control de la natalidad y las otras formas de vida, entre ellas las relaciones no procreadoras. También tenemos que agregar  que la neo-invasión y su consecuencia más pronta o inmediata “el consumismo” hace posible una creciente gama de opciones de estilo de vida, y un individuo “moderno” se define por las decisiones que toma, entonces hay sexualidades alternas que se puede “consumir” y también “decidir”. Es en ese contexto la aparición de las minorías sexuales se convierte en un marcador de la globalización incipiente.

El siglo XXI fue es la centuria del despertar indio en muchas formas, uno de esos despertares fue el discernimiento y el juicio por parte de los gay de su realidad como ciudadanos mundiales con los mismos derechos civiles de las otras identidades sexuales de la heteronormativa. Sin embargo, no todos los segmentos de la comunidad LGBT india han salido en la misma medida del closet; por ejemplo, la homosexualidad masculina se ha discutido y debatido ampliamente, y los hombres gays han salido del armario en grandes cantidades, mientras que las lesbianas han permanecido en las sombras. De hecho estas mujeres sufren a menudo un tratamiento inimaginable debido a los tabúes que rodean la discusión del lesbianismo en la India. Mientras se discutió la situación de los hombres homosexuales en las diferentes tribunas gubernamentales, el lesbianismo no se consideró en lo absoluto, relegando a esta población a las sombras.

Esta situación es trágica e irónica desde el punto de vista de la historia, porque el lesbianismo en los tiempos antiguos no sólo fue aceptado en la India, sino que era además honrada. Es como si la India se haya olvidado colectivamente de este aspecto de su pasado. Los orígenes de la homofobia en la India se remontan a la época Raj cuando los funcionarios coloniales británicos impusieron una prohibición de las relaciones homosexuales. En 1859, dos años después de aplastar la rebelión de 1857, los británicos comenzaron a imponer sus propias leyes contra la sodomía en la India.

La ley de 1860, que permaneció hasta el 2009 como la Sección 377 del Código Penal de la India, decía:

“El que tenga voluntariamente relaciones carnales contra el orden de la naturaleza con cualquier hombre, mujer o animal, será castigado con pena de prisión de por vida, o con prisión de cualquier tipo durante un período que puede alcanzar hasta diez años, y podrá ser castigada con una multa.” 4

Para la India, fue un gran salto hacia atrás, pues la cultura hindú nunca antes había tipificado como delito la homosexualidad. Con el tiempo, la mayoría de los indios internalizó este punto de vista y llegaron a ver la homosexualidad como un crimen atroz. Cerca de 150 años después de su entrada en vigor, el 2 de julio de 2009, el Tribunal Superior de Delhi despenalizó las relaciones homosexuales consentidas entre adultos en toda la India. El Artículo 377 del Código Penal de la India fue abatido como una violación del derecho fundamental a la vida ya la libertad garantizada por la Constitución de la India.

Pero no todo es color de rosas, pues discutir el tema de los derechos humanos en la India es un poco difícil en una sociedad tan contradictoria en todas sus formas, por ejemplo, la Constitución de la India garantiza a cada ciudadano el derecho a la igualdad (artículo 14), la libertad (artículo 19) y la libertad personal (artículo 21). El derecho a la libertad, sin embargo, viene con al menos cinco salvedades y excepciones, que son o deben ser arbitrados por el Estado. Asimismo, los derechos a la igualdad y la libertad personal son casualmente “cepillados” y guardados debajo de la alfombra cuando se trata de la privacidad y libertad personal de los hombres homosexuales y las mujeres lesbianas en este país.

Si bien y como se dijo antes, la homosexualidad fue despenalizada, pero existe organizaciones tanto gubernamentales y privadas que vigilan la moral de los ciudadanos indios, y gran parte de la sociedad india no se siente cómoda con la legalización de la homosexualidad, por lo tanto los derechos de la minoría homosexual son pasados por alto en el interés público. Por ejemplo, existen patrullas en las calles de la India que vigilan que las mujeres indias no lleven faldas cortas, que los artistas no pinten a sus diosas desnudas, o que se muestre el cuerpo femenino; muchas de estas patrullas vigilan los cines para que no presenten escenas de besos y mucho menos escenas que representan la homosexualidad. Para ser justos, ningún gobierno en la India ha consentido explícitamente estas actividades de censura; sin embargo, su aprobación tácita toma la forma de “Ley” cuando el Estado no corrige tales atropellamientos contra las minorías que son discriminadas, y perseguidas por dichas patrullas.

Claro está, que cuando el 2 de julio del 2009 el Tribunal Superior de Delhi emitió el fallo histórico de despenalizar la homosexualidad, cambió la situación del colectivo LGBT, la sociedad india necesita educarse para aceptar la diferencia. La lucha de la comunidad LGBT, esta apenas comenzando, pues la batalla real y posiblemente la más difícil es la que está delante de las organizaciones de los derechos humanos LGBT que necesita encausar el olvido de tanta discriminación, poner orden a una India trazada con la pluma de una filosofía dominante impregnada de una tradición colectiva de las obligaciones y deberes hacia la familia heterosexual y la procreación “natural”. El grupo LGBT tiene que combatir la ignorancia y las fobias de una sociedad que ha asumido la sexualidad como única y exclusiva de la heterosexualidad, de igual manera tiene que luchar contra los niveles de culpa, miedo, ignorancia y homofobia interiorizada de la misma población gay.

Por ejemplo, puesto que hasta hace poco la homosexualidad era un delito, aún domina un ambiente de vergüenza y miedo en salir del closet. De hecho, aún hay hombres que siendo claramente homosexuales, se casan con mujeres y tienen hijos, pues la norma india les indica que es necesario procrear y llevar al hogar una mujer y tener hijos que honren a los antepasados. Pero esto no es lo peor, todavía existen  en algunas partes de la India “patrullas de la moral” que amenazan a  los gays con quitarles la vida si siguen con sus costumbres de ser  abiertamente homosexual.

Pero para las mujeres lesbianas es aún peor; si una mujer sale del closet, o su familia se entera de que ella es lesbiana, las reacciones pueden variar desde la negación o el rechazo hasta violentas represalias que pueden llegar hasta la muerte. Ha habido informes en los medios de comunicación, donde las mujeres han sido violadas por sus esposos, sus hermanos, incluso a por sus padres en un intento de “curar” su lesbianismo. Algunas de ellas han sido encerradas en una habitación por días y hasta meses, donde algunas llegan a morir de hambre. Las mujeres no sólo se les impiden expresar su sexualidad, se ven obligados a vivir y tener relaciones sexuales con alguien en contra de su voluntad.

Algunas lesbianas tratan de escapar de este tipo de matrimonios forzados y de formar sindicatos de sexo femenino o los matrimonios entre personas del mismo sexo, pero muchos de esos intentos han terminado en tragedias inimaginables. En las últimas tres décadas, los periódicos indios han informado de las bodas entre personas del mismo sexo y suicidios conjuntos en todo el país. La mayoría de las parejas eran mujeres jóvenes de bajos recursos, que después de “casarse” con rituales antiguos terminan suicidándose. La mayoría de estas mujeres lesbianas eran hindúes, pero hay también algunas sijs y cristianas, así como de otras algunas organizaciones interreligiosas.

Muchas parejas de lesbianas jóvenes han optado por morir antes que vivir en una sociedad que se niega a aceptarlas. Por ejemplo como el caso anterior, se han documentados 24 casos de pactos suicidas de lesbianas entre 1996 y 2004 solamente en el estado sureño de Kerala. En mayo de 2008, tuvo bastante notoriedad el caso particularmente atroz de Christy y Rukmini de Chennai.5 Ambas mujeres fueron obligadas a casarse, y después de años de tormento de sus familias y ser golpeadas por sus maridos, que se prendieron fuego, los familiares encontraron sus cuerpos carbonizados aun abrazándose la una de la otra.

Además existen organizaciones de ultraderecha como el Vishwa Hindu Parishad (Asociación Mundial Hindú) y el Shiv Sena (Ejército de Shiva) que se la pasan realizando manifestaciones frente a las oficinas gubernamentales exigiendo la revocación de la ley que despenaliza la homosexualidad y gritando consignas como “Deben detener los matrimonios perversos” y “Detengan los impulsos antisociales.” 6

Todas estas represalias contra la individualidad sexual  conducen a un constante autocontrol de comportamientos personales, gestos y modales, hasta el punto donde deja de ser consciente y se convierte en los hábitos de una personalidad distorsionada. Muchos de estos hombres viven con rabia contra la sociedad que los condena y contra ellos mismos, de igual manera es una causa de depresión y de autodestrucción.

No obstante, en la India se ha levantado un grupo de valientes hombres y mujeres abiertamente gays y lesbianas que son la voz impulsora del movimiento de derechos gay en toda la India. Pero India es una nación con más de 1 billón de personas y con muchas diferentes realidades culturales. Para domar este gigante elefante blanco, es necesario unas políticas educativas de gran envergadura  que necesitaran mucho esfuerzo y  paciencia, al mismo tiempo que requerirá una prolongada pero constante revisión de sus ideas más queridas y fundamentales sobre el valor individual, la libertad, los derechos y sobre la sexualidad. Apenas la India ha despertado, pero al menos ha llegado el momento de comenzar con la lucha de la libertad de las minorías sexuales.

Los Hijra.

Los Hijra son un grupo culturalmente identificable, pertenecientes a la comunidad LGBT; y se sabe que dependen, al menos en parte, para su sustento trabajando como prostitutos. La mayoría de los Hijras se castran, y visten como mujeres. Esta comunidad son devotos de la Diosa Madre "Bahuchara Mata", sus poderes sagrados están supeditados a su asexualidad, pero en realidad, y sin embargo, muchas Hijras son prostitutas, y dicha  actividad sexual socava su función sagrada valorada culturalmente.

Este grupo, como dije antes, adopta el vestido femenino y algunos otros aspectos de la conducta femenina. Los Hijras tradicionalmente se ganan la vida recogiendo limosnas o por el pago por actuaciones en bodas, nacimientos y festivales. La característica central de su cultura es su devoción a Bahuchara Mata, una de las muchas diosas madre adorada en toda la India, para el que se realiza la castración. Los Hijras, se cree comúnmente por la sociedad en general, que son hombres impotentes e intersexuales gracias a una divina intervención, y por lo tanto deben ser sometidos a la castración. La operación de castración se realiza generalmente por un hijra llamado dai-ma, y dicha operación se realiza crudamente y en condiciones insalubres. Esta actividad quirúrgica es legalmente punible, pero se realiza en secreto y en grandes cantidades, y está muy arraigada en la cultura india. Esta identificación con la Diosa Madre es la fuente de la afirmación hijras “tanto por su lugar especial en la sociedad india y la tradicional creencia en su poder para maldecir o conferir bendiciones a los niños varones.”

Los Hijras viven predominantemente en las ciudades del norte de la India, donde se encuentran las mayores oportunidades para realizar sus funciones tradicionales, pero igualmente existen pequeños grupos de Hijras por toda la India, en el sur y el norte. Siete "casas" o subgrupos, comprenden la comunidad Hijra, cada una de ellas tiene un gurú o líder, todos los cuales viven en Bombay. Las casas tienen el mismo estatus, pero, Laskarwallah, tiene la función especial de la mediación de las controversias que surjan entre ellos. Cada casa tiene su propia historia, así como las normas especiales para ello. Por ejemplo, los miembros de una casa particular, no se les permite usar ciertos colores. Las Casas Hijra parecen ser el modelo de las gharanas (literalmente, casas), o linajes familiares entre los intérpretes de música clásica, cada uno de los cuales se identifica con su propio estilo musical particular. Aunque las distintas características, culturalmente, de las casas Hijra casi han desaparecido, la característica estructural sigue siendo la misma.

La relación más importante en la comunidad Hijra es la del gurú (maestro, profesor) y chela (discípulo). Cuando un individuo decide (formalmente) unirse a la comunidad Hijra,  se va a Bombay para visitar uno de los siete grandes gurús, por lo general el gurú de la persona que le ha llevado hasta allí. En el ritual de iniciación, el gurú le da al novato un nuevo nombre, femenino. El novicio se compromete a obedecer al gurú y las normas de la comunidad. El chela, o más probablemente, alguien en su nombre, paga una cuota de inscripción y el gurú escribe el nombre de la chela en su libro de registro. Esta relación gurú-chela es una unión para toda la vida de la reciprocidad en la que el gurú tiene la obligación de ayudar a la chela y chela está obligado a ser fiel y obediente al gurú.

Los Hijras conviven en comunas generalmente de alrededor de 5 a 15 miembros, y los jefes de estos grupos locales también se llaman guru. Los Hijras no hacen distinciones en sus comunidades basadas en el origen de casta o religión, aunque en algunas partes de la India, Gujarat, por ejemplo, musulmanes e hindúes Hijras supuestamente viven separados. En Bombay, Delhi, Chandigarh y Bangalore, los Hijras de musulmanes, cristianos y de origen hindú viven en las mismas casas.

Además de la relación gurú-chela jerárquica, existe parentesco ficticio por el cual los Hijras se relacionan entre sí. Existen rituales para “tomar una hija” y las “hijas” de una “madre” se consideran "hermanas" y se refieren así de forma cariñosa. Otras relaciones de parentesco ficticio, como “la abuela” o “hermana de la madre” (tía) son la base de la relación cálida y recíproca que llevan entre sí. Esta ficticia parentela  se intercambia  pequeñas cantidades de dinero, ropa, joyas y dulces para formalizar sus relaciones. Tales relaciones hacen que se conecten Hijras en toda la India, y hay un movimiento constante de personas que visitan a sus gurús y parientes ficticios en diferentes ciudades y se realizan varias reuniones anuales, tanto religiosos como seculares, que atraen a miles de Hijras de toda la India, haciendo de esta comunidad una de las más movibles de todo el subcontinente indio.

El origen divino de los Hijras proviene de una leyenda de hace más de 20 mil años, según la cual Krishna al oír un soldado moribundo que se lamentaba de morir soltero, se transformó en doncella. Por esta razón los Hijras van cada año a Kutayan, al sur de la India, para celebrar sus bodas con el dios y al mismo tiempo su identidad. Para esta ocasión, se visten con galas de novia. Como el dios-soldado muere, los Hijras se convierten en viudas cortando sus pulseras y adornos festivos. Durante el siglo XVI los Hijras ocupaban empleos de toda condición: desde niñeras hasta puestos de alto rango, como el de consejero de estado del emperador mongol. En esa época los Hijras llegaban a poseer tierras, palacios, templos y sirvientes a su disposición e inspiraban fe y respeto
Tras la ocupación británica de la India se promulgaron leyes homófobas que castigaban la homosexualidad han marginado a esta población, que se ve obligada a vivir de la mendicidad y la prostitución. Más recientemente se ha relajado la persecución de este colectivo, llegando un Hijra a ser electo alcalde de un pueblo de la India. Sin embargo la discriminación sigue siendo la constante.


Referencias:


Otras Fuentes Consultadas:

Por Félix Esteves

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