Durante los últimos tiempos la
economía india ha tenido una tasa de crecimiento anual del PIB de en torno del
5,8%, transformándola en una de las economías mundiales de más rápido
crecimiento.1 Dicho
desarrollo económico ha llevado a esta nación de cultura muy cerrada, y que por
sí ya es considerada un subcontinente, ciertas formas y maneras
occidentalizadas, es decir la India y su marcado desarrollo económico se ha
abierto a una transculturización nunca antes vista, ni siquiera cuando su vasto
territorio era colonia de la corona inglesa. Esta transculturización de buena
manera ha cambiado el pensamiento de cierta parte de su población con respecto
a libertades nunca pensadas por mentes cultivadas por una cultura de milenios,
donde las castas son muy cerradas, donde la religión no permite cambio, donde
la ideología de vida es estricta y muy severa.
Una de esas libertades
corresponde a los derechos de la comunidad LGBT. En las grandes ciudades de la
India se ha levantado instituciones no gubernamentales y un sinfín de grupos que forman y
apoyan el colectivo nativo LGBT, y una
muestra es que a partir del 2003 en Nueva Delhi, Bombay, Calcuta y Hyderabad se
celebran la Marcha del Orgullo Gay, exigiendo igualdad y los derechos de las
minorías sexuales del país. Este desarrollo en la India durante la última
década, refleja la creciente disposición de los gays a salir a la luz. No
existen cifras oficiales sobre el número de personas gays de la India, pero
según una encuesta arrojó una mínima cifra de
1,3 millones de personas que son gays o lesbianas en un país que supera
los 1.241.492.000 habitantes, es decir
0,104% de gay y lesbianas, pero esta cifra no es cierta pues no tomo en cuenta
los transgénero, además que todavía muchos indios temen declarar su verdadera
identidad sexual. Sin embargo una ONG
india, que promociona los derechos de
las personas LGBT pone el número en más de ochenta millones de personas, es
decir casi el 6% de la población.2
No es que los actos homosexuales fueran
desconocidos en la India, pues la homosexualidad es tan antigua como sus mismos
dioses, pero desde que este país entro a la globalización, los indios LGBT
empezaron a concientizarse sobre la situación de discriminación en que
vivían. En muchas de las culturas
tradicionales hindúes, los hombres pueden tener relaciones con otros hombres,
mientras que al mismo tiempo llevar una vida marital con mujeres y tener hijos.
Sin embargo de eso “no se habla”, y por lo general, el hombre que mantiene
dicha relación con un hombre casado, es culpado o estigmatizado como “la otra”.
Por otra parte hay textos y documentos antiguos que hacen referencias a la
conducta homoerótica, no obstante la conducta homosexual es rara vez mencionada
con aprobación, y los juicios sobre la homosexualidad femenina son
especialmente duros.
Existe una subcultura underground
de la homosexualidad, que no es perseguida violentamente en la India, pero son
tratados como parias, son considerados como un segmento de la sociedad “casi
necesarios” pero indeseables, es decir, que en una sociedad estratificada en
clases muy diferenciadas, los homosexuales están en la última casta: …“un
encuentro anti-natural con un hombre, es declarado como la causa de la pérdida
de la casta”… 3 Esta ley tan antigua, Leyes de Manu Smriti que
es un importante texto sánscrito de la sociedad antigua de la India, parece
seguir rigiendo gran parte de la sociedad hindú, por lo tanto los
homosexuales, por su parte, se aseguraron por mucho tiempo de que sus
actividades no fueran muy abiertas y que no interfirieran en la esfera pública.
Pero en este nuevo siglo ese contrato social implícito fue violado cuando los
hombres homosexuales participaron en las diferentes marchas del 2003.
Lo que hace que la homosexualidad
moderna se chocante o no sea aceptada para muchos es su rechazo de la
“obligación” de procrear. Para la sociedad india cualquier persona que profese
y practique la homosexualidad como estilo de vida de ipso facto abjura a su
“responsabilidad” para la propagación de la tribu, de la comunidad, de la
casta, de la sociedad y de la nación. En otras palabras, junto con la
homosexualidad moderna, que nace el individuo moderno, se pierde la tradición
de la unificación y fuerza de la casta, y en las culturas tradicionales indias
uno de los mayores imperativos es multiplicar a los suyos. La reposición de
esos números es una necesidad primaria, los derechos y los deseos individuales
vienen en un segundo plano. Así, como la cultura judeo-cristiana dice “creced y
multiplicaos”, para los indios la paz en la otra vida no es posible a menos que
los ritos funerarios sean realizados por la propia descendencia.
La cultura moderna, por otra
parte -al contrario, de cómo enseña la cultura tradicional de la India y casi
todo oriente, que la familia y la descendencia es primordial para tener un buen
karma – enseña el control de la natalidad, lema que se hace necesario en países
tan superpoblados como lo es la nación india; así la juventud de la nación de
Krisna, Ganesha, Shiva y Brahma que progresa y que respira los nuevos aires
procedentes del oeste, asumen y toman suyo las nuevas alternativas, como el
control de la natalidad y las otras formas de vida, entre ellas las relaciones
no procreadoras. También tenemos que agregar
que la neo-invasión y su consecuencia más pronta o inmediata “el
consumismo” hace posible una creciente gama de opciones de estilo de vida, y un
individuo “moderno” se define por las decisiones que toma, entonces hay
sexualidades alternas que se puede “consumir” y también “decidir”. Es en ese
contexto la aparición de las minorías sexuales se convierte en un marcador de
la globalización incipiente.
El siglo XXI fue es la centuria
del despertar indio en muchas formas, uno de esos despertares fue el
discernimiento y el juicio por parte de los gay de su realidad como ciudadanos
mundiales con los mismos derechos civiles de las otras identidades sexuales de
la heteronormativa. Sin embargo, no todos los segmentos de la comunidad LGBT
india han salido en la misma medida del closet; por ejemplo, la homosexualidad
masculina se ha discutido y debatido ampliamente, y los hombres gays han salido
del armario en grandes cantidades, mientras que las lesbianas han permanecido
en las sombras. De hecho estas mujeres sufren a menudo un tratamiento
inimaginable debido a los tabúes que rodean la discusión del lesbianismo en la
India. Mientras se discutió la situación de los hombres homosexuales en las
diferentes tribunas gubernamentales, el lesbianismo no se consideró en lo
absoluto, relegando a esta población a las sombras.
Esta situación es trágica e
irónica desde el punto de vista de la historia, porque el lesbianismo en los
tiempos antiguos no sólo fue aceptado en la India, sino que era además honrada.
Es como si la India se haya olvidado colectivamente de este aspecto de su
pasado. Los orígenes de la homofobia en la India se remontan a la época Raj
cuando los funcionarios coloniales británicos impusieron una prohibición de las
relaciones homosexuales. En 1859, dos años después de aplastar la rebelión de
1857, los británicos comenzaron a imponer sus propias leyes contra la sodomía
en la India.
La ley de 1860, que permaneció
hasta el 2009 como la Sección 377 del Código Penal de la India, decía:
“El que tenga voluntariamente
relaciones carnales contra el orden de la naturaleza con cualquier hombre,
mujer o animal, será castigado con pena de prisión de por vida, o con prisión
de cualquier tipo durante un período que puede alcanzar hasta diez años, y podrá
ser castigada con una multa.” 4
Para la India, fue un gran salto
hacia atrás, pues la cultura hindú nunca antes había tipificado como delito la
homosexualidad. Con el tiempo, la mayoría de los indios internalizó este punto
de vista y llegaron a ver la homosexualidad como un crimen atroz. Cerca de 150
años después de su entrada en vigor, el 2 de julio de 2009, el Tribunal
Superior de Delhi despenalizó las relaciones homosexuales consentidas entre
adultos en toda la India. El Artículo 377 del Código Penal de la India fue
abatido como una violación del derecho fundamental a la vida ya la libertad
garantizada por la Constitución de la India.
Pero no todo es color de rosas,
pues discutir el tema de los derechos humanos en la India es un poco difícil en
una sociedad tan contradictoria en todas sus formas, por ejemplo, la Constitución
de la India garantiza a cada ciudadano el derecho a la igualdad (artículo 14),
la libertad (artículo 19) y la libertad personal (artículo 21). El derecho a la
libertad, sin embargo, viene con al menos cinco salvedades y excepciones, que
son o deben ser arbitrados por el Estado. Asimismo, los derechos a la igualdad
y la libertad personal son casualmente “cepillados” y guardados debajo de la
alfombra cuando se trata de la privacidad y libertad personal de los hombres
homosexuales y las mujeres lesbianas en este país.
Si bien y como se dijo antes, la
homosexualidad fue despenalizada, pero existe organizaciones tanto
gubernamentales y privadas que vigilan la moral de los ciudadanos indios, y
gran parte de la sociedad india no se siente cómoda con la legalización de la
homosexualidad, por lo tanto los derechos de la minoría homosexual son pasados
por alto en el interés público. Por ejemplo, existen patrullas en las calles de
la India que vigilan que las mujeres indias no lleven faldas cortas, que los artistas
no pinten a sus diosas desnudas, o que se muestre el cuerpo femenino; muchas de
estas patrullas vigilan los cines para que no presenten escenas de besos y
mucho menos escenas que representan la homosexualidad. Para ser justos, ningún
gobierno en la India ha consentido explícitamente estas actividades de censura;
sin embargo, su aprobación tácita toma la forma de “Ley” cuando el Estado no
corrige tales atropellamientos contra las minorías que son discriminadas, y
perseguidas por dichas patrullas.
Claro está, que cuando el 2 de
julio del 2009 el Tribunal Superior de Delhi emitió el fallo histórico de despenalizar
la homosexualidad, cambió la situación del colectivo LGBT, la sociedad india
necesita educarse para aceptar la diferencia. La lucha de la comunidad LGBT,
esta apenas comenzando, pues la batalla real y posiblemente la más difícil es
la que está delante de las organizaciones de los derechos humanos LGBT que
necesita encausar el olvido de tanta discriminación, poner orden a una India
trazada con la pluma de una filosofía dominante impregnada de una tradición
colectiva de las obligaciones y deberes hacia la familia heterosexual y la
procreación “natural”. El grupo LGBT tiene que combatir la ignorancia y las
fobias de una sociedad que ha asumido la sexualidad como única y exclusiva de
la heterosexualidad, de igual manera tiene que luchar contra los niveles de
culpa, miedo, ignorancia y homofobia interiorizada de la misma población gay.
Por ejemplo, puesto que hasta
hace poco la homosexualidad era un delito, aún domina un ambiente de vergüenza
y miedo en salir del closet. De hecho, aún hay hombres que siendo claramente
homosexuales, se casan con mujeres y tienen hijos, pues la norma india les
indica que es necesario procrear y llevar al hogar una mujer y tener hijos que
honren a los antepasados. Pero esto no es lo peor, todavía existen en algunas partes de la India “patrullas de la
moral” que amenazan a los gays con
quitarles la vida si siguen con sus costumbres de ser abiertamente homosexual.
Pero para las mujeres lesbianas
es aún peor; si una mujer sale del closet, o su familia se entera de que ella
es lesbiana, las reacciones pueden variar desde la negación o el rechazo hasta
violentas represalias que pueden llegar hasta la muerte. Ha habido informes en
los medios de comunicación, donde las mujeres han sido violadas por sus
esposos, sus hermanos, incluso a por sus padres en un intento de “curar” su
lesbianismo. Algunas de ellas han sido encerradas en una habitación por días y
hasta meses, donde algunas llegan a morir de hambre. Las mujeres no sólo se les
impiden expresar su sexualidad, se ven obligados a vivir y tener relaciones
sexuales con alguien en contra de su voluntad.
Algunas lesbianas tratan de
escapar de este tipo de matrimonios forzados y de formar sindicatos de sexo
femenino o los matrimonios entre personas del mismo sexo, pero muchos de esos
intentos han terminado en tragedias inimaginables. En las últimas tres décadas,
los periódicos indios han informado de las bodas entre personas del mismo sexo
y suicidios conjuntos en todo el país. La mayoría de las parejas eran mujeres
jóvenes de bajos recursos, que después de “casarse” con rituales antiguos
terminan suicidándose. La mayoría de estas mujeres lesbianas eran hindúes, pero
hay también algunas sijs y cristianas, así como de otras algunas organizaciones
interreligiosas.
Muchas parejas de lesbianas
jóvenes han optado por morir antes que vivir en una sociedad que se niega a
aceptarlas. Por ejemplo como el caso anterior, se han documentados 24 casos de
pactos suicidas de lesbianas entre 1996 y 2004 solamente en el estado sureño de
Kerala. En mayo de 2008, tuvo bastante notoriedad el caso particularmente atroz
de Christy y Rukmini de Chennai.5
Ambas mujeres fueron obligadas a casarse, y después de años de tormento de sus
familias y ser golpeadas por sus maridos, que se prendieron fuego, los
familiares encontraron sus cuerpos carbonizados aun abrazándose la una de la
otra.
Además existen organizaciones de
ultraderecha como el Vishwa Hindu Parishad (Asociación Mundial Hindú) y el Shiv
Sena (Ejército de Shiva) que se la pasan realizando manifestaciones frente a las
oficinas gubernamentales exigiendo la revocación de la ley que despenaliza la
homosexualidad y gritando consignas como “Deben detener los matrimonios perversos” y
“Detengan los impulsos antisociales.” 6
Todas estas represalias contra la
individualidad sexual conducen a un constante
autocontrol de comportamientos personales, gestos y modales, hasta el punto
donde deja de ser consciente y se convierte en los hábitos de una personalidad
distorsionada. Muchos de estos hombres viven con rabia contra la sociedad que
los condena y contra ellos mismos, de igual manera es una causa de depresión y
de autodestrucción.
No obstante, en la India se ha
levantado un grupo de valientes hombres y mujeres abiertamente gays y lesbianas
que son la voz impulsora del movimiento de derechos gay en toda la India. Pero
India es una nación con más de 1 billón de personas y con muchas diferentes
realidades culturales. Para domar este gigante elefante blanco, es necesario
unas políticas educativas de gran envergadura
que necesitaran mucho esfuerzo y
paciencia, al mismo tiempo que requerirá una prolongada pero constante
revisión de sus ideas más queridas y fundamentales sobre el valor individual,
la libertad, los derechos y sobre la sexualidad. Apenas la India ha despertado,
pero al menos ha llegado el momento de comenzar con la lucha de la libertad de
las minorías sexuales.
Los Hijra.
Los Hijra son un grupo culturalmente
identificable, pertenecientes a la comunidad LGBT; y se sabe que dependen, al
menos en parte, para su sustento trabajando como prostitutos. La mayoría de los
Hijras se castran, y visten como mujeres. Esta comunidad son devotos de la
Diosa Madre "Bahuchara Mata", sus poderes sagrados están supeditados
a su asexualidad, pero en realidad, y sin embargo, muchas Hijras son
prostitutas, y dicha actividad sexual
socava su función sagrada valorada culturalmente.
Este grupo, como dije antes,
adopta el vestido femenino y algunos otros aspectos de la conducta femenina.
Los Hijras tradicionalmente se ganan la vida recogiendo limosnas o por el pago
por actuaciones en bodas, nacimientos y festivales. La característica central
de su cultura es su devoción a Bahuchara Mata, una de las muchas diosas madre
adorada en toda la India, para el que se realiza la castración. Los Hijras, se
cree comúnmente por la sociedad en general, que son hombres impotentes e
intersexuales gracias a una divina intervención, y por lo tanto deben ser
sometidos a la castración. La operación de castración se realiza generalmente
por un hijra llamado dai-ma, y dicha operación se realiza crudamente y en
condiciones insalubres. Esta actividad quirúrgica es legalmente punible, pero
se realiza en secreto y en grandes cantidades, y está muy arraigada en la
cultura india. Esta identificación con la Diosa Madre es la fuente de la
afirmación hijras “tanto por su lugar especial en la sociedad india y la
tradicional creencia en su poder para maldecir o conferir bendiciones a los
niños varones.”
Los Hijras viven
predominantemente en las ciudades del norte de la India, donde se encuentran
las mayores oportunidades para realizar sus funciones tradicionales, pero
igualmente existen pequeños grupos de Hijras por toda la India, en el sur y el
norte. Siete "casas" o subgrupos, comprenden la comunidad Hijra, cada
una de ellas tiene un gurú o líder, todos los cuales viven en Bombay. Las casas
tienen el mismo estatus, pero, Laskarwallah, tiene la función especial de la
mediación de las controversias que surjan entre ellos. Cada casa tiene su
propia historia, así como las normas especiales para ello. Por ejemplo, los
miembros de una casa particular, no se les permite usar ciertos colores. Las Casas
Hijra parecen ser el modelo de las gharanas (literalmente, casas), o linajes
familiares entre los intérpretes de música clásica, cada uno de los cuales se
identifica con su propio estilo musical particular. Aunque las distintas
características, culturalmente, de las casas Hijra casi han desaparecido, la
característica estructural sigue siendo la misma.
La relación más importante en la
comunidad Hijra es la del gurú (maestro, profesor) y chela (discípulo). Cuando
un individuo decide (formalmente) unirse a la comunidad Hijra, se va a Bombay para visitar uno de los siete
grandes gurús, por lo general el gurú de la persona que le ha llevado hasta
allí. En el ritual de iniciación, el gurú le da al novato un nuevo nombre,
femenino. El novicio se compromete a obedecer al gurú y las normas de la comunidad.
El chela, o más probablemente, alguien en su nombre, paga una cuota de
inscripción y el gurú escribe el nombre de la chela en su libro de registro.
Esta relación gurú-chela es una unión para toda la vida de la reciprocidad en
la que el gurú tiene la obligación de ayudar a la chela y chela está obligado a
ser fiel y obediente al gurú.
Los Hijras conviven en comunas
generalmente de alrededor de 5 a 15 miembros, y los jefes de estos grupos
locales también se llaman guru. Los Hijras no hacen distinciones en sus
comunidades basadas en el origen de casta o religión, aunque en algunas partes
de la India, Gujarat, por ejemplo, musulmanes e hindúes Hijras supuestamente
viven separados. En Bombay, Delhi, Chandigarh y Bangalore, los Hijras de
musulmanes, cristianos y de origen hindú viven en las mismas casas.
Además de la relación gurú-chela
jerárquica, existe parentesco ficticio por el cual los Hijras se relacionan
entre sí. Existen rituales para “tomar una hija” y las “hijas” de una “madre”
se consideran "hermanas" y se refieren así de forma cariñosa. Otras
relaciones de parentesco ficticio, como “la abuela” o “hermana de la madre” (tía)
son la base de la relación cálida y recíproca que llevan entre sí. Esta
ficticia parentela se intercambia pequeñas cantidades de dinero, ropa, joyas y
dulces para formalizar sus relaciones. Tales relaciones hacen que se conecten Hijras
en toda la India, y hay un movimiento constante de personas que visitan a sus
gurús y parientes ficticios en diferentes ciudades y se realizan varias
reuniones anuales, tanto religiosos como seculares, que atraen a miles de
Hijras de toda la India, haciendo de esta comunidad una de las más movibles de
todo el subcontinente indio.
El origen divino de los Hijras
proviene de una leyenda de hace más de 20 mil años, según la cual Krishna al
oír un soldado moribundo que se lamentaba de morir soltero, se transformó en
doncella. Por esta razón los Hijras van cada año a Kutayan, al sur de la India,
para celebrar sus bodas con el dios y al mismo tiempo su identidad. Para esta
ocasión, se visten con galas de novia. Como el dios-soldado muere, los Hijras
se convierten en viudas cortando sus pulseras y adornos festivos. Durante el
siglo XVI los Hijras ocupaban empleos de toda condición: desde niñeras hasta
puestos de alto rango, como el de consejero de estado del emperador mongol. En
esa época los Hijras llegaban a poseer tierras, palacios, templos y sirvientes
a su disposición e inspiraban fe y respeto
Tras la ocupación británica de la
India se promulgaron leyes homófobas que castigaban la homosexualidad han
marginado a esta población, que se ve obligada a vivir de la mendicidad y la
prostitución. Más recientemente se ha relajado la persecución de este
colectivo, llegando un Hijra a ser electo alcalde de un pueblo de la India. Sin
embargo la discriminación sigue siendo la constante.
Referencias:
Otras Fuentes Consultadas:
Por Félix Esteves
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