miércoles, 22 de enero de 2014

HOMOSEXUALIDAD EN EL RENACIMIENTO ESPAÑOL.

El Martirio de San Sebastián. El Greco.
Catedral de Palencia.

Para la mayoría de los historiadores el final de la Edad Media española es habitualmente la fecha de 1492, que es principalmente la fecha del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Para los españoles de aquel entonces, la fecha tenía un significado muy diferente; en España y toda Europa se tardaron unos veinte años aproximadamente para reconocer la importancia de los nuevos descubrimientos geográficos, que únicamente cobraron importancia cuando fueron hallados los metales preciosos en México y Perú, fue en realidad esto lo que hizo que América alcanzara una gran importancia para los españoles y el resto de Europa.

Para los españoles de 1492 el gran evento fue la unificación religiosa de España, a través de la prohibición del judaísmo y la expulsión de aquellos judíos que no se convirtieron al catolicismo. La expulsión de los judíos de España ordenada por los Reyes Católicos en Granada el 31 de marzo de 1492 fue acogida en Europa como un signo de modernidad, e incluso hay una pláceme de la Universidad de la Sorbona hacia las Coronas de Aragón y Castilla. Aunque el mismo Edicto de Granada (que indica los dominios o territorios) se refería también a los territorios italianos de la Corona de Aragón (concretamente del Reino de Sicilia, pues el Reino de Nápoles se conquistó en 1495), pudo haber un decreto posterior de Fernando II de Aragón, el Católico, para ellos.

Y por otra parte, la conquista del reino musulmán de Granada, la última y gloriosa retención islámica en Europa occidental. La Guerra de Granada fue el conjunto de campañas militares que tuvieron lugar entre 1482 y 1492, emprendidas por la reina Isabel I de Castilla y su esposo el rey Fernando II de Aragón en el interior del reino nazarí de Granada, que culminaron con la Capitulaciones de Granada del rey Boabdil, quien había oscilado entre la alianza, el doble juego, la contemporización y el enfrentamiento abierto con ambos bandos y que tuvo como consecuencias la integración en la Corona de Castilla del último reino musulmán de la Península Ibérica finalizándose el proceso histórico de la Reconquista que los reinos cristianos habían comenzado en el siglo VIII y por el cual el papa Alejandro VI reconoció a Isabel y Fernando con el título de Reyes Católicos en 1496. Esta conquista supuso la prohibición del Islam, aunque no inmediata, seguido dentro de diez años. Para los judíos españoles y musulmanes, por supuesto, el gran evento de la época era inversa, una catástrofe: la pérdida de la libertad de religión, con las opciones de conversión religiosa,  el exilio o la muerte en manos de la Inquisición.

Los Reyes Católicos de España. Fernando II de Aragón  e Isabel I de Castilla.

Lo que no se reconoce generalmente es el componente sexual a estos eventos aparentemente religiosos. Según el mito español cristiano de aquel entonces, la conquista del país por los invasores musulmanes del siglo VIII - en realidad una rápida y en su mayoría pacífica transición – fue la consecuencia de la depravación sexual de su último gobernante cristiano, el semi-legendario Rey Rodrigo.

Los musulmanes fueron demonizados por los cristianos como pervertidos, y que su religión no era más que una farsa para facilitar su indulgencia sexual. Los placeres sexuales hicieron los hombres débiles, y por lo tanto los musulmanes eran vulnerables; mientras la castidad masculina española los hizo fuertes guerreros, y la lucha para expulsar a los “invasores” no cristianos fue bendecida por el  Dios Católico y su Santa Iglesia. La fuerza moral y valentía y la última victoria cristiana nunca estuvo en duda, según esta mitología.

Así España se unificó y se convirtió en la primera nación moderna, en el cual la autodefinición del país tenía un fuerte trasfondo sexual; y donde la virtud, la castidad, la ideología socio-religiosa católica habían producido la nación; mientras la lujuria y la depravación había causado la derrota del enemigo. Un Dios agradecido gratificó a España con nuevas tierras, y en ellos, milagrosamente, grandes cantidades de oro y plata estaban allí para la corona, la iglesia y el pueblo español. Defender el catolicismo era defender la heterosexualidad, y ser un patriota español significaba ser católico y heterosexual. Las dos opciones legítimas fueron la castidad y el matrimonio para toda la vida, ni judíos, ni musulmanes, ni homosexuales tenían cabida en la nueva nación de la península ibérica.

Detrás de esta ideología sexual-católica estaba la creencia de que la sexualidad era una cuestión de elección consciente,  no hubo ni existía una clase separada de los hombres que nacieron con deseos homosexuales u orientación sexual distinta a la heterosexual, por lo tanto todos aquellos quienes cometían actos  homosexuales lo hacían consciente; por otra parte la heterosexualidad era el producto del amor de, para y hacia Dios, mientras que la homosexualidad, producto del libre albedrío de los hombres, era la decisión de hacer el mal, y del amor hacia Satanás, el Diablo.

La España del Renacimiento, estaba rodeada por las alcantarillas de la depravación, al menos así lo pensaban la gran parte de los españoles. Los piratas del Mediterráneo provenientes de Africa del Norte  que capturaban y vendían a los cristianos a los musulmanes  ricos para ser juguetes sexuales. Italia era por lo menos católica, pero también era suave y degenerada. Los nativos del nuevo mundo eran salvajes entregados a los sacrificios humanos y a la sodomía. Inglaterra, por deseo del monarca, rompió con la iglesia verdadera, para divorciarse de Catalina de Aragón. Y de la lejana Germania un cura hereje, Martin Lutero, no sólo repudió su voto de castidad, además sedujo y se casó con una monja.

Esta pequeña simplificación de la nacionalidad española del siglo XVI nos ubica en el contexto donde estudiaremos la homosexualidad. Por lo tanto podemos asegurar que la homosexualidad o los deseos homoeróticos era algo intrínsecamente anticristiano y poco español, por supuesto que los homosexuales y las conductas homosexuales existieron dentro de la España Renacentista  pero muy secretamente, pues se castigaba con la muerte.

Pero si bien, la homosexualidad a partir del siglo XIV es que comienza a ser perseguida y gravemente castigada en Europa, en ciudades como Ratisbona, Venecia, Florencia, Augsburgo y Basilea; en Castilla sin embargo los primeros ajusticiamientos por sodomía no se darían hasta 1495. En España entre 1494 y 1495 se colgaba de los pies a los acusados de sodomía, se les castraba y a continuación se les ataban los testículos al cuello. Los Reyes Católicos cambiaron el castigo que correspondía a los reos del que se consideraba como el peor de los delitos contra la moralidad y que hasta entonces había sido la castración y la lapidación, en la pragmática del 22 de agosto de 1497, donde se ordenó que se les aplicara el castigo que era más usual en el resto de estados europeos —ser quemado vivo—, junto con la confiscación de sus bienes:

“Ley I. D. Fernando y Dña Isabel en Medina del Campo a 22 de agosto de 1497. Pena del delito nefando; y modo de proceder a su averiguacion y castigo.
Porque entre los otros pecados y delitos que ofenden a Dios nuestro Señor, e infaman la tierra, especialmente es el crimen cometido contra orden natural; contra el que al las leyes y derechos se deben armar para el castigo deste nefando delito, no digno de nombrar, destruidos de la orden natural, castigado por el juicio Divino; por el qual la nobleza se pierde, y el corazon se acobarda” ... “y se indigna a dar a hombre pestilencia y otros tormentos en la tierra” ... “y porque las antes de agora no son suficientes para estirpar, y del todo castigar tan abominable delito” ... “y en quanto en Nos sera refrenar tan maldita macula y error” ...
… “mandamos, que cualquier persona, de cualquier estado, condicion, preeminencia o dignidad que sea, que cometiere el delito nefando contra naturam seyendo en el convencido por aquella manera de prueba, que segun Derecho es bastante para probar el delito de heregia o crimen laesae Majestatis, que sea quemado en llamas de fuego en el lugar, y por la Justicia a quien pertenesciere el conoscimiento y punicion del tal delito” ... “y sin otra declaracion alguna, todos sus bienes asi muebles como raices; los cuales desde agora confiscamos, y habemos por confiscados y aplicados a nuestra Camara y Fisco” ...
… “y mandamos, que si acaesciere que no se pudiere probar el delito en acto perfecto y acabado, y se probaren y averiguaren actos muy propinquos y cercanos a la conclusion del, en tal manera que no quedase por el tal delinquente de acabar este dañado yerro, sea habido por verdadero hechor del delito, y que sea juzgado y sentenciado, y padezca aquella misma pena” ... “y que se pueda proceder en el dicho crimen a peticion de parte o de cualquier del pueblo, o por via de pesquisa, o de oficio de Juez: y proceder contra el que lo cometiere, y en la manera de la probanza, asi para interlocutoria como para difinitiva, y para proceder a tormento y en todo lo otro, mandamos, se guarde la forma y orden que se guarda” ... “en los crimenes y delitos de heregia y laesae Majestatis” ... “que los que fueren acusados sobre este delito, que lo hobiere cometido antes de la publicacion desta Pragmática y no despues, que se guarden las leyes y Derechos que son hechas antes desta nuestra carta” ...
Reyes Catolicos Premática sobre el pecado nefando.
Archivo General de Simancas Leg. 1, num. 4
Titulo XXX. De la sodomía y bestialidad 1


Así pues, los Reyes Católicos con la promulgación de la Pragmática de 1497 modificaron y endurecieron las leyes sobre la sodomía al elevar la gravedad del crimen al nivel de la herejía y la traición, permitiendo “requisitos evidénciales relajados” e instituyendo la tortura sistemática incluso para el clero y la nobleza.

La Quema de los Herejes. Pedro Berruguete.
Museo del Prado.
La misma intensidad de la condena de la homosexualidad es un testimonio de su atracción, una implicación que no se perdió en contemporáneos. Las actividades poco atractivas no deben prohibirse. La iglesia católica a comienzos del siglo XVI fue una institución tan corrupta económicamente, moralmente y espiritualmente  que su oposición significó que la homosexualidad era algo incorruptible, leso e incluso que  poseía un tipo de pureza. En términos más sencillos: Si la Iglesia Católica se opuso a la sodomía, habrá muchas cosas buenas que decir sobre la existencia de los sodomitas.

Hay que tomar en cuenta que España se vio como el principal país católico. Fernando e Isabel eran por supuesto “los Reyes Católicos” y los defensores de todo el catolicismo. Si España es el país más católico, entonces se deduce que la homosexualidad en el país de los Reyes católicos era vista, al menos por muchos extranjeros, como más atractiva, más misteriosa, más seductora que  en otra parte del mundo. Vale la pena decir que la homosexualidad atribuida al español, y los musulmanes y los judíos españoles en cierta medida como algo exótico, y como una proyección y una creación del cristianismo español.

Por ejemplo, Argel en el siglo XVI, era reconocida por que se practicaba abiertamente la homosexualidad, donde los hombres de todas las clases vivían abiertamente con sus parejas masculinas (generalmente jóvenes) y podían circular libremente, donde además el gobernante tenía un harén masculino, según el testimonio de visitantes europeos indignados. Sin embargo esta cultura positiva hacia la homosexualidad no era algo nativo de Argel; abrumadoramente era algo traído allí y mantenido allí por aquellos nacidos en el Catolicismo Europeo, y en mayoría  los españoles católicos. A este conglomerado gay se les unió después los musulmanes y judíos que no renegaron de su religión. En cierto sentido, Argel era o fue el primer gueto gay de Europa.

Incluso dentro de la Península Ibérica, antes de 1492, hay pruebas limitadas de que el mismo fenómeno fue encontrado. Aquellos que deseaban tener la libertad de disfrutar de la homosexualidad se reubicaron a los reinos musulmanes del sur, reforzado la creencia dentro del catolicismo español  que la homosexualidad era una parte esencial y central de la cultura Hispanomusulmana.

En 1500 se hizo una gran fogata con los manuscritos árabes y judíos, quedando un vacío del conocimiento sobre el periodo final del Islam ibérico, siendo muy imperfecta las datas registradas. De igual manera se borraron los muchos de los aportes dados por el mundo musulmán y judío a la cristiandad española. Sin embargo, puede ser el caso de que la oposición cristiana a la homosexualidad contribuyó a una mitología positiva de ello en Al-Ándalus. En la poesía sufí, que se desarrolló tardíamente en la cultura hispano-árabe por ejemplo conseguimos hermosos versos como estos:

¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano
y era embriaguez sobre embriaguez, pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces que la miel. 2


En contraste, en la cultura musulmana, antes de la influencia europea,  la sexualidad era  sin duda buena. El deseo sexual era como tener sed: totalmente natural y significaba al tomar agua estar satisfecho. Así que los musulmanes al tener ser de sexo, lo hacían. Mientras que en la cultura española católica, tener ese tipo de sed era pecado y por lo tanto se era reprimido, más aún si esa sed era sentida por una mujer. Por otra parte, para la cultura hispano-árabe el amor homoerótico tenía una connotación urbana, de refinamiento y de poder masculino, y por lo tanto la poesía homoerótica nunca levanto escándalo. Tenemos que también decir, que el sexo hombre-mujer tenía un vínculo o conexión más reproductiva que satisfactoria, al contrario de las relaciones sexuales entre hombres que eran completamente por placer.

En la cultura sefardí, la situación es muy diferente. Su cultura era más autónoma, apartados lingüísticamente de los musulmanes y católicos, crearon un mundo poético aislado, aunque duro poco, porque  fue en la España gobernada por musulmanes que se estudió el hebreo y al  Antiguo Testamento, donde, por ejemplo, las dos voces en Isaías fueron identificadas. Fue también donde se compiló el primer diccionario de hebreo, y donde el renacimiento del hebreo como lengua literaria, no sólo religioso, comenzó. Así los letrados, traductores, y otros eruditos de aquel entonces se percataron de la homosexualidad del judaísmo, por ejemplo del Rey David y Jonatán, de la prostitución masculina del templo que se encuentra en la Biblia. En cualquier caso, en la poesía homosexual que escribieron ellos y sus contemporáneos, la homosexualidad es una práctica muy frecuente en su cultura. La homosexualidad es también parte de una metáfora religiosa y nacional, además que el amor para el Dios de Israel Jehová se expresó como el amor a un hombre.

Esta tradición homosexual en el judaísmo medieval ibérico floreció cuando el contexto cultural era completamente Hispano-árabe. El territorio Hispano-árabe se contrajo con cada nuevo siglo, los judíos empezaron emigrar al norte, a la España Católica. Los judíos  empezaron  a escalar estatus en la sociedad, eran los administradores, médicos, financieros y las personas a quien el rey y su gobierno dependían generalmente. Sin embargo, la poesía homosexual desaparece de la vista y se convirtió en parte de una tradición ocultista.  Este, entonces, es el fondo del Renacimiento español.

Los Reyes Católicos, inmersos en su afán de ser los portadores de la espada castigadora de Dios, decidieron acabar con el pecado nefando. Isabel “La Católica” cerró los baños de Granada después de tomar la ciudad en 1492, con el fin de obstaculizar las actividades sexuales que estos facilitaban. Los puertos de Sevilla y Valencia fueron altamente vigilados por las miradas inquisitorias, y los guetos gais como los existentes en las ciudades de Sevilla y Valencia desaparecieron, aunque nunca desaparecieron las actividades homoeróticas, y con ello aumento la clandestinidad de la prostitución masculina. Lo que si podemos asegurar es que existía redes de prostitución masculina e las ciudades portuarias españolas, especialmente en Sevilla puestas al servicio de personajes adinerados y que estaban dispuestos a pagar para satisfacer sus necesidades homoeróticas; los archivos de la Inquisición y de los tribunales civiles así lo confirman, según nota de Josefina Alventosa del Río en su libro “Discriminación por orientación sexual e identidad de género en el derecho español”:

“En este sentido, se ha recogido el dato de que los Tribunales de Granada y Sevilla, junto con el Tribunal de la Casa de la Contratación, instruyeron 175 casos de sodomía entre 1560 y 1699, en los que sentenciaron a unos cincuenta sodomitas a la hoguera” … “Pero no sólo existen datos de estas condenas en Sevilla. El ‘sexo contra natura’ tuvo un desarrollo notable en esta época en España.” … “entre 1450 y 1700, el Tribunal Inquisitorial instruyó 380 casos por sodomía en Valencia, otros 791 en Zaragoza y 453 en Barcelona; en Valencia, el tribunal sentenció a la hoguera a 37 hombres entre 1566 y 1775, la gran mayoría entre 1616 y 1630”… Los tribunales no condenaron a la pira a ningún sodomita después de 1630; en lugar de eso los condenaron al cadalso, a que se les administraran latigazos o al destierro perpetuo del Reino. En Castilla este cambio ocurrió en la última década del siglo XVII. Pero añade el Padre León que esos eran los descubiertos, diciendo «que no son los mayores pecadores los que mueren quemados, que otros hay que nos los prenden». Esta documentado en los expedientes judiciales que los «pecadores» eran de toda clase social y origen: nobles, clérigos, frailes, taberneros, maestros de escuelas, napolitanos, franceses, negros, mulatos, turcos ...; «mocitos galanes», «caballeritos» de 17 años e incluso niños.” 3

Los que se sentían atraídos por el sexo homosexual tenían las siguientes opciones: Una era la de emigrar. Como vimos más adelante, muchos emigraban al norte de África; otros preferían las ciudades de Florencia, Venecia y Roma, donde existía mayor tolerancia en comparación con España; Cervantes fue uno de los españoles que prefirieron pasar su juventud en las tierras itálicas.  Muchos incluso  preferían prefirieron las ciudades portuarias de Portugal y Holanda ya que eran ciudades más abiertas a la homosexualidad y  las leyes menos represivos. Muchos homosexuales emigraron al Mediterráneo Oriental, territorio Otomano, al igual que muchos judíos que se vieron obligados a autoexilarse. Grecia fue otra alternativa para los gais de aquellos años y por último estaban las nuevas tierras descubiertas: América.  

San Juan de la Cruz. Francisco de Zurbarán.
Museo Arquidiocesano de Katowice.
No obstante, España, con su exagerada catolicismo tuvo “territorios” donde la homosexualidad era bienvenida: hablamos de los monasterios, conventos y abadías. En el aislamiento de aquellas paredes eclesiásticas, entre rezos, existía la posibilidad de los intercambios homoeróticos.   Por ejemplo en su poesía mística San Juan de la Cruz toma el papel de la mujer frente a la unión con el Dios masculino, aquí un botón de “Llama de Amor Viva”:

¡Cuán manso y amoroso
Recuerdas en mi seno
Donde secretamente solo moras
Y en tu aspirar sabroso
De bien y gloria lleno,
Cuán delicadamente me enamoras!. 4

Otra de las órdenes religiosas disidentes e ideológicamente a escondidas homoeróticas, a parte de la fundada por San Juan de la Cruz y Santa Teresa, “Las carmelitas”, estaba la Orden de la Merced, el cual Tirso de Molina pertenecía. La obra de Tirso de Molina se caracteriza por lo andrógino de su forma y temas, donde el travestimos y otras formas de sexualidad son de gran importancia, tal como lo acredita Henry W. Sullivan:
“La variedad de expresión sexual en el teatro de Tirso de Molina, sin embargo, — mucho más rica que la de otros dramaturgos de su época —, es una realidad objetiva cuyas implicaciones piden nuestra consideración. En las ochenta y ocho obras dramáticas estantes de Tirso, es posible documentar la presencia de”… “el travestismo, el lesbianismo”… 5

Además Sullivan nos muestra su interés en estudiar el travestismo en la obra del gran Tirso de Molina:
… “a un resumen descriptivo del fenómeno teatral del travestismo en Tirso, y sus posibles implicaciones para una visión andrógina de la situación humana como ideal por parte del autor, ideal andrógino que borrase la diferencia entre los sexos como principio paradójico de la reintegración psíquica.” 6

La literatura ofreció la oportunidad de hablar sobre la homosexualidad, una de las primeras importantes representaciones españolas de la homosexualidad se produce en Francisco Delicado en “La Lozana Andaluza” (1528), una novela dialogada, con comentarios y explicaciones intercaladas en el texto personal del autor. En el libro se predica una filosofía del amor libre. Los personajes no presentan inhibiciones en sus hazañas sexuales. Su deseo es que todo el mundo puede actuar sexualmente en la forma de su elección. Por lo tanto, no es extraño que tanto el lesbianismo y la homosexualidad masculina aparezcan en el texto.

En las novelas pastoriles del Renacimiento Español, el amor homosexual se insinúa a través de las confusiones del travestismo y la androginia. Sin embargo, la androginia y el travestismo presentado en estas novelas suelen ser subsumido en  juegos adolescentes aparentemente inocentes. El jugar con los roles de género facilita el despertar y la exploración de los deseos sexuales, pero estos deseos son invariablemente heterosexual en el final. Por lo tanto, la homosexualidad implícita de estos textos no es más que una fase a través del cual los personajes pasan en su camino a “madurar” la heterosexualidad. Curiosamente, sin embargo, este privilegio de configuración homosexual es una forma de admitir la homosexualidad como una orientación sexual original.

La literatura del Renacimiento también está llena de pseudo- andróginos. Una forma popular es la del travesti femenino que recurrentemente se abre paso en el escenario del teatro del Siglo de Oro . Aunque algunas de las representaciones abrigan matices lésbicos, este tipo de carácter general, se viste como un hombre, no para expresar su naturaleza sexual, pero para obtener privilegios negados a ella porque ella es una mujer. Cervantes presenta, a través de las amistades del mismo sexo, las relaciones con muchos matices homosexuales.

La homosexualidad también fue tratada a través de la utilización de la mitología clásica. El poeta más importante, difícil e innovador de España del siglo XVII es Góngora. En su obra maestra, las Soledades, sin duda uno de los más famoso poemas en el idioma español, el protagonista joven alienado se describe al principio como más hermoso que un efebo, la alusión  a Ganímedes. Las Soledades comenzó una furiosa controversia, Quevedo conservador atormentado repetidamente atacó a Góngora como sodomita y un Judío, dos términos que eran, para entonces, casi sinónimos.

Un seguidor importante de Góngora fue Pedro Soto de Rojas, autor de un largo poema sobre Adonis, del que sólo se conservan fragmentos, otro fue el poeta y cortesano asesinado Juan de Tassis y Peralta Conde de Villamediana, cuyo nombre fue siempre una alusión a la homosexualidad y la cual la Inquisición le abrió un expediente o proceso secreto por sodomía con algunos esclavos negros y sirvientes.

Entre los muchos grandes pintores españoles del Renacimiento, no podemos dejar de nombra al Greco, que aunque griego de nacimiento, sabemos que era un toledano de corazón y también podemos decir que era homosexual, y que vivía con su amante traído desde iItalia, te llamado Francisco Preboste:

… “tenía un amigo íntimo llamado Francisco Preboste, que vino con él de Italia. Era amistad e incluso…amor. Hace unos años el pintor toledano Mariano Serrano ganó un concurso literario de Cartas de amor a Toledo con una epístola en la que el Greco salía del armario, es decir, confesaba su inclinación homosexual.” 7

Pero tal vez las mejores pruebas de la homosexualidad de El Greco eran sus pinturas de la figura masculina, donde los desnudos estaban impregnados de una intensa energía homoerótica.

Otras de las formas de escape, donde los hombres podían liberar sus conductas homosexuales y satisfacer sus necesidades homoeróticas era en la actividad de la caza. Los hombres se adentraban en los bosques con la excusa de la búsqueda de un jabalí, conejos o venados, y así fuera de la vista pública se desahogaban sexualmente con sus compañeros de cacería. Las casa de juegos o clubes masculinos eran también propicios para las relaciones homoeróticas, existen informes de casas de juego donde se suministraban jovencitos a los clientes.

Vista de Sevilla en el siglo XVI. Alonso Sánchez Coello.

El Renacimiento, la puerta de la era moderna, trajo consigo una nueva forma de ver la sexualidad, la filosofía renacentista que pregonaba el hombre por el hombre, y este como medida de todas las cosas, también avivó los deseos homoeróticos, ya reconocidos en la Grecia Clásica y que debido al oscurantismo del medioevo permaneció como una llama sin luz. Tuvieron que aparecer los nuevos hombres eclipsados por el clasicismo primario y todos su Dioses, como Apolo, Zeus, y otros tantos para avivar esa llama. España no escapo de  las flamas ardientes del amor homoerótico, ya con su transculturización judeo-islámica estaba preparada para recibir la nueva forma de ver el amor… no obstante existió un fuego tal vez más intenso, tal vez más “oscuro”, con menos luz, y más dañino que opaco los deseos homoeróticos… La Inquisición con todo su infierno logró opacar ese renacer, más no pudo con él.


 REFERENCIAS.
3 Alventosa del Río, Josefina. Discriminación por orientación sexual e identidad de género
en el derecho español. p.p. 145, 146.
5 Sullivn, Henry W. Tirso de Molina: dramaturgo andrógino. p. 811
6 Ibidem.
7 http://www.abc.es/20110128/local-toledo/abci-agujeros-negros-greco-201101281333.html

Por Félix Esteves

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