Costa Rica es el quinto país donde la intervención ideológica chavista y los petrodólares venezolanos están tratando de intervenir en la política interna y vulnerar la democracia de un pueblo que se ha caracterizado por su eminente paz interna y que ha sido ejemplo de convivencia internacional. Estas supuestas “bases de paz” ya están en Nicaragua, Cuba, México y por supuesto Venezuela y su función son según sus creadores o representantes es enfrentar las amenazas del imperio yanqui por detener el proceso de transformación revolucionaria que se vive en América Latina.
Quizás estas instituciones de carácter ideológico no fueran tan nocivas si su empeño fuera más en educar y transmitir un pensamiento y no en comprar la conciencia de los líderes y gobernantes donde ellas se encuentran y lo que es peor aún en su empeño del presidente Hugo Chávez de intervenir en los asuntos internos de los países del hemisferio.
Otra cosa que es perjudicial para ambos países (Venezuela y Costa Rica) es que el financiamiento de las bases de paz, probablemente provengan de ALUNASA, una empresa de aluminio de origen costarriqueño fundada en 1978 pero que a partir de 1987 la Corporación Venezolana de Guayana ha ido adquiriendo hasta poseer el 100% de las acciones. Hasta ahora CVG ALUNASA es una empresa exitosa donde el 85% de sus productos son llevados a Norteamérica y Europa y que proporciona empleo a más de 400 costarricenses directamente. Solo esperamos que siga cumpliendo sus funciones y que no se convierta en un centro de compra de ideologías y que termine como muchas empresas públicas venezolanas, donde el que no comparte la ideología chavista simplemente es despedido.
Sin embargo en estas bases de paz también se encuentra la “mano peluda” del ALBA y PETROCARIBE, y donde Costa Rica se ha mantenido al margen. El ALBA ha querido que los ticos se anexen a este pacto ideológico del neopopulismo marxista auspiciado por Venezuela y Cuba desde el 2004 y que inteligentemente Costa Rica a sabido esquivar, pero en estos tiempos de crisis energética no sabremos si las maniobras y petrodólares de PETROCARIBE puedan convencer al gobierno costarricense de aliarse a la empresa petrolera caribeña, donde se manifiesta claramente una muy fuerte simpatía al pensamiento popular-izquierdista de Chávez.
Las bases de paz afincadas en México, Nicaragua, Cuba, Venezuela y ahora Costa Rica son simplemente centros para impulsar el pensamiento populista y autoritario del Presidente Hugo Chávez. Solo esperamos que la libertad con que han vivido los queridos hermanos ticos siga su curso y que les permita considerar con suficiente inteligencia y criterio lo que significa estas bases de paz, y que revisen o vean el caso de Venezuela donde cada vez es más difícil vivir, cuando el gobierno divide a sus ciudadanos, donde las libertades constitucionales de los venezolanos son pisadas, donde la violencia suma cada semana más de 50 muertos, donde los hospitales o centros médicos públicos no se dan abasto para atender una población que desgraciadamente se equivoco al elegir a un presidente que lleno de falsas esperanzas a un pueblo que después de 10 años de aquellas elecciones sigue sufriendo aún peor las malas políticas económicas y sociales de sus gobernantes y que se acrecentaron con este régimen.
Quizás estas instituciones de carácter ideológico no fueran tan nocivas si su empeño fuera más en educar y transmitir un pensamiento y no en comprar la conciencia de los líderes y gobernantes donde ellas se encuentran y lo que es peor aún en su empeño del presidente Hugo Chávez de intervenir en los asuntos internos de los países del hemisferio.
Otra cosa que es perjudicial para ambos países (Venezuela y Costa Rica) es que el financiamiento de las bases de paz, probablemente provengan de ALUNASA, una empresa de aluminio de origen costarriqueño fundada en 1978 pero que a partir de 1987 la Corporación Venezolana de Guayana ha ido adquiriendo hasta poseer el 100% de las acciones. Hasta ahora CVG ALUNASA es una empresa exitosa donde el 85% de sus productos son llevados a Norteamérica y Europa y que proporciona empleo a más de 400 costarricenses directamente. Solo esperamos que siga cumpliendo sus funciones y que no se convierta en un centro de compra de ideologías y que termine como muchas empresas públicas venezolanas, donde el que no comparte la ideología chavista simplemente es despedido.
Sin embargo en estas bases de paz también se encuentra la “mano peluda” del ALBA y PETROCARIBE, y donde Costa Rica se ha mantenido al margen. El ALBA ha querido que los ticos se anexen a este pacto ideológico del neopopulismo marxista auspiciado por Venezuela y Cuba desde el 2004 y que inteligentemente Costa Rica a sabido esquivar, pero en estos tiempos de crisis energética no sabremos si las maniobras y petrodólares de PETROCARIBE puedan convencer al gobierno costarricense de aliarse a la empresa petrolera caribeña, donde se manifiesta claramente una muy fuerte simpatía al pensamiento popular-izquierdista de Chávez.
Las bases de paz afincadas en México, Nicaragua, Cuba, Venezuela y ahora Costa Rica son simplemente centros para impulsar el pensamiento populista y autoritario del Presidente Hugo Chávez. Solo esperamos que la libertad con que han vivido los queridos hermanos ticos siga su curso y que les permita considerar con suficiente inteligencia y criterio lo que significa estas bases de paz, y que revisen o vean el caso de Venezuela donde cada vez es más difícil vivir, cuando el gobierno divide a sus ciudadanos, donde las libertades constitucionales de los venezolanos son pisadas, donde la violencia suma cada semana más de 50 muertos, donde los hospitales o centros médicos públicos no se dan abasto para atender una población que desgraciadamente se equivoco al elegir a un presidente que lleno de falsas esperanzas a un pueblo que después de 10 años de aquellas elecciones sigue sufriendo aún peor las malas políticas económicas y sociales de sus gobernantes y que se acrecentaron con este régimen.
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