A LOS SOLDADOS QUE NO VOLVERAN
El alma quebrada
un sueño perdido
el corazón roto
y el espiritu herido
Un campo minado
el bosque encendido
la llama que arde
el verbo se ha ido
Al grito del hombre
sonaron trompetas
y mil marionetas
partieron triunfantes
Se bañan de sangre
bailando la muerte
las gélidas Parcas
sedientas de hambre.
El suelo rendido
abraza a sus hijos
que ahora reposan
en territorio enemigo.
Una cruz se levanta
en un puerto olvidado
donde llora una madre
a su hijo adorado.
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