Un viejo reloj y una copa de vino
en la mesa, desmayada una uva
acompaña a una vela cansada
de tanto amor suspirar.
El tiempo pasa y la puerta cerrada
una triste musica que viene y se va
la copa de vino de labios manchada
refleja tu cara de ebrio mirar.
El oráculo no para, la puerta se abre
y un gélido silencio puebla el lugar
se sienta a tu lado y toma del vino
que moja tu boca marchita de tanto esperar.
Un nuevo dia que llega y otro que se va
y las lágrimas de tu clepsidra longeva
sigue marcando las lineas del tiempo
que son las unicas testigos de tu soledad.
Por Félix Esteves
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