Cuando aún los pavos reales paseaban su orgullo y hermosura en el jardín de Krishna existía un rico y anciano mercader de especias que desde hace mucho tiempo soñaba con una terrible pesadilla, un tigre de bengala se tragaba la luna y en su empeño por conocer el significado de su pensamiento onírico prometió toda su fortuna al que lo lograra descifrarlo. Se presentaron miles de hechiceros y brujos, de charlatanes y codiciosos parlanchines tratando de interpretar el sueño, pero ninguno convencía al testaduro hombre que no dejaba de soñar con la luna cruelmente devorada por el gigante felino. Un día llegó hasta los pies del mercader un astuto joven que sospechaba que lo único que quería escuchar el acaudalado anciano era como incrementar su fortuna e inteligentemente le vaticino que el tigre simplemente representaba los impuestos exigidos por el sultán y la luna simbolizaba su riqueza que pronto sería reclamada por las ambiciones del sultanato. El mercader enseguida puso a trabajar a sus contadores para pagar menos impuestos y agradecido por la sabia lectura hecha por el joven le otorgo a su hermosa hija en matrimonio y así le traspaso su fortuna, pero el mismo día de la boda el anciano mercader murió. En la noche después de consumir el arreglado matrimonio el joven nunca más pudo dormir, pues lo aquejaba la misma fortuna del infeliz mercader, desde ese momento no dejo de soñar con una inmensa luna plateada devorada fieramente por un despiadado tigre bengalí.
Por Félix Esteves
¡Impecable!!!!
ResponderEliminarBeatriz Iriart
City Bell, Argentina