martes, 19 de octubre de 2010

DIASTOLE... SISTOLE...

No he cambiado las sabanas
allí estas tu... como siempre
como antes.
Cierro los ojos para sentir
ese olor profundo que dejastes
que inunda mi habitación.
Y ya no sueño
el sonido rítmico...
Diástole... Sístole...
en mi inmensa soledad
ya no me deja dormir.
Entonces abrazo tus sabanas
y veo aparecer la mañana
con la ridícula esperanza
de verte llegar con la aurora
Pero una triste y sangrante clépsidra
marca mi tiempo
Sístole... Diástole...
que ya no puedo
y no quiero vivir.



Por Félix Esteves



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