Cayó la primera hoja
rompiendo el vestido fresco del verano
los amarillos, ocres y malvas
penetraron en mí.
Me quede desnudo
la lluvia helada vino a mí
y en rebosante silencio
la vejez, quizás el cansancio
con dulce resignación recibí.
Siguen cayendo las hojas
el viento iracundo me avisa
que el tiempo se agota
aunque la esperanza
vestida de pálida muerte
sigue en mí.
Por Félix Esteves
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