Jean Cocteau (1889-1963) es posiblemente el exponente más polifacético y heterogéneo de la historia del arte de la primera mitad del siglo XX, cuyo recorrido no sólo está marcado por su labor en diferentes formas expresivas, sino también por la incorporación sucesiva o simultánea de elementos de las vanguardias de la época y la defensa del arte no figurativo.
Cocteau se situó como una importante figura en el horizonte literario con “La lámpara de Aladino” (1909), su primer libro de poemas, y describió catorce años más tarde en “Opio” sus experiencias con esta droga. Tras reunir su obra en verso en Poemas 1913-1923 (1924), donde incorpora la fantasía inspirada por la pintura cubista con la métrica de la poesía del siglo XVI, el gran Cocteau explora la dramaturgia y escribe y versiona varios de los mitos clásicos como “Orfeo” en 1927 y “Antígona” en 1928 entre otros. Este insigne francés abordó también temas trágicos de la vida contemporánea, como en “Los padres terribles” de 1938, y en su faceta como novelista nos regalo “Los muchachos terribles” en 1929.
El talento y genio de Jean Cocteau lo hizo incursionar en el ballet como escritor e incluso experimento con gran éxito en la pintura, tanto de mural como la de lienzos, su trabajo u obra en esta faceta como dibujante y pintor ha sido reconocida en el ámbito de la plástica principalmente por sus dibujos frugales pero altamente imaginativos y cargados de una fuerte carga erótica.
En el ámbito del séptimo arte, Cocteau fue el representante del surrealismo francés, y desarrolló su carrera como director en el underground como muchos de los cineastas surrealistas, tanto por sus esquemas de producción como por su insistente búsqueda experimental, de esta experiencia nos lego “La sangre de un poeta” de 1930 y “La bella y la bestia” en 1946 entre otras obras fílmicas donde el onirismo, la fantasía y las atmosferas decadentes confluyen con su personalísimo mundo.
Pero Jean Cocteau principalmente era un poeta, y el asumió ante todo que su obra de vida, sus novelas, sus pinturas y sus películas como todas sus obras era “poesía”, es decir que , como un poeta, todo su trabajo artístico sea cual fuera la forma empleada, la totalidad de su esfuerzo creativo era poesía.
Esta pequeña presentación es una muestra de todo el poderío poético y homoerótico que Jean Cocteau le imprimió a su trabajo como dibujante. Esta obra de líneas puras son la viva expresión de su ser, de sus quimeras, de sus ilusiones, de sus fantasmas y de su magia. Jean Cocteau no sólo dibujo cuerpos eróticos sino que le imprimió a sus dibujos el poderío de su alma creadora y su exquisito gusto por la belleza masculina.
Por Félix Esteves
Que belleza la de sus trazos!
ResponderEliminarGracias mil por compartirlos.