martes, 11 de enero de 2011

...SOBRE LA MISMA SANGRE.

Sobre el mostrador un hermoso arreglo de tulipanes, margaritas japonesas, rosas y alientos de bebé le daban la bienvenida a todos los que curiosos entraban a la nueva floristería, aunque la palabra correcta sería la única y primera tienda de flores que se abría en el viejo barrio. El joven dueño de la tienda atendía a todos con extremado cuidado, les aconsejaba sobre la importancia de saber regalar una flor, y explicaba que cada flor era un motivo diferente, una personalidad distinta y una emoción, para las amigas se regalan margaritas o rosas amarillas, para la amante que se quiere con pasión las rosas rojas, para las esposas de los jefes quizás las orquídeas, y así entre fantasías, leyendas y mitos a cada uno de los visitantes les vendía un ramillete, una simple flor, o un ramo, todos salían de la tienda cargando en sus brazos un artículo floral.

En la misma calle al frente, pero en el segundo piso de un edificio de oficinas, se mudaba un joven abogado que pretendía establecer en aquel pedacito de piso de treinta y nueve metros cuadrados su bufete. Soñaba con defender a los pobres de las injusticias sociales, que la ley no fuera solo para los ricos, mientras ubicaba sus libros de jurisprudencia sobre los vacíos estantes, se sentía como el nuevo Robín Hood, pero sus armas serían la Constitución Nacional, el Código Civil y todos los conocimientos acumulados y aprendidos con tanto esfuerzo durante los cinco años que estuvo estudiando. Estudiar en la universidad fue muy duro, dos trabajos a la vez, para poder pagar los semestres, trabajos los fines de semanas, para pagar la residencia estudiantil y olvidarse de los amores y de las diversiones comunes de los jóvenes de su edad, porque su única meta era ser alguien importante en la vida.

Eran dos nuevos carteles que adornaban ahora la vía principal del barrio, uno de neón rosado que titilaba con fluorescencia rosa "Adonis Trouvé. Flores para la vida y el amor”, y el otro una simple lámina de bronce sobre madera donde se podía leer en una muy seria y erectas letras "Dr. Adonaí Expósito. Abogado."

Al caer la noche ambos salieron emocionados, con el cansancio escondido en el alma, cada uno con la incertidumbre del mañana, la esperanza del comienzo... en un momento ambos se cruzan, pero no se percataron el uno del otro, no se dieron cuenta que el otro era el reflejo, el espejo del otro, el mismo cabello, los mismos labios, la misma contextura, los ojos grises con la fe y la ilusión pintada en sus pupilas. El semáforo prendió la luz verde y ambos se detuvieron a esperar el cambio de luz, en ese instante un carro a alta velocidad recorre la calle desnuda... ambos y al unísono se miran, se descubren y en el intercambio sorpresivo de mirar el clon... no ven el automóvil que de un golpe seco y violento se lleva a los dos por delante dejándolos tirados en un baño de sangre... sobre la misma sangre.

Los titulares de la prensa fueron sensacionales, todos los periódicos reseñaban la extraña muerte de los jóvenes...

HERMANOS GEMELOS ARROLLADOS EN ACCIDENTE AUTOMOVILISTICO
Anoche a las 22 horas un auto manejado por un conductor ebrio atropello a dos jóvenes en la Calle 54 con Avenida 36 del Barrio La Pequeña Venecia. Lo extraño del caso es que eran hermanos gemelos según los informes médicos, ya que coincidían por el aspecto físico, pero al llegar los parientes del fallecido Sr. Adonis Trouvé, los padres se quedaron sorprendidos por el otro cadáver que confundieron con su hijo y confesaron que el joven era adoptado. Aún se espera en la morgue principal de la ciudad capital los parientes del Doctor en Derecho Adonaí Expósito, el otro fallecido, que al parecer y según las investigaciones realizadas por ahora por las fuerzas publicas, el joven abogado nunca fue dado en adopción"... "se hicieron estudios de ADN en ambos y los resultados arrojaron lo que ya los ojos de los médicos presumían: el parentesco de lo jóvenes"... "y que solo tuvieron la oportunidad de compartir el vientre materno, el lugar, la hora y el motivo de sus muertes"...

Por Félix Esteves

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