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Saturno devorando a sus hijos.
Goya. |
Para entender la Belleza hay que entender y comprender la Fealdad. Primeramente lo feo no debe identificarse con valores negativos como lo ineficiente, la maldad o lo falso. La tradición platónica separó lo ideal de lo material y en la Edad Media igualmente se separó lo celestial de lo terrenal, y en consecuencia la Belleza perfecta corresponde a lo celestial y lo divino. En las representaciones figurativas medievales la Fealdad siempre correspondió a lo malo, a lo más bajos instintos humanos y la Belleza a lo bueno, a lo extraterrenal.
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La Mujer Barbuda.
José de Ribera. |
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La Duquesa Fea.
Quentin Massys. |
Durante el Renacimiento, cuando el hombre viene a ser centro del universo y la naturaleza deja de estar atada a lo divino, algunos artistas empiezan a tomar conciencia de lo feo, pero no como una expresión de la maldad y de lo diabólico, sino como lo grotesco, lo deformante y lo raro. Sin embargo esta Fealdad generalmente viene embellecida porque esta subordinada al orden estructural de la composición clásica, tal como lo explica Anna Gradowska: “No obstante, esta fealdad”… “aparece subordinarse al orden estructural de la composición clásica, pues sigue siendo válida todavía la Gran Teoría, representada por el Bien”… “y la Belleza”… (Anna Gradowska. Tranformaciones de "lo Bello", 2006)
En el Barroco los artistas aceptan la Fealdad y no intentan cambiarla ni embellecerla, para ellos el arte necesita de lo feo para expresar las durezas, inclemencias y los dramas de la vida, los barrocos abandonan la simetría y las formas armónicas y bien proporcionadas tan utilizadas en el Renacimiento.
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El Buey Desollado.
Rembranth. |
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La Loca.
Géricault. |
El siglo XVIII estuvo marcado por el pensamiento de la Ilustración, y la Fealdad fue tratada solamente como complemento de la Belleza; en 1766 Gotthold Ephraim Lessing (Poeta Alemán de la Ilustración) rechaza cualquier fealdad, exclamando en su “Laocoonte o sobre los límites en la pintura y poesía” de 1766: “La belleza es el fin del arte.” Y Immanuel Kant sólo acepta lo feo si es bellamente representado y únicamente como opuesto para destacar lo bello.
Es a mitad del siglo XIX que la descripción de la Fealdad y su representación pictórica toma importancia, algunos artistas y escritores la consideran inevitable e indispensable para representar la realidad, el Romanticismo nos abre la puerta de lo grotesco y lo feo como una forma de expresión y como un arma para atacar la ingenuidad del público originándole a los espectadores y lectores confusión interna, desagrado, pero abriéndole los ojos a la realidad del mundo.
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Una cabeza Grotesca.
Leonardo Da Vinci. |
A principios del siglo XX la innovación fue un criterio casi unánime en los artistas, y esa innovación trajo a colisión que muchos representaran la Fealdad o lo feo como un leitmotiv a lo largo de sus representaciones pictóricas, sin embargo todavía y hasta el postmodernismo la teoría estética seguía guardando los criterios formalistas de la tradición bipolar de Belleza-Fealdad, justificando solo lo feo si estéticamente concreta y define lo bello.
Karl Rosenkranz en su “Estética de lo Feo”, comenta que la fealdad es necesaria en el arte porque es un elemento de la realidad que debe representarse. Igual que la belleza es necesaria el arte también lo es lo feo, ya que lo bello depende de lo feo y viceversa. Habla de lo feo como algo positivo (nunca lo feo será negativo) y por ello, la representación artística de la fealdad, tendrá la misma cabida en el arte, que la representación del ideal de Belleza.
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Júpiter y Antíope.
Goltzius. |
En el arte de la actualidad o postmoderno, la Fealdad es expresada como una ausencia de belleza, o la negación de la misma. Los artistas no buscan satisfacciones visuales, su propósito es conmocionar al público, intranquilizar y comunicarle los traumas y los miedos de la vida, avivando y estimulando la conciencia de los espectadores.
Así la Fealdad a sobrevivido a la Belleza, no obstante en el arte lo bello siempre supera lo feo porque por mucho que los artistas quieran representar lo feo de la Fealdad, valga la redundancia, siempre terminan por mostrarlo bello o embellecer lo feo.
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Ansiedad.
Edvard Munch. |
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La Embarazada y la Muerte.
Egon Schiele. |
El problema también reside en que muchas veces los artistas modernos o postmodernos han querido tanto representar lo feo, que terminan ya no representando la Fealdad, sino produciendo Arte Feo porque sus trabajos ya no se ve lo caótico, lo desproporcionado, lo irregular, lo absurdo, lo raro, lo monstruoso, lo terrorífico, lo prohibido… vemos es lo asqueroso, lo estúpido, lo patético, lo vulgar, lo banal y lo escatológico y pareciera que todos estos adjetivos entran ya a los espacios validos del arte y son motivo de estudio de la estética.
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Marcada.
Jenny Saville. |
Por Félix Esteves
Fuentes:
Gradowska, Anna. Tranformaciones de "lo Bello" / Anna Gradowska.-- Caracas: Fondo Editorial de Humanidades y Educación. UCV; 2006.
El fracaso de lo feo.
http://edant.clarin.com/suplementos/cultura/2005/03/12/u-936258.htm
Estética de la Fealdad.
http://esteticadelafealdad.blogspot.com/
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