La gotica oscuridad de la noche nos obliga
a refugiarnos en el sueño
y una muchedumbre de seres extraños nos habita.
Nos separamos en ese instante
donde la misteriosa selenita nos arruya con su sortilegio
y aunque muchas veces insistimos en el abrazo,
nos distansiamos...
morimos...
para volver a convertirnos en los supervivientes
o sobrevivientes de nuestros destinos.
Nos refugiamos en la gotica oscuridad de la noche...
nos escondemos de nosotros mismos.
Por Félix Esteves
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