Como sobrevivir a tu ausencia, a no tenerte a mi lado si aún no te conozco ni te he visto, ni siquiera imaginado. Como seguir durmiendo en mi desértico lecho si busco en él tu cuerpo, tu aroma, tu aliento… y no me llegan imagen alguna de tu ser, porque pareces demasiado grande, como la evaporación inmediata de un océano, como el ojo de un huracán que devora todo y huye sin ser poseído o atrapado. Eres ese aire que se respira, pero que de inmediato se deja, llenas mis pulmones, pero si te retengo en ellos perecería, entonces aspiro todo lo que puedo, jadeo y trato de concentrar el absoluto, tu totalidad… y aún así no te tengo, no te veo ni te siento… De seguro sí fuera real este sentir… sí fuera real tu concentración… me convertiría en lluvia para regarte en tu sequía, sería fuego para abrigarte en el invierno, sería paleta de colores para pintar tus flores, sería hoz para cortar tu mies y cosechar de tu amor. Si fueras real… real… me hundiría en tus bosques, profanaría tus cuevas, nadaría en tu mar de apetitos y sueños, no me importaría naufragar en ti, sobreviviría con tu sexo, mi alimento… perduraría con tu alma, mi sustento… Eres el deseo lejano, el ansia que no cesa ni se detiene con un beso, eres el hambre y la concupiscencia del prisionero sediento que ve la fuente y siente su frescor desde lejos. Eres mi vicio sin haber absorbido tu miel, eres la agonía y el ardor de mis sueños nocturnos y de mis antojos diurnos… eres el deseo pío de mi fe… eres solo eso… el deseo a no resignarme a no amar y de seguir viviendo.
Por Félix Esteves
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