Jesús niño en las puertas del Templo. Claudio Coello Barroco Español. |
Los
relatos de la infancia de Jesús están reseñados en muchos documentos, sin
embargo es en el Nuevo Testamento el que nos habla de una manera más certera
sobre la vida de este hombre que cambio el curso de la Historia de la
humanidad. En los evangelios o Nuevo Testamento la niñez de Cristo está narrada
en Mateo y Lucas, y son contribuciones tardías al largo proceso a través del
cual se fue configurando la tradición evangélica. Aquí les dejo aquellos testimonios escritos por los evangelios de Lucas y Mateo y algunas imágenes del arte pictórico que sirven para recrear la vida del Niño Jesús.
Los testimonios
disponibles sobre la infancia de Jesús eran muy escasos, de forma que Mateo y
Lucas tuvieron mucha más libertad de composición e inventiva en esta parte de
sus obras que en el resto. Los relatos de la infancia nos informan más sobre la
cristología y la situación comunitaria de las iglesias en las que se
escribieron que sobre los acontecimientos históricos del nacimiento de Jesús.
La circuncisión de Jesús. Giovanni Bellini. Pintura Veneciana del Cuatrocento |
Los
primeros cristianos fueron aglutinando las memorias sobre Jesús en tres etapas.
En la primera, el interés estaba centrado en los acontecimientos que rodearon
su pasión, muerte y resurrección. Más tarde, las comunidades cristianas
sintieron la necesidad de conservar fielmente todo lo que Jesús había hecho y enseñado
durante su vida pública. El símil entre los diversos evangelios proyecta aquí
un balance algo distinto. Aquí las discrepancias son ya más importantes, sobre
todo entre los tres primeros evangelios (Mateo, Marcos y Lucas) y el de Juan.
Sólo en un tercer momento surgió entre los cristianos un vivo interés por recobrar
los primeros años de la vida de Jesús. Los evangelios de la infancia de Mateo y
Lucas son un ejemplo de este interés y forman el primer eslabón de una cadena
que se prolongará más tarde en una serie de evangelios apócrifos, cuyo
propósito fue recuperar los años clandestinos u ocultos de la vida de Jesús.
Presentación de Jesús en el Templo. Andrea Celesti. Venecia, 1710. |
En esta
tercera etapa de la tradición evangélica los puntos de coincidencia son muy
escasos. Si leemos atentamente Mateo y Lucas veremos que efectivamente
es muy poco lo que tienen en común, y que incluso existen algunas discrepancias
entre ellos. Notemos, por ejemplo, que mientras en el relato de Lucas la
protagonista es María, en el de Mateo es José quien desempeña el papel
principal. Tampoco están de acuerdo Mateo y Lucas sobre la relación de Jesús y
su familia con Belén y Nazaret. Lucas parece dar a entender que la familia de
Jesús era originaria de Nazaret y que el nacimiento de Jesús en Belén se debió
a una situación coyuntural (un censo ordenado por los romanos). Por su parte,
Mateo parece presuponer que la familia de Jesús era originaria de Belén y que
su traslado a Nazaret fue debido al temor de que Arquelao continuara teniendo
hacia Jesús la misma actitud hostil que había tenido su padre Herodes.
Nacimiento de Jesús. Giotto. Trecento Italiano. |
Estas
consideraciones nos hablan de que los intereses de tipo histórico no eran tan
importantes como las motivaciones teológicas. Es muy probable que el propósito
de los evangelistas aquí, más que en
otros lugares de sus evangelios, fuera mostrar en profundidad la identidad de
aquel a quien sus respectivas comunidades reconocían como Mesías y Señor de sus
vidas. Esto no significa necesariamente que Mateo y Lucas hayan compuesto sus
relatos de la infancia de Jesús sin ningún apoyo en la tradición. Probablemente,
las primeras comunidades cristianas guardaban preciosos recuerdos acerca de los
orígenes de Jesús y tanto Mateo como Lucas pudieron haberlos conocido, pero
eran noticias muy escasas. En cualquier caso, los evangelistas al narrar la
infancia de Jesús no tuvieron ese interés histórico con que nosotros nos
acercamos hoy a sus relatos.
Mateo y
Lucas escribieron sus evangelios para unas comunidades cristianas concretas. El
propósito de los evangelistas -lo sabemos por el resto de sus evangelios- no
fue sólo reunir una serie de tradiciones acerca de Jesús, sino animar a sus
comunidades teniendo en cuenta los problemas concretos con que se encontraban.
El relato de la infancia de Jesús les ofrecía una ocasión excelente para ello,
pues en este punto las tradiciones conservadas en las comunidades cristianas no
estaban tan firmemente fijadas y ello les permitía actuar con más libertad.
La Virgen con Niño Jesús durmiente. Giuseppe Maria Crespi. 1723 |
Los
relatos de la infancia responden a la necesidad de conocer los antepasados de
Jesús y su familia, y que presupone o equivale a conocer a dicha persona en
profundidad. Esto es difícil de entender para nosotros que hemos nacido en una
cultura que valora al individuo por encima del grupo, pero en la cultura
mediterránea del siglo I era el grupo, especialmente el grupo de parentesco, el
que definía a la persona. No es extraño, por tanto, que a muchos les resultara
escandaloso el hecho de que Jesús perteneciera a una familia sencilla, sin
riqueza ni poder. En este contexto podemos entender por qué Mateo y Lucas
insisten tanto en la ascendencia de Jesús. La intención de las genealogías es
mostrar que tiene antepasados dignos y que Dios ha previsto su nacimiento y su
misión.
También
el lugar de origen de una persona era importante entonces para conocer a una
persona. No existía tanta movilidad y el lugar donde se había nacido influía
mucho en la formación de la persona. Así, entre los judíos Galilea era
tradicionalmente un lugar de paganos, mientras que se suponía que en Judea vivían
los israelitas fieles a la ley. Sobre el lugar de origen de Jesús corrían ya
por entonces diversas opiniones. Algunos pensaban que había nacido en Nazaret y
esto era un obstáculo para reconocerle como Mesías:
""Otros
decían: Este es el Mesías. Otros,
por el contrario: ¿Acaso va a venir el Mesías de Galilea? ¿No afirma la
Escritura que el Mesías tiene que ser de la familia de David y de su mismo
pueblo, de Belén?"" (Juan 7,41-42. véase también Juan 1,45-46)
Adoración de los pastores. El Greco. 1614? |
Según
Mateo, María y su esposo, José, viven (según parece, pues no se relata ningún
viaje ) en Belén. María queda inesperadamente embarazada y José resuelve
repudiarla, pero un ángel le anuncia en sueños que el embarazo de María es obra
del Espíritu Santo y profetiza, con palabras del profeta Isaías (Is 7,14), que
su hijo será el Mesías que esperan los judíos (Mt 1,19-21). Unos magos de Oriente
llegan a Jerusalén preguntando por el "rey de los judíos que acaba de
nacer" con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea,
Herodes el Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados
por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visita a
José (Mt 2,13) y le advierte de la inminente persecución de Herodes, por lo que
la familia huye a Egipto y permanece allí hasta la muerte del monarca (de nuevo
notificada a José por el ángel, que se le presenta por tercera vez: Mt
2,19-29). Entonces, José se instala con su familia en Nazaret, en Galilea.
Mateo ha
utilizado también un recurso literario muy frecuente en los comentarios judíos
de las Escrituras y que los expertos denominan
"midrash haggadico"" o narrativo. Consiste en un
desarrollo narrativo del texto bíblico mediante el que se intenta explicar su contenido.
El relato de Mateo tiene mucho de midrash haggadico, pues, en cada una de sus
escenas se cita un pasaje del Antiguo Testamento como clave para interpretar el
sentido de lo narrado:
Mateo se
ha servido de este procedimiento literario invirtiendo, de alguna forma su
sentido. Si en los comentarios judíos el punto de partida es el texto bíblico,
y el relato es sólo un desarrollo ilustrativo del mismo, para Mateo, el punto
de partida no son las citas del Antiguo Testamento, sino la narración de la
historia de Jesús. Los textos de las Escrituras judías se interpretan desde
Jesús y no al revés. Esto significa que sólo en Jesús encuentran su plenitud
las promesas que Dios había hecho a su pueblo.
En el
Evangelio de Lucas, María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La
historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista
―ya que en este evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes― y
el nacimiento de Jesús es notificado a María por el ángel Gabriel (lo que se
conoce como Anunciación: Lc 1,26-38). El emperador Augusto ordena un censo en
el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento y José debe viajar
a Belén, por ser originario de este lugar. Jesús nace en Belén mientras se
encuentran de viaje y es adorado por pastores. Lucas añade además breves
relatos sobre la circuncisión de Jesús, sobre su presentación en el Templo y su
encuentro con los doctores en el Templo de Jerusalén, en un viaje realizado con
motivo de la Pascua, cuando contaba doce años.
En el
relato de Lucas María aparece como la verdadera protagonista humana de todo
cuanto acontece en relación con el nacimiento de Jesús, mientras que José tiene
un papel totalmente secundario. Ella es quien recibe el anuncio del ángel y
quien da su consentimiento para convertirse en madre. Significativamente, es
presentada como pariente de Isabel quien, a su vez, es descendiente de Aarón.
Se sugiere, así, que Jesús está relacionado por línea materna con la estirpe de
los sumos sacerdotes de Israel; otra muestra del aprecio que Lucas siente por
los orígenes judíos del cristianismo.
La Adoración de los Reyes Magos. Bartolomé Murillo 1660 |
Otro
rasgo original y teológicamente significativo de Lucas es que combina y
articula a modo de díptico las narraciones sobre los orígenes de Jesús y Juan
el Bautista. De esta forma introduce ya su particular visión de la historia de
la salvación, que irá desarrollando paulatinamente a lo largo de los dos libros
que componen su obra – el Evangelio y el libro de los Hechos de los Apóstoles.
En dicha visión Juan aparece como el precursor de Jesús, quien es, a su vez, el
centro de esa historia. Si leemos con atención toda la obra lucana podremos
comprobar que su verdadero protagonista no es una persona, sino el Espíritu, él
es quien posee al propio Jesús y guía los pasos de Pedro y Pablo en su labor
difusora del evangelio. Pues bien, el relato de la infancia menciona la acción
del Espíritu en seis ocasiones (1,15.35.41.67; 2, 25.26) y se refiere a los
efectos tradicionalmente atribuidos al mismo (alabanzas, palabras proféticas)
en otras siete. De este modo el evangelista informa al lector desde el
principio acerca del tipo de historia que tiene ante sus ojos y le da la clave
fundamental de su interpretación.
Santa Ana, la Virgen y el Niño. Leonardo Da Vinci. Renacimiento Italiano. 1510-1513. |
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