martes, 20 de diciembre de 2011

LA INFANCIA DE JESÚS. Entre el Mito, la Fe y el Arte.


 Jesús niño en las puertas del Templo. Claudio Coello
Barroco Español.
Los relatos de la infancia de Jesús están reseñados en muchos documentos, sin embargo es en el Nuevo Testamento el que nos habla de una manera más certera sobre la vida de este hombre que cambio el curso de la Historia de la humanidad. En los evangelios o Nuevo Testamento la niñez de Cristo está narrada en Mateo y Lucas, y son contribuciones tardías al largo proceso a través del cual se fue configurando la tradición evangélica.  Aquí les dejo aquellos testimonios escritos por los evangelios de Lucas y Mateo y algunas imágenes del arte pictórico que sirven para recrear la vida del Niño Jesús. 
Los testimonios disponibles sobre la infancia de Jesús eran muy escasos, de forma que Mateo y Lucas tuvieron mucha más libertad de composición e inventiva en esta parte de sus obras que en el resto. Los relatos de la infancia nos informan más sobre la cristología y la situación comunitaria de las iglesias en las que se escribieron que sobre los acontecimientos históricos del nacimiento de Jesús.
La circuncisión de Jesús. Giovanni Bellini.
Pintura Veneciana del Cuatrocento
Los primeros cristianos fueron aglutinando las memorias sobre Jesús en tres etapas. En la primera, el interés estaba centrado en los acontecimientos que rodearon su pasión, muerte y resurrección. Más tarde, las comunidades cristianas sintieron la necesidad de conservar fielmente todo lo que Jesús había hecho y enseñado durante su vida pública. El símil entre los diversos evangelios proyecta aquí un balance algo distinto. Aquí las discrepancias son ya más importantes, sobre todo entre los tres primeros evangelios (Mateo, Marcos y Lucas) y el de Juan. Sólo en un tercer momento surgió entre los cristianos un vivo interés por recobrar los primeros años de la vida de Jesús. Los evangelios de la infancia de Mateo y Lucas son un ejemplo de este interés y forman el primer eslabón de una cadena que se prolongará más tarde en una serie de evangelios apócrifos, cuyo propósito fue recuperar los años clandestinos u ocultos de la vida de Jesús.
Presentación de Jesús en el Templo. Andrea Celesti.
Venecia, 1710.
En esta tercera etapa de la tradición evangélica los puntos de coincidencia son muy escasos. Si leemos atentamente Mateo y Lucas veremos que efectivamente es muy poco lo que tienen en común, y que incluso existen algunas discrepancias entre ellos. Notemos, por ejemplo, que mientras en el relato de Lucas la protagonista es María, en el de Mateo es José quien desempeña el papel principal. Tampoco están de acuerdo Mateo y Lucas sobre la relación de Jesús y su familia con Belén y Nazaret. Lucas parece dar a entender que la familia de Jesús era originaria de Nazaret y que el nacimiento de Jesús en Belén se debió a una situación coyuntural (un censo ordenado por los romanos). Por su parte, Mateo parece presuponer que la familia de Jesús era originaria de Belén y que su traslado a Nazaret fue debido al temor de que Arquelao continuara teniendo hacia Jesús la misma actitud hostil que había tenido su padre Herodes.
Nacimiento de Jesús. Giotto.
Trecento Italiano.
Estas consideraciones nos hablan de que los intereses de tipo histórico no eran tan importantes como las motivaciones teológicas. Es muy probable que el propósito de los  evangelistas aquí, más que en otros lugares de sus evangelios, fuera mostrar en profundidad la identidad de aquel a quien sus respectivas comunidades reconocían como Mesías y Señor de sus vidas. Esto no significa necesariamente que Mateo y Lucas hayan compuesto sus relatos de la infancia de Jesús sin ningún apoyo en la tradición. Probablemente, las primeras comunidades cristianas guardaban preciosos recuerdos acerca de los orígenes de Jesús y tanto Mateo como Lucas pudieron haberlos conocido, pero eran noticias muy escasas. En cualquier caso, los evangelistas al narrar la infancia de Jesús no tuvieron ese interés histórico con que nosotros nos acercamos hoy a sus relatos.
Mateo y Lucas escribieron sus evangelios para unas comunidades cristianas concretas. El propósito de los evangelistas -lo sabemos por el resto de sus evangelios- no fue sólo reunir una serie de tradiciones acerca de Jesús, sino animar a sus comunidades teniendo en cuenta los problemas concretos con que se encontraban. El relato de la infancia de Jesús les ofrecía una ocasión excelente para ello, pues en este punto las tradiciones conservadas en las comunidades cristianas no estaban tan firmemente fijadas y ello les permitía actuar con más libertad.
La Virgen con Niño Jesús durmiente. Giuseppe Maria Crespi.
1723
Los relatos de la infancia responden a la necesidad de conocer los antepasados de Jesús y su familia, y que presupone o equivale a conocer a dicha persona en profundidad. Esto es difícil de entender para nosotros que hemos nacido en una cultura que valora al individuo por encima del grupo, pero en la cultura mediterránea del siglo I era el grupo, especialmente el grupo de parentesco, el que definía a la persona. No es extraño, por tanto, que a muchos les resultara escandaloso el hecho de que Jesús perteneciera a una familia sencilla, sin riqueza ni poder. En este contexto podemos entender por qué Mateo y Lucas insisten tanto en la ascendencia de Jesús. La intención de las genealogías es mostrar que tiene antepasados dignos y que Dios ha previsto su nacimiento y su misión.
También el lugar de origen de una persona era importante entonces para conocer a una persona. No existía tanta movilidad y el lugar donde se había nacido influía mucho en la formación de la persona. Así, entre los judíos Galilea era tradicionalmente un lugar de paganos, mientras que se suponía que en Judea vivían los israelitas fieles a la ley. Sobre el lugar de origen de Jesús corrían ya por entonces diversas opiniones. Algunos pensaban que había nacido en Nazaret y esto era un obstáculo para reconocerle como Mesías:
""Otros decían: Este es el Mesías. Otros, por el contrario: ¿Acaso va a venir el Mesías de Galilea? ¿No afirma la Escritura que el Mesías tiene que ser de la familia de David y de su mismo pueblo, de Belén?"" (Juan 7,41-42. véase también Juan 1,45-46)
Adoración de los pastores. El Greco.
1614?
Según Mateo, María y su esposo, José, viven (según parece, pues no se relata ningún viaje ) en Belén. María queda inesperadamente embarazada y José resuelve repudiarla, pero un ángel le anuncia en sueños que el embarazo de María es obra del Espíritu Santo y profetiza, con palabras del profeta Isaías (Is 7,14), que su hijo será el Mesías que esperan los judíos (Mt 1,19-21). Unos magos de Oriente llegan a Jerusalén preguntando por el "rey de los judíos que acaba de nacer" con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visita a José (Mt 2,13) y le advierte de la inminente persecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto y permanece allí hasta la muerte del monarca (de nuevo notificada a José por el ángel, que se le presenta por tercera vez: Mt 2,19-29). Entonces, José se instala con su familia en Nazaret, en Galilea.
Mateo ha utilizado también un recurso literario muy frecuente en los comentarios judíos de las Escrituras y que los expertos denominan  "midrash haggadico"" o narrativo. Consiste en un desarrollo narrativo del texto bíblico mediante el que se intenta explicar su contenido. El relato de Mateo tiene mucho de midrash haggadico, pues, en cada una de sus escenas se cita un pasaje del Antiguo Testamento como clave para interpretar el sentido de lo narrado:

Mateo se ha servido de este procedimiento literario invirtiendo, de alguna forma su sentido. Si en los comentarios judíos el punto de partida es el texto bíblico, y el relato es sólo un desarrollo ilustrativo del mismo, para Mateo, el punto de partida no son las citas del Antiguo Testamento, sino la narración de la historia de Jesús. Los textos de las Escrituras judías se interpretan desde Jesús y no al revés. Esto significa que sólo en Jesús encuentran su plenitud las promesas que Dios había hecho a su pueblo.
En el Evangelio de Lucas, María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista ―ya que en este evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes― y el nacimiento de Jesús es notificado a María por el ángel Gabriel (lo que se conoce como Anunciación: Lc 1,26-38). El emperador Augusto ordena un censo en el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento y José debe viajar a Belén, por ser originario de este lugar. Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores. Lucas añade además breves relatos sobre la circuncisión de Jesús, sobre su presentación en el Templo y su encuentro con los doctores en el Templo de Jerusalén, en un viaje realizado con motivo de la Pascua, cuando contaba doce años.
En el relato de Lucas María aparece como la verdadera protagonista humana de todo cuanto acontece en relación con el nacimiento de Jesús, mientras que José tiene un papel totalmente secundario. Ella es quien recibe el anuncio del ángel y quien da su consentimiento para convertirse en madre. Significativamente, es presentada como pariente de Isabel quien, a su vez, es descendiente de Aarón. Se sugiere, así, que Jesús está relacionado por línea materna con la estirpe de los sumos sacerdotes de Israel; otra muestra del aprecio que Lucas siente por los orígenes judíos del cristianismo.
La Adoración de los Reyes Magos. Bartolomé Murillo
1660
Otro rasgo original y teológicamente significativo de Lucas es que combina y articula a modo de díptico las narraciones sobre los orígenes de Jesús y Juan el Bautista. De esta forma introduce ya su particular visión de la historia de la salvación, que irá desarrollando paulatinamente a lo largo de los dos libros que componen su obra – el Evangelio y el libro de los Hechos de los Apóstoles. En dicha visión Juan aparece como el precursor de Jesús, quien es, a su vez, el centro de esa historia. Si leemos con atención toda la obra lucana podremos comprobar que su verdadero protagonista no es una persona, sino el Espíritu, él es quien posee al propio Jesús y guía los pasos de Pedro y Pablo en su labor difusora del evangelio. Pues bien, el relato de la infancia menciona la acción del Espíritu en seis ocasiones (1,15.35.41.67; 2, 25.26) y se refiere a los efectos tradicionalmente atribuidos al mismo (alabanzas, palabras proféticas) en otras siete. De este modo el evangelista informa al lector desde el principio acerca del tipo de historia que tiene ante sus ojos y le da la clave fundamental de su interpretación.
Santa Ana, la Virgen y el Niño. Leonardo Da Vinci.
Renacimiento Italiano. 1510-1513.
Finalmente, unas palabras sobre las posibles fuentes utilizadas por Lucas en estos dos capítulos. La mayoría de los exegetas señalan la diferencia de género y tono entre las narraciones propiamente dichas y los tres himnos que se insertan en ellas, puestos en boca de distintos personajes (1, 46-55; 67-79; 29-33). La temática y tono de estos himnos sugiere un contexto cultural judío fuertemente impregnado de esperanzas mesiánicas. Lo más probable es que sean creaciones de alguna comunidad judeocristiana muy primitiva, quizás la comunidad de Jerusalén, o, incluso, refundiciones cristianas de himnos judíos. Lucas mismo podría haber sido el responsable de su transformación final.
Huida a Egipto. Alessandro Turchi.
Barroco Italiano. 1621?
Por Félix Esteves

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