martes, 28 de febrero de 2012

TU VÍA LÁCTEA


Eres el sueño perenne de mi oscura ipsación
que se regodea manchando de amor solitario
las paredes vírgenes de mi habitación.
Y voy deseando tus rastros lácteos, húmedos y tibios
de aquella vez que mojaste mis labios
sin avisar… sin conmiseración.
Huellas que no se ven, que se pierden
porque nacieron de ese amor apresurado
de aquel encuentro furtivo y desesperado.
Y voy buscando tu calor en la noche de parques embrujados
de puentes viejos, solitarios y abandonados
de rincones encantados donde sólo los gatos y nosotros hicimos el amor.
Y van desfilando caras y cuerpos... 
muchachos fantasmas
hombres sin caras
sin nombres
vagabundos 
y duendes...
Voy saboreando a un Dios
voy poseyendo a un Endriago
maldiciendo la bendición de esos encuentros
donde de tanto buscar e indagar no te consigo.
Hasta ahora ninguna boca ha sido la tuya
a pesar que muchas he besado
hasta ahora no he conseguido la estruendosa elevación
a pesar que a cientos de ellos me he entregado...
he sido jinete y caballo
he sido poseído y exorcizado 
he sido la condenada madera 
y he sido sangriento clavo

haciendo me la ilusión de que algún día volveré a ti cabalgando
como la madrugada de aquella postiza fornicación.

Te busco detrás de la luna y encuentro a muchos lunáticos
te busco en el rojizo planeta y como ellos me hago marciano
a todos he vencido
a todos he devorado
todos fueron míos
y a todos me he entregado
 bebiendo dulces venenos 
recibiendo tósigos amargos

Y aún así...
Al final de la noche
en la soledad de mi cuarto
creyendo que el cansancio de entregarme me ha acabado
me transformo en deseo
en el olisbo y en  el foso codiciado
pensando, teniéndote...   
en la vía láctea que me entregaste… mojando mis labios...
húmedos
tibios
abiertos
anhelados
sin avisar… sin conmiseración.

Por Félix Esteves

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