Eres el sueño perenne
de mi oscura ipsación
que se regodea
manchando de amor solitario
las paredes vírgenes
de mi habitación.
Y voy deseando tus rastros lácteos, húmedos y
tibios
de aquella vez que mojaste
mis labios
sin avisar… sin
conmiseración.
Huellas que no se ven,
que se pierden
porque nacieron de ese
amor apresurado
de aquel encuentro furtivo y
desesperado.
Y voy buscando tu
calor en la noche de parques embrujados
de puentes viejos, solitarios
y abandonados
de rincones encantados donde sólo
los gatos y nosotros hicimos el amor.
Y van desfilando caras
y cuerpos...
muchachos fantasmas
hombres sin caras
sin nombres
vagabundos
y duendes...
Voy saboreando a un Dios
voy poseyendo a un Endriago
voy poseyendo a un Endriago
maldiciendo la
bendición de esos encuentros
donde de tanto buscar
e indagar no te consigo.
Hasta ahora ninguna
boca ha sido la tuya
a pesar que muchas he
besado
hasta ahora no he
conseguido la estruendosa elevación
a pesar que a cientos
de ellos me he entregado...
he sido jinete y
caballo
he sido poseído y exorcizado
he sido la condenada madera
y he sido sangriento clavo
haciendo me la ilusión
de que algún día volveré a ti cabalgando
como la madrugada de
aquella postiza fornicación.
Te busco detrás de la luna y encuentro a
muchos lunáticos
te busco en el rojizo planeta y como ellos me hago marciano
a todos he vencido
a todos he devorado
todos fueron míos
y a todos me he entregado
bebiendo dulces venenos
recibiendo tósigos amargos
Y aún así...
Al final de la noche
en la soledad de mi cuarto
creyendo que el
cansancio de entregarme me ha acabado
me transformo en deseo
en el olisbo y en el foso codiciado
pensando, teniéndote...
en el olisbo y en el foso codiciado
pensando, teniéndote...
en la vía láctea que
me entregaste… mojando mis labios...
húmedos
tibios
abiertos
anhelados
sin avisar… sin
conmiseración.
Por Félix Esteves
No hay comentarios:
Publicar un comentario