viernes, 23 de marzo de 2012

LOS ROSTROS DEL RENACIMIENTO... Mi pequeña ilusión.


La Dama del Armiño (retrato de Cecilia Gallerani). 1489-1490.
Leonardo Da Vinci.
Desde hace tiempo me rondaba en la cabeza unas imágenes que vi aparecer por el canal de noticias Euronews de una importante exposición realizada en Berlín llamada "Los Rostros del Renacimiento"  y que causo gran algarabía en el país germano, el público se avoco a ella y eran largas colas las que se hacían para presenciar tan interesante exposición. Desde  mi alejada Caracas a esos interesantes y sabios montajes museísticos que en otrora los museos venezolanos nos tenían acostumbrados, añoraba ver dicha exposición que incluía obras tan importantes como la Dama del Armiño de Da Vinci entre otros muchos pintores del renacimiento. Soñaba con aquellos rostros de los Medicis, de los grandes inversionistas florentinos  y holandeses que hicieron posible el movimiento artístico y filosófico del Renacimiento, sin los grandes capitales hubiese sido imposible apoyar tanto talento, ellos fueron los artífices de ese mundo de luces que despojó a Europa de los clavos hirientes del Medioevo. Ya conformado con no ver nunca la exposición en persona me dedique a disfrutar por internet de aquellas caras que me quitaban el sueño y que tanta ilusión me hacia ver en persona, pero en Venezuela parece eso no ser posible. Aquí les dejo desde mi humilde blog  algunas caras de esos hombres y mujeres del Renacimiento, algunos textos que ayudaran a comprender dicho fenómeno artistico y que espero que con tanta ilusión la disfruten como yo.  


Margaret (Mujer del Pintor) 1439.
Jan Van Eyck

Retrato de una Dama. 1465-1470
Antonio del Pollaiuolo.

Autorretrato. 1439?
Jan van Eyck.

Retrato de una Dama. 1490.
Ghirlandaio.
Distintas visiones, diferentes estilos y diversos pintores aparecieron en el Renacimiento, pero un género  común a casi todos  cautivó: el retrato. Unos fueron sacudidos por esta modalidad por el mágico deseo de captar el individualismo que trajo la filosofía renacentista, otros por el dinero que les hacia ganar, ya que la nueva clase social, levantada por el comercio y que surgía como una fuerza tan importante como la Iglesia y la realeza, necesitaba ser pintada para que el pueblo viera sus rostros y su poder. Los pinceles y colores de los artistas dejaron atrás los rostros apacibles de santos y sufridos Cristo, de un Dios intocable y lejano, para pintar rostros llenos de vida, rostros con pensamientos propios, con intenciones de poder y de lujuria, los pintores llenaron sus pinceles con oleos y plasmaron en los lienzos los rostros del espíritu de nuevo hombre que el mismo ya se señalaba como el centro del universo.

Francesco Giamberti da Sangallo, Músico. 1485.
Piero di Cosimo.

Un hombre sosteniendo una moneda del Emperador Nerón. 1473-74.
Hans Memling.

Retrato de una Mujer, "La Bella", ca. 1525.
Palma Il Vecchio.

Retrato de Giovanni della Volta con su esposa e hijos. 1547.
Lorenzo Cotto.
El retrato surgió en el renacimiento como una explosión casi frenética de publicidad política como la conocemos hoy día, los grandes burgueses querían aparecer en cada edificio importante, a más retratos se le hiciera más era su poder,  y sus status necesitaban mantenerse en alto en una Europa llena de principados y ricas familias en pugnas por tener el control de las nuevas y grandes ciudades. Los retratos de los grandes banqueros, de los importantes "nuevos ricos", de los hombres de luces y conocimiento adornaron las grandes paredes de los edificios desde Flandes a Florencia, la nueva clase social tenía que hacerse sentir y para ello tuvieron a los artistas como sus aliados, el mecenazgo llego a uno de sus puntos más altos en la Historia del Arte.

Retrato de Giuliano d'Medici. 1478.
Botticelli.

Retrato de un Muchacho. 1495-1500.
Andrea d'Assisi.

Retrato de una Joven Dama, (Simonetta Vespucci). 1476.
Botticelli.

Retrato del Cardenal Ludovico Trevisano. 1459.
Andrea Mantegna.
En la Edad Media había un evidente y acusado teocentrismo y los rostros de las personas eran estándar, todos similares, y al parecer anónimos, en el Renacimiento predomina el antropocentrismo, el hombre es la medida de todas las cosas, la anatomía personal comienza a jugar importancia como parte del individualismo y esto trae que el artista se interese por investigar el cuerpo humano. Aparecen con intensidad los retratos de personajes con nombre y apellidos, el lujo se apodera de los lienzos pues no sólo es importante retratar al personaje sino también señalar su riqueza y su puesto en la sociedad.

La rostros de la realeza y de la Iglesia “cedieron” sus puestos a los burgueses, ya que estos descubrieron el placer de dejar su efigie para la posteridad y de paso verse a sí mismos, como seres humanos individuales, a través de los diestros ojos de genios de la pintura como Botticelli, Lippi o Mantegna, capaces de desvelar y dejar en evidencia los más ocultos aspectos del carácter y el espíritu. Pero más allá del retrato de un individuo, estos cuadros suponen la expresión de una nueva forma de ver el mundo, un gran ejemplo es que la mujer empieza a ser retratada como individuo, en coincidencia  con el momento en que empiezan a tener dinero e influencia en la sociedad. La belleza entonces exigía contención y distancia, por eso el ojo se convirtió en el órgano privilegiado. El mundo renacentista se había convertido en un objeto de la empresa humana, un objeto de conquista, en una transformación y conocimiento. El mundo dejó de ser ese lugar mágico del Medievo, cuya naturaleza era inabarcable. Por primera vez, el hombre se considera maestro y dueño de sí mismo y del mundo.

Retrato de Federico Gonzaga.
Francesco Francia.

Retrato de Dama.
Ambrogio de Predio.

Doble retrato.
Filippo Lippi.
El rostro tardaría todavía más de 500 años en democratizarse. Hasta la llegada de la fotografía y del espejo como objeto de uso doméstico habitual, en pleno siglo XIX, las caras públicas eran propiedad de los potentados, pero eso es otra historia. En el siglo XV, la pintura todavía no había fracasado como mímesis ni como valla publicitaria. Las grandes verdades todavía se copiaban y eran las que aparecían coloreadas con delicadeza en las tablas. 

El Renacimiento – traducido como "nuevo comienzo" - se asocia hoy con el auge del individualismo, la auto-conciencia y el arte que celebra estas cualidades, junto con la belleza y la plenitud de la naturaleza. El período se produjo la inclusión de la perspectiva geométrica en la pintura y un renacimiento del retrato, un género que apenas había jugado un papel en el arte desde la antigüedad tardía. Los comerciantes, los príncipes, banqueros, clérigos, académicos y artistas comenzaron a hacer cola para inmortalizarse en el lienzo, Dios dejo de ser retratado, el Hombre le ganaba su puesto aquí en la tierra.

Autorretrato.
Alberto Durero.

Retrato de Balduino de Borgoña. 1530-40.
Jan Gossaert.

Martin Lutero.
Lucas Cranach El Viejo.
La gente se ganó el derecho a aparecer en un retrato a través de hechos excepcionales o en la luz de una ocasión en particular, como un matrimonio. Las mujeres jóvenes siguen en busca de un pretendiente de clase apropiada, estas se muestran en imágenes estilizadas como virtuosas, puras y equipadas con una  rica dote. Vestian prendas suntuosas acorde con su origen noble y a sus riquezas. Parejas de recién casados fueron pintadas rodeados por completo de la grandeza de su dote, dándole al espectador a reconocer rápidamente el significado de su nuevo lazo de riqueza entre las dos familias involucradas. En ocasiones, el escudo de la familia se introdujo en la misma foto.

Los primeros retratos del Renacimiento se iniciaron simplemente con la cara; a continuación, se mueve hacia abajo, los artistas incluyeron  los hombros. Más tarde, “ma non troppo”, los artistas comenzaron a darse cuenta de que la inclusión de las manos y los gestos, el movimiento de un brazo, la sugerencia de la inclinación de la cabeza, pues todo eso sugería o comunicaba la personalidad  del retratado. Además que incluía la vestimenta y esto su riqueza en el mundo.

Retrato de Dama.
Filippo Lippi.

Cardenal. 1510-11.
Rafael Sanzio.

Lorenzo de Medici, Duque de Urbino. 1516
Rafael Sanzio.
El Renacimiento Italiano tuvo a sus grandes mecenas que fueron también los más retratados, la familia Medici fue un ejemplo de ello. Los Medici ganaron  su riqueza a través de las transacciones bancarias internacionales. Rápidamente alcanzaron la preeminencia en Florencia y regiones importantes de la Toscana, la expansión de su poder fue impresionante y de maneras diversas e ingeniosas a menudo. La promoción del arte y los artistas fue uno de sus objetivos. Y tanto el Arte como los artistas se rindieron a sus rostros.

En general, en el Renacimiento los artistas hicieron retratos precisos más de las riquezas y del poderío político que de los propios rostros; se añadieron más pestañas de las existentes, más cabellos de los que existieron, se duplicaron las telas, los brocados y las sedas en los vestuarios, con el propósito de impactar y de engrandecer la imagen. Tal como lo afirma el curador de Arte Stefan Weppelmann:

"Let's say you had a young woman who was supposed to look virtuous, then you would paint her skin whiter than it was and her hair lighter. Even if she was very much a brunette, suddenly she became a blond because lightness in the skin and hair was supposed to reflect inner purity, according to Renaissance ideals,"[1]

Francesco Sassetti con su hijo.
Ghirlandaio.

Retrato de una Dama con ardilla y estornino. 1526-8
Holbein El Joven.
Retrato de Muchacho sosteniendo un dibujo infantil. 1515.
Giovanni Francesco Caroto.

En el retrato del renacimiento las deformidades fueron suavizadas, muchas curvas enderezadas y muchas líneas suavizadas, todo con la intención de sugerir  las cualidades que el artista ha querido poner de relieve; el  ideal de belleza de la época era el clásico grecolatino, así que los pintores quitaron el exceso de peso, alargaron los cuellos de las damas, afinaron rostros, pero no sólo para falsificar la realidad un poco y para mejorar la imagen de su patrón. Dentro de tanto retocamiento se vislumbraba el espíritu de la filosofía humanista de aquel entonces, el hombre a par de Dios, tan bello y poderoso como él.

Al plasmar los rostros de la gente, el artista debía provocar en el espectador un sentimiento de veneración por la persona representada. Según Stefan Weppelmann  … “en el Renacimiento se puso mayor énfasis en las caras de las personas, porque se consideraba que eran el medio de comunicación del alma. No se retrataba a cualquiera.”[2]

Pasaría mucho tiempo para que el retrato se democratizase, aunque muchos pintores pintaron al pueblo común y corriente, pero su principal motivo no eran ellos, tuvo que llegar la fotografía en el siglo XIX para retratar la realidad de la gente tal y como era y para que los comunes y el vulgo pudieran ser protagonista de un retrato.


Andrea Odoni. 1526.
Lorenzo Lotto.

Por Félix Esteves

3 comentarios:

  1. Félix, me ha gustado mucho esta entrada porque adoro el arte. Ver semejante recopilación de cuadros es fantástico, y también tus apuntes. Muchas de las ideas que recoges las conocía, no así el detalle del espacio a retratar: ese primerísimo plano que se va abriendo. Y es cierto, porque ya en el barroco los retratos muestran hasta la cintura.

    Respecto a la posibilidad de ver estas pinturas en directo, bueno, yo vivo en Barcelona y tampoco aquí han llegado (aunque es cierto que llega bastante cosa: hace unos meses una exposición de lo mejor del modernismo pictórico europeo y en estos momentos una exposición sobre Delacroix y otra sobre Goya). Pero aunque los rostros del Renacimiento no ha llegado a Barcelona he visto muchas de las pinturas, no todas, indudablemente, pero sí bastantes en los diferentes museos de la vieja Europa. Y cuando vengas a Europa, que no sé si has estado pero seguro que vendrás, también tú las verás. Firenze, Milano, Roma también, Flandes, y ya para el barroco Madrid.

    Y ya de paso te acercas a Barcelona y nos conocemos, jaja, que aquí tenemos interesantes muestras de modernismo. Te mando un abrazo.

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  2. ¡¡¡¡¡Fabuloso reportaje!!!! De verdad me has cautivado bastante al leer. Hace unas semanas estuve en Italia, si la bellisima Italia, al pisar la tierra de los Cesares, mi vida se transformó en un sueño. Siempre me ha gustado el Renacimiento, por eso quiero ir de nuevo a la tierra de los Medicis a disfrutar sus bellas artes renacentistas. Mil feliciades por su escrito y de verdad estoy muy cautivado cada palabra que escribes.

    Saludos desde Panamá

    Luis

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  3. Simplemente una entrada genial. Bs.

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