Desde que nacemos
el primer objeto de nuestro afecto son los padres, la madre llega a constituir
el primer enlace erótico, no obstante cuando vamos creciendo y socializando nos
vamos apartando de ese deseo y en la niñez intermedia, pubertad y adolescencia buscamos,
según el historial del individuo, un nuevo objeto afectivo y de deseo erótico en
nuestro entorno social como el colegio, los amigos, el club, etc.
Acordémonos que
cuando nacemos somos tan sexuales como cualquier adulto, aunque claro existen
varias diferencias. En primer término, cuando nacemos somos puro instinto,
nacemos sin educación. No hemos sido reprimidos o educastrados por la cultura y
sociedad imperante, y de esta forma no asumimos nuestros deseos sexuales como
algo malo o pervertido, y lo menos que experimentamos es la culpa. En cambio,
cuando niños utilizamos nuestra sexualidad, no sólo como una fuente de placer,
sino que también como fuente de conocimiento. Es un medio para comprender el
mundo, para divertirnos, para relacionarnos, y para conocernos internamente y
conocer a los demás.[1]
Sin embargo en el
proceso de socialización, educastración y domesticación, que nos empieza a
moldear, y en pleno desarrollo de nuestra sexualidad comenzamos a buscar el
objeto de deseo erótico y es allí donde empieza nuestra autodeterminación al
homoerotismo o la heterosexualidad.
Las primeras opciones eróticas-afectivas nacen de los compañeros, amigos de juego, del colegio, los primos que visitamos en vacaciones, al igual que comienza características narcisistas de nuestra personalidad (como nos gusta vestirnos, peinarnos, etc.) y reflejamos nuestro búsqueda personal de uno mismo en el objeto de nuestro afecto. El púber o adolescente busca su espejo tratando de domar sus inquietudes a fin de conquistarse a sí mismo. Durante este proceso existe muchas vacilaciones, interrogantes; nos gusta la vecinita, pero somos más felices con su hermano, o nos gusta jugar con niñas pero deseamos estar con los varones, queremos ser amigo del capitán del equipo y no sabemos el porqué, existen muchas dudas, y en ese torbellino de fluctuaciones vamos descubriendo, investigando y experimentando sobre nuestra propia sexualidad.
Los períodos de la
vacilación, que se debate entre la heterosexualidad y la homosexualidad, puede
dar lugar a períodos de bisexualidad durante este proceso de búsqueda personal.
Esta ambivalencia es similar a la que puede ser observado también en varias
otras esferas de desarrollo, tales como las relaciones con los padres,
compañeros o elecciones de vida. Este periodo termina con una mejor orientación
sexual definida, con un modo más relacional estable.
Reconocer una orientación
homosexual en la adolescencia no significa necesariamente que el individuo
termine siendo homosexual. En su búsqueda el joven o púber experimenta estados
o momentos de intensidad erótica que incluye el homoerotismo, y en ese
descubrimiento decide su identidad sexual. Eso sí, La homosexualidad en la
adolescencia puede tomar muchas formas, entre ellas la más común es la práctica
de la masturbación excesiva ensoñada o fantaseada con el objeto de deseo
homoerótico; la masturbación grupal con compañeros adolescentes que comparten
la búsqueda de la identidad sexual, hasta llegar a las relaciones intensas como
la penetración y el sexo oral o fellatio. Según Pierre-André Michaud y Patrick
Alvi, los jóvenes que tienen este tipo de experiencia y que llegan a incurrir
en ellas por más tiempo y en varias ocasiones, logran tener una vida sexual más
sana tanto si eligen ser hetorosexuales u homosexuales:
“Cette période se termine par une orientation sexuelle
mieux définie, avec un mode relationnel plus stable.”[2]
La experimentación
homosexual en la adolescencia puede ser parte del proceso de desarrollo no
obstante como dije antes la experiencia homosexual no es en sí mismo un
precursor de la orientación homosexual posterior, igualmente así podemos decir
también, que el adolescente gay que termina siendo un hombre gay pudo haber
tenido igualmente contactos heterosexuales.
La homosexualidad no
es un diagnóstico clínico, y mucho menos durante la adolescencia. Es por eso
que mucho de los gestos, actitudes o relaciones entre los adolescentes del
mismo sexo, con el fin de definir su orientación sexual, inevitablemente nos
lleva a la aproximación y el error. No estamos discutiendo aquí las actitudes
afeminadas de los niños o masculinos en las niñas, como marcadores de la
orientación homosexual, estos comportamientos no son diagnósticos de la
orientación sexual. Estamos aquí más interesados en las relaciones que los
adolescentes tienen con sus amigos o igual del mismo sexo, sabiendo que la gran
sensualidad de los adolescentes puede conducir a extrapolaciones erróneas
acerca de su comportamiento sexual.
El joven o púber le
gusta estar con sus amigos, y pasar por rituales de unión tal es el intercambio
de ropa, el mimetismo con el traje y el cabello, los abrazos durante el gran
alegría, irse de fiesta o marcha, etc. En esta cercanía se experimentan momentos
intensos, que se reconoce a través del comportamiento de sus pares, diferencias
y similitudes con ellos. En este momento, y en un modo especial, el adolescente
necesita su igual (sexualmente) para identificarse y que lo ayude en la
comprensión de su propio mundo y el mundo por descubrir.
Las relaciones
homosexuales (tanto sexuales como afectivas) en la adolescencia responden a necesidades
específicas y es importante que se
entienda la naturaleza de estas amistades, no obstante los jóvenes que se han
identificado ya con la homosexualidad como su forma de vida o como su
orientación sexual, por lo general no llegan a hablar directamente con sus
padres de su elección y se encierran en sus microcosmos guardando su identidad
como un secreto.
Son pocos los
adolescente gays que hablan abiertamente de su homosexualidad. El período
de descubrimiento es generalmente experimentado en el aislamiento y el secreto.
Amigos y familiares no están disponibles para esto, pues sabemos cómo la
sociedad aborda este tema y los jóvenes gays por temor no revelan su
sexualidad.
En estudio realizado
en Canadá sobre la juventud y el SIDA en colegios y universidades, en una muestra
representativa, sólo el 1% de los hombres y mujeres jóvenes dijeron que eran
heterosexuales. Y los jóvenes y púber que con problemas sociales, como drogas,
prostitución, llamados comúnmente como “Niños de la calle” arrojaron cifras
diferentes:
“En un estudio de la Juventud de Canadá y el SIDA, Allan
King y sus colegas (1988) con un grupo representativo de más de 2000 jóvenes
quebequenses. Parece que el 28% de los estudiantes de Secundaria III ya han
comenzado su vida sexual y en el nivel postsecundario, este porcentaje es del
67%. En este estudio, el 99% de los niños y niñas, dijo que eran
heterosexuales. King también pidió a los jóvenes con diferentes problemas
sociales que se han llamado jóvenes de la calle. Se distinguen cinco
categorías: las personas sin hogar, jóvenes que ejercen la prostitución,
jóvenes delincuentes, drogadictos y jóvenes en busca de trabajo. El dos por
ciento de estos "niños de la calle", han declarado que son gays y
lesbianas, y el 4% eran bisexuales.”[3]
En una
investigación realizada en Suiza, el 4,8% de los varones y el 1,6% de las niñas
son sexualmente atraídos por personas de personas del mismo sexo[4],
y el 2,2% de 17-20 años reportaron haber tenido relaciones sexuales con hombres[5].
En el país de Nicolás Sarkozi y la Bruni, es decir Francia, el 2% de los
varones y el 1% de las mujeres tuvieron experiencias homosexuales.[6]
En la nación de Obama (Estados Unidos de Norteamérica) se informó que, mientras
entre cinco y 10 por ciento de la población joven estadounidense se reconocía
homosexual o transgénero, más de 20 por ciento de los jóvenes sin hogar se
identificaban así.[7] En
España, según declaraciones de Gabriel Alconchel, director del Injuve, cerca de
540.00 jóvenes en España son lesbianas, gays o bisexuales[8],
es decir en el país ibérico donde existen 9.099.553 de jóvenes entre 15 y 29
años[9],
la cifra dada por Alconchel representa un 5,9%.
Muchos estudios estadísticos
en adultos en los países desarrollados, arrojan que del ocho al diez por ciento
son homosexuales, entonces uno puede preguntarse por qué muy pocos adolescentes
y adultos jóvenes, en los estudios, se
identifican como homosexuales. Peor ocurre en países en vía de desarrollo y del
tercer mundo donde las estadísticas bajan aún más, sabemos que la homofobia
social, como la homofobia interiorizada en estos países merma aún más los
datos, y los jóvenes homosexuales de América latina por ejemplo, niegan así su condición. Sabemos
bien como son tratados los homosexuales en este lado del mundo, tal como lo
declara Luiz Mott:
“Aún más graves son los crímenes homofóbicos: la prensa
internacional constantemente ha denunciado el asesinato brutal de gays y
travestís en casi todos los países de la región, crímenes que exhiben rasgos de
crueldad y son objeto de una impunidad repugnante. Muchos de esos homicidios
tienen como autores a escuadrones de la muerte, la propia policía y,
recientemente, grupos neonazis”… “en los dos países más grandes de América Latina:
en México, según la Comisión Ciudadana de Crímenes de Odio por Homofobia,
fueron asesinados 213 homosexuales en el período 1995/2000, calculándose que el
número real debe ser tres veces más alto. Para Brasil, de acuerdo con los registros
del Grupo Gay da Bahía, se han documentado 1960 asesinatos en el período1980-2000”…
“lo que da un promedio de un homicidio cada dos días. En números absolutos y relativos, no cabe duda que es en
América Latina y el Caribe donde ocurre el mayor número de crímenes homofóbicos
del mundo.”[10]
A partir de estos
datos estadísticos podemos por lo menos tener tres hipótesis para explicar este sub-registro en las estadísticas
de homosexualidad en jóvenes o adolescentes. En primer lugar, no siempre es
fácil comprobar que esta respuesta a un cuestionario hecho mayormente en la
clase, sea cierta, pues el compañero de al lado de seguro se fijara en la
respuesta del otro chico. En segundo lugar, los adolescentes que tienen una
orientación homosexual, tienen miedo de declarar su condición de gay o
lesbiana, a consecuencia de la mala
imagen de la homosexualidad y existe una enorme presión durante la adolescencia
para cumplir con la mayoría heterosexual, todos conocemos la vida en el colegio
donde se presume enormemente sobre la sexualidad hétero, además que todos
sabemos de la crueldad infantil y de los adolescentes.[11]
Y por último, la baja identificación homoerótica
o lésbica se explica probablemente por el hecho de que los homosexuales solo
declaran a menudo tarde e su orientación sexual cuando ya son independientes.
En su desarrollo
general y psicosexual los adolescentes viven un proceso gradual de la revelación
de sí mismo, su personalidad y preferencias. Para algunos adolescentes, la
homosexualidad no sólo es una etapa de su desarrollo, pero su aceptación como
homosexual les lleva su tiempo. Por lo general.los adolescentes que ya son
considerados o se identifican enteramente con su homosexualidad han reportado
sueños y la atracción hacia personas del mismo sexo en la infancia, antes de la
llegada de la pubertad, y muchos de ellos ya a los trece o catorce años tienen
conocimiento de su orientación homosexual.
Aquellos que han
aceptado su orientación homosexual en la adolescencia tardía y que han
experimentado primeramente con relaciones heterosexuales pero que al final terminan
siendo gays, es porque su experiencia homoerótica o lésbica ha sido positiva.
Pero existe un
grupo de adolescentes homosexuales que no se les ha sido fácil descubrir o
aceptarse como gays o lesbianas, precisamente por la homofobia todavía
presente. En los países desarrollados existen campañas de sensibilización para
desarrollar una mayor tolerancia a la idea misma de la orientación homosexual.
Desgraciadamente
estos mensajes no llegan a su destino, y la homofobia sigue en los colegios y
en las universidades, y es más fuerte y más “optima” esa influencia negativa que
llega a la mayoría de los adolescentes, complicando así la existencia de estos
y su socialización. La noción de heterogeneidad en la adolescencia es esencial
en el análisis y la explicación de los fenómenos y comportamiento, tanto en la
práctica clínica en la prevención, en este sentido, los adolescentes homosexuales
también son un grupo heterogéneo y poco estudiado desde este ángulo. Las niñas
y jóvenes lesbianas son aún menos conocidas que los púber o adolescentes gays,
pues la presunción de la
heterosexualidad parece más fuerte contra las niñas y jovencitas, según la Revista de la Asociación Española de
Neuropsiquiatría.[12]
ADAPTACIÓN Y ADOLESCENCIA GAY.
ADAPTACIÓN Y ADOLESCENCIA GAY.
Mi experiencia como hombre gay y la lectura que he hecho al respecto sobre homosexualidad, me indica que los púber y adolescentes homosexuales se enfrentan a dilemas y cuestiones particulares y pueden tener repercusiones en su desarrollo y adaptación. El dilema de revelar nuestra orientación sexual es por lo general hostigada y discriminada, simplemente a veces por arrojar una “pluma” o por presentar alguna “debilidad” que pone de manifiesto nuestra identidad en el hogar o en el colegio somos motivo de castigo y de burla, y tal suceso nos marca negativamente y tendemos a callar nuestra realidad y seguimos el juego de la heterosexualidad, especialmente en hogares y colegios donde el modelo patriarcal es el que hace, permite y corrige los roles en la familia y el aula:
"Existe un mecanismo utilizado frecuentemente en el sistema patriarcal para la opresión de necesidades y sentimientos en el hombre, es el fantasma de la homosexualidad. Entenderemos por fantasma de la homosexualidad las fantasías que se crean ante el temor de "romper" con lo establecido; los roles y los estereotipos son los mecanismos sociales utilizados en esa perpetuación del status quo"[13]
Los jóvenes
homosexuales, de seguro, corren con un mayor riesgo de problemas que los jóvenes
o adolescentes héteros, ya que se enfrentan al rechazo psicosocial,
relacionados con el descubrimiento de su orientación homosexual, por la familia
o por la red de amigos, y se enfrentan al acoso sexual de los familiares y compañeros
que sospechan su homosexualidad; se han visto casos de jóvenes lesbianas que al
verse presionadas, son obligadas a tener relaciones sexuales, igualmente con
jóvenes gays que por presión de los padres y de los amigos se ven en la
necesidad de demostrar su “hombría”, es muy común que un padre homofóbico lleve
a su hijo que sospecha gay a burdeles para que tenga relaciones heterosexuales,
tal como lo relata este joven gay en una confesión:
“No sé si en otros países sucedan cosas, parecidas a las
que le voy a contar, pero durante años he estado llevando este estigma por
dentro”... “Actualmente tengo 19 años y soy homosexual declarado, mi familia y
en especial mi padre se han distanciado mucho de mi”… “Cuando cumpli los…” … “en
contraposición a la opinión de mi madre y otros amigos mi padre me llevo a un
burdel muy conocido de la ciudad, donde rápidamente escogió la mujer que me
"transformaría" en hombre.”[14]
Igualmente los
adolescentes gays son víctimas de atropello físico y psicológico por
parte de sus compañeros de clase. A esto se les une que muchos por mantener
relaciones eróticas a escondidas, y bajo mucha presión están más sujetos a
contraer enfermedades de transmisión sexual. Muchas padres creen que reduciendo
la mesada a su hijo homosexual pueden controlar más su vida, pero no es así, en
varias ocasiones el chico gay no tiene para comprar profilácticos o condones, a
esto se le une el poco asesoramiento que reciben estos muchachos por parte de
los padres, que en vez de aconsejarlos y ayudarlos lo que hacen es regañarlos y
a discriminarlos frente a sus hermanos y otros familiares.
Por otra parte, los
adolescentes homosexuales tienen pocos modelos disponibles que les rodean. El
adolescente modelo de la familia por lo general es un heterosexual o varios
modelos de su entorno son heterosexuales, como el chico deportista, que es el
capitán y además es el novio de la madrina del equipo, y este no deja de
achacar a los demás su hombría y heterosexualidad. En este caso el joven
homosexual al no tener un referente se
le puede complicar la adaptación y aumentar su aislamiento social.
Algunos de estos
jóvenes huyen de un ambiente familiar hostil, otros son francamente expulsados de
su hogar debido a los conflictos causados por su orientación. Los
adolescentes aprenden muy rápidamente
que nuestra sociedad no les da la bienvenida a los homosexuales. Muchos de
estos jóvenes que quedan en las calles deben hacer frente a esta situación para
crear su propia imagen de sí mismos: una tarea difícil. Unos logran flotar y
construir una balsa que los ayuda a llegar al puerto y asumir su homosexualidad
con orgullo y respeto, otros logran desarrollar una muy baja estima. Además, que
un alto número de jóvenes gays y lesbianas adolescentes son sometidos a
insultos, abusos, y son objetos de prostitución como una forma de sobrevivir,
Igualmente son llevados al mundo de las drogas. Muchos de estos adolescentes
terminan en las calles expuestos al peligro, tal como lo reseña la siguiente
cita:
“Durante semanas, una joven adolescente que residía” … “con
su abuela luchaba con la decisión de vivir abiertamente su condición de
lesbiana. Ella creía que su abuela podía rechazar su opción sexual, pero
pensaba que al menos seguiría dándole apoyo”… “Sin embargo, su abuela no sólo
repudió su sexualidad sino que la expulsó de la casa, y la joven terminó
viviendo en las calles de Nashville. Este tipo de problemas no son inusuales entre los jóvenes
LGBT. La Alianza Nacional para Poner Fin a la Falta de Hogar informó que,
mientras entre cinco y 10 por ciento de la población joven estadounidense se
reconocía homosexual o transgénero, más de 20 por ciento de los jóvenes sin
hogar se identificaban así. En algunas localidades, al menos 40 por ciento de
las personas sin hogar pertenecen a la comunidad LGBT.”[15]
Aquellos jóvenes
que esconden su homosexualidad y que permanecen en sus hogares, a veces, no
todos los casos, presentan problemas de atención escolar, alcoholismo u otro tipo
de tóxicofilia, hasta el suicidio. Otra dificultad para los varones homosexuales
es tener que lidiar con la alta seropositividad
al VIH en hombres homosexuales. Las actividades sexuales son clandestina y, a
veces se introducen con una pareja de más edad que a menudo tienen un pasado sexual
irresponsable y no exenta de riesgos. El sexo anal sin protección y, para
algunos, un multiplicidad de experiencias sexuales, contribuyen a un mayor riesgo
de ser infectados. Pero esto es muy difícil de evaluar plenamente, ya que la
población de adolescente gays y lesbianas no es bien conocida.
Muchos padres al
enterarse de la condición, o mejor dicho, de la identidad homosexual de sus
hijos se sienten culpables y cuestionan su esfuerzo como un fracaso, hecho que
repercute en la vida del joven que se ve como un producto de ese fracaso.
Los padres, por lo
general a menudo en busca de una causa que puede explicar el comportamiento de su
hijo adolescente, se echan la culpa mutuamente y esto generta un estado de
tirantez donde el adolescentes se siente culpable. Por otra parte muchos padres optan por el
castigo, otros optan por terapias retrogradas que lo que hacen es confundir al
adolescente como el caso reseñado por Leonardo Estape en la página de Facebook “Antología
del Disparate Homófobo”:
“‘Será mejor que tener un hijo en la cárcel o en el
pabellón psiquiátrico que un hijo gay,’ dijo el padre de Iván, según los amigos
del muchacho.”[16]
[17]
Otros padres toman
una actitud opuesta que consiste en trivializar o cerrar los ojos frente a la situación,
ignorando por completo al adolescente, pero esta actitud también puede ser
perjudicial para el adolescente gay que se siente más aislado que nunca y sin
poder comunicar sus sentimientos.
Existen pocos
servicios médicos y de salud para los adolescentes gays u homosexuales. Mucho de
los servicios de salud del gobierno no están capacitados en estos temas, pues
no existe una especialización como tal en un ningún organismo del estado, por lo
menos es el caso de Venezuela, aunque existen organizaciones no gubernamentales
que se ocupan de estos casos. Pero también sabemos que muchos padres temen
asistir a estos centros pues la homofobia que padecen (pero que no saben que la
sufren) no le da confianza dichos centros. Así padres e hijos se niegan a discutir o
hablar respecto a su sexualidad homoerótica o lésbica.
Los adolescentes
mayores y adultos jóvenes se adaptan a su orientación homosexual paso a paso,
poco a poco, algunos con muchos traumas, pero que gracias a la autodeterminación
y a su buena estima logran superar. Para conseguir esto, primero tenemos que
reconocernos a sí mismos como homosexuales, superar los mitos transmitidos
generalmente (por ejemplo, los homosexuales son afeminados, pedófilos, flojos,
libertinos, etc.). Después, tenemos que establecer relaciones amistosas con un
peso significativo de amigos homosexuales y posiblemente con personas
homosexuales mayores y estudiadas. Por otra parte la lectura de temática
homosexual científica y sociológica es importante para conocernos a nosotros
mismos, no sólo debemos limitarnos a que el mundo nos moldee, tenemos que salir
e indagar sobre el mundo y buscar las maneras más sanas, factibles y dóciles de
supervivencia.
Por último, debemos
aprender a interactuar, como los homosexuales, con los homosexuales y los
heterosexuales, con su entorno, con nuestras familias, con nuestra comunidad, con
nuestros sitios de trabajos y su entorno heterosexual. Tenemos que aprender a
conocer nuestro entorno, reconocer a nuestros “enemigos”, a los homófobos, a
ser inteligentes frente a las adversidades, no es fácil, pero es necesario para
crecer con una autoestima que nos ayude a consolidar como buenos homosexuales y
buenos ciudadanos.
El tema de la
orientación sexual en la adolescencia es difícil de abordar. No obstante es
necesario e imperante seguir investigando y trabajando sobre el tema. Es
importante no condenar la conducta homosexual como un riesgo definitivo para
victimizar a los adolescentes, pero tampoco la podemos para trivializar, sobre
todo si el joven intenta construir su orientación hacia el mundo gay.
Por Félix Esteves
Por Félix Esteves
[2] Michaux, Pierre-André. La santé des adolescents : approches, soins,
prévention / Pierre-André Michaud; Patrick Alvin; Jean-Pierre Deschamps. –
Montreal : Presses de l'Université de Montréal, 1997.
[3] Frappier, Jean-Yves. Quand l’autre en soi grandit : les difficultés à
vivre l’homosexualité à l’adolescence / Jean-Yves and Bill Ryan. – En: La Peur
de l’autre en soi. – Montreal: VLB, 1994.
[4] Michaud, P. A. Die Gesundheit der Jugendlichen
in der Schweiz. Nationale Studie Gesundheit und Lebensstil der Jugendlichen im
Alter von 15-20.-- Lausanne: University Institute of Medicine Sozial-und Präventivmedizin,
1995.
[5] Dubois-Arber F, Jeannin. Évaluation de la stratégie de prévention du sida en Suisse.-- Lausanne:
Institut Universitaire de médecine sociale et préventive, 1996.
[13] Brenes, L. Representaciones sociales de la sexualidad en niños y niñas
pre- escolares, sus padres y sus madres. Un estudio intrafamiliar de tipo
cualitativo. / L. Brenes y G. Vegas.—San José de Costa Rica: Universidad de Costa Rica, Tesis para optar
por el grado de Licenciatura en Psicología, 1995. – p. 300