jueves, 2 de agosto de 2012

EL GENIO DE LICANTÉN... el recuerdo de Laura de Rokha en memoria de su padre Pablo de Rokha.


Pablo de Rokha representa una de las letras más importantes de la literatura hispanoamericana, no obstante su belleza lírica, a veces olvidada o desposeída de su valor por estar a la margen de otros poetas y escritores mejores comercializados, no nos deja de interesar y sorprender, personalmente a mí y más aún en este momento que acabo de “beberme” desesperadamente el emotivo libro de una parte de la vida de este insigne poeta en las manos de su hija Laura de Rokha.

Laura de Rokha en el bautizo y presentaciòn
de su libro "El Genio de Licantén".
El pequeño libro apenas fue bautizado ayer primero de agosto en la plaza de los museos en la Tercera Feria del Libro de Caracas.  Hoy, un día después, esta misma tarde lo adquirí y enseguida no pude despegar mis ojos de él. Y es que Laura al igual que su padre y su madre, la poetisa Winétt de Rokha, sabe atrapar, hechizar y enamorar con sus palabras, “divino bebedizo” de tinta oscura que baña el blanco papel, que nos hace emborracharnos de alegrías, pero también embriagarnos de tristezas, porque eso es el libro “El Genio de Licantén”, ese bebida espirituosa, ese delicioso vino tinto que nos llena de recuerdos, no nuestros, los de Laura de Rokha con su padre, pero que parecen poseer el don de adentrarse a nuestra memoria y hacerse nuestros.


Laura  de Rokha en forma de carta nos relata en destellos fugaces a veces, y en relámpagos eternos otros, las vivencias con su padre, el gigante, el hombre mandón pero cariñoso, el determinado, el que sin pensar, sólo con leer un libro de poemas “Lo que me dijo el silencio” de una señorita de la capital (Luisa Anabalón Sanderson, en ese entonces firmaba como Juana Inés de La Cruz, después Winett de Rokha) para hacerla suya, tal como nos narra Laura:

 … “y había de ser justo este libro el que vería mi padre, y que había llegado a sus manos en el sur de Chile, para que al mirar la hermosa foto de mi madre, que ilustraba el libro, dijera: ‘Iré a casarme con esta mujer’. Y así lo hizo.”  

La escritora y titiritera Laura de Rokha.
La escritora nos muestra al Pablo de Rokha “salvaje” y “exuberante” como la misma naturaleza de los ligustros que dejaba crecer sin medida en el jardín de la casa de La Cisterna, donde Laura paso parte de su infancia:

… “tenía a los costados dos ligustros, los cuales se supone que, en casa de gente civilizada, son recortados periódicamente, pero mi padre había dado orden de dejarlos crecer tranquilos”…

Laura nos reseña también al padre amoroso y dedicado, el que ama profundamente su infante hija enferma y al borde de la muerte:

“Los médicos le sugirieron a mi madre comprarme una silla de ruedas”… “pero él puso el grito al cielo: ‘¡Jamás, mi hija no es una inválida!’. Y hete aquí que, durante el tiempo que duro  mi convalecencia, me cargó en sus fuertes brazos de un lado a otro.”

Los dos poetas Pablo y Winett de Rokha.
Pintura de Abelardo Paschin Bustamante
Hay muchos recuerdos, anécdotas, pasajes de la vida de Laura y Pablo de Rokha que nos hace ver la realidad de este hombre poeta, ateo, comunista convencido,  subversivo de las letras y al mismo tiempo creador de ellas, amante de Arthur Schopenhauer y Friedrich Nietzsche; Laura nos revela al hombre interior, el alma familiar  del escritor que rompió con los paradigmas  naturalista y modernista por medio de la búsqueda de una escritura que se identificó lo más posible con los conflictos sociales e históricos de Chile y por supuesto de América Latina. Laura de Rokha nos lleva, aunque sea de forma minúscula a ese mundo de aquel poeta, que siendo fiel siempre a su ideología, fue el primer “antipoeta” y escritor de avanzada de su país.  Pablo de Rokha, quizás el más olvidado, el menos querido, el que nunca se vendió a una editorial, el que fue creyente y devoto de lo único en que podía creer: en su palabra, en su amor a Winett y a sus hijos, ahora sea elevado al puesto que le corresponde.

Pablo de Rokha muere como no podía ser de otra manera, Laura bien lo describe cuando en su corta novela en forma de epístola dice:

“Él, quien era para mí un ser indestructible, con su misma mano se destruyó.”

Gracias Laura por tan lindo regalo, por ofrecer tus recuerdos, que ahora son mios… pueden ser vuestros.

Ficha del Libro:
De Rokha, Laura.
    El Genio de Licantén / Laura de Rokha. -- Caracas : Fundación Editorial El Perro y la Rana; 2009.
    117 p.

Aquí les dejo un poema de Pablo de Rokha:

El viajero de sí mismo.

Voy pisando cadáveres de amantes
y viejas tumbas llenas de pasado,
cubierto con cabello horripilante
del gran sepulcro universal tragado.

Acumulo mi yo exorbitante
y mi ilusión de Dios ensangrentado,
pues soy un espectáculo clamante
y un macho-santo ya desorbitado.


Mi amor te muerde como un perro de oro,
pero te exhibe en sus ancas de oro.
Wínétt, como una flor de extranjería.


Porque sin ti no hubiera descubierto
como una jarra de agua en el desierto
la mina antigua de mi poesía.


Pablo de Rokha (1894-1968)
Por Félix Esteves

1 comentario:

  1. Un poeta dificil de entender muchas veces, pero es uno de los grandes de Chile y el mundo. Gracias por la recomendación, lo comprare.
    Besito, Besito, Besito
    Yoyoma

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