Preámbulo.
La violencia doméstica en las
relaciones heterosexuales es un problema grave; solo en los países desarrollados
el 21% de las mujeres denuncian a sus esposos o parejas. Sin embargo, no
solamente en las parejas o matrimonios heterosexuales la violencia va dirigida
a la mujer, se han visto casos donde el hombre es el maltratado, no obstante en
las investigaciones y discusiones clínicas la violencia doméstica contra los
hombres es a menudo ignorada, porque las estadísticas son mínimas ya que de cada 15 o 16 casos de violencia
domestica contra las mujeres 1 es cometida contra el hombre. Estos estudios y
trabajos de investigación también ignoran los casos de violencia doméstica en
las relaciones gays y lésbicas.
Desgraciadamente, para los
investigadores los gays no están íntimamente relacionados con amantes femeninos
y las lesbianas con amantes masculinos por
lo tanto la adhesión al concepto de violencia doméstica implica que las
lesbianas no pueden ser maltratadas porque no hay hombre para servir como autor
de la violencia, y los hombres gay no puede maltratar o victimizar ya que no
hay mujeres para servir como víctima. De igual manera para los agentes del
orden o la ley en muchos casos la violencia entre parejas gays y lésbicas no
son percibidas como violencia domestica pues al no existir en muchos países la conceptualización de
matrimonio gay u homosexual estas disputas son percibidas de otra manera y no
pasan a existir o a sumar dentro de las estadísticas de violencia doméstica.
Igualmente, los pocos estudios
que se han realizados sobre violencia entre las parejas gays y lésbicas han
arrojado estimaciones más altas de violencia doméstica en este colectivo que en
el colectivo heterosexual, no obstante muchos de estos pocos trabajos están
viciados por la fuerte homofobia imperante y solo apoyan la visión binaria de
la heteronormativa de que las relaciones gays y lésbicas son disfuncionales.
Por ejemplo, algunos estudios muestran
que la prevalencia de asalto físico entre las mujeres que viven con parejas
mujeres fue del 35,4%, frente al 20,7% entre las mujeres que viven con parejas
masculinas. Sin embargo, las mujeres que vivían con parejas femeninas provenían en más de un
10% de ser víctima de un esposo maltratador.
Realmente no se ha hecho un estudio profundo sobre la violencia
doméstica en las parejas homosexuales que arrojen datos y conclusiones serias y
reales, porque si bien la violencia doméstica existe dentro de la
heterosexualidad, dentro de las relaciones gays y lésbicas también deben de
existir, pero sus condiciones son distintas, pues tenemos diferencias
sustanciales y por lo tanto los estudios e investigaciones deberían conocer y
razonar a esas variables.
Por otra parte, en las sociedades
patriarcales y falocentristas la mujer está más en riesgo de ser maltratada y
abusada por un marido que por una pareja femenina, pues sabemos que en dichas
sociedades la mujer es devaluada y se espera en muchos casos que el hombre se
comporte violento y maltratador. Consecuentemente, cabe esperar que los mayores índices de
violencia ocurran dentro de las parejas heterosexuales que en las parejas
lésbicas.
También es importante recalcar
que en las parejas gays y lésbicas al ser conformadas por iguales (Hombre/Hombre
y Mujer/Mujer), existe un grado de igualdad y las “fuerzas” están más
equilibradas, pues no existe la dicotomía tan explícita de HOMBRE = PODER y
MUJER = SUMISIÓN auspiciada y apoyada por la sociedad patriarcal. Con esto no
quiero decir que todo es color de rosa dentro de las parejas homosexuales,
existe también desequilibrios de poder, que van dados por otras razones, pero
que sin embargo no están supeditadas a lo que se espera de un típico matrimonio
heterosexual donde la regla es el marido dominante y controlador y la esposa dócil y obediente.
Por otra parte es necesario
aclarar que la violencia doméstica es la violencia, el maltrato, el abuso y el
control. Y por lo tanto cualquier tipo de violencia o relación violenta es
igual para una pareja heterosexual como para una pareja gay o lésbica, sin
embargo el colectivo GLBT o mejor dicho las parejas lésbicas y de hombres gays
no cuentan con la ayuda gubernamental o el apoyo social, religioso y legal con
los que cuenta la pareja heterosexual.
Violencia Domestica Gay.
Muchos ven la violencia que
ocurre en algunas relaciones de gays y lesbianas como “menos grave” que la
violencia en las relaciones heterosexuales o sienten menos empatía por las
víctimas homosexuales. Sin embargo, la violencia que los hombres gays abusivos
infligen a las parejas de hecho no es menos grave que la violencia ejercida por
los hombres heterosexuales abusivos en sus parejas. En estudio realizado por la
misma comunidad gay en los Estados Unidos y otra realizada por Gregory S.
Merrill y Valerie A. Wolfe auspiciada por
la Universidad de San Francisco coincidieron con poco grado de
diferencia que el 79% de las víctimas homosexuales habían sufrido alguna lesión
física, con contusiones con pérdida del conocimiento 60%, 23% lesiones en la cabeza,
el 13% reportó sexo forzado con la intención de infectar a la víctima con el
VIH, el 12% reportó huesos rotos, y 10% reporta quemaduras. Por lo tanto, la
cuestión merece la misma atención en las relaciones homosexuales como en las
relaciones heterosexuales.
En investigaciones anteriores a
las realizadas por Merril y Wolfe se encontraron
que el 47% de la población gay encuestada que al menos un incidente de agresión
física durante su relación más reciente. En un estudio paralelo, donde se
encuestaron a 70 estudiantes universitarios varones gays y lesbianas que el 18% de los hombres homosexuales y el 40%
de las lesbianas fueron víctimas en una relación actual, mientras que 24% y 55%
respectivamente, informó haber sido víctima de una relación pasada. En 1995 se
hizo una investigación sobre violencia doméstica en una población
exclusivamente gay de hombres blancos americanos en la ciudad de San Francisco,
los encuestados incluyeron 393 hombres homosexuales y se encontró que 26,1% de
los encuestados habían sufrido de
violencia en su actual o más reciente relación gay.
Si bien no hay suficientes
estudios sobre la violencia doméstica del mismo sexo para establecer
conclusiones firmes, los resultados preliminares sugieren una prevalencia
comparable a la de las relaciones heterosexuales. En general, la violencia
doméstica se ha definido como un patrón de conductas abusivas que ocurre dentro
del contexto de una relación íntima por el cual una parte intimida, coacciona,
limita y controla el otro. En este contexto, el comportamiento abusivo se
refiere a cualquiera de una variedad de no consensuadas conductas que infligen
intencionalmente o por imprudencia daño o posible daño o restringir la libertad.
Las formas de abuso que son comúnmente se conoce en la literatura incluyen la
violencia física, emocional, financiera, y el abuso sexual. Muchos
investigadores señalan que en las relaciones caracterizadas por la violencia
doméstica, las diferentes formas de maltrato ocurren simultáneamente.
La comunidad gay y lesbiana de los
países desarrollados y en especial en aquellas naciones donde han alcanzado
grandes avances en sus derechos civiles están más dispuestos a discutir la violencia
doméstica hoy en día, que en los países donde todavía existe una fuerte
discriminación y marginación en el colectivo LGBT. No obstante en Estados
Unidos y Canadá durante los años 1980 y 1990 la comunidad LGBT estaba cerrada a
discutir la violencia domestica pues temía quedar mal en una sociedad ya
homofóbica y quería ganar su lucha por sus derechos contra el heterosexismo,
recordemos que los ochenta se caracterizó por la llegada del SIDA que perjudico
fuertemente a nuestra comunidad gay. Si bien este argumento puede parecer
anticuado, todavía se sigue con esta
preocupación en la actualidad ya que
todavía se lucha contra la heteronormativa y en especial por los derechos de
adopción que quieren obtener el conglomerado LGBT.
Dicho esto, varios puntos deben
tenerse en cuenta al tratar de comprender los datos sobre la violencia
doméstica gay y lesbiana. Por ejemplo, sólo desde el año 1987 cuenta con
estadísticas sobre la violencia doméstica gay y lesbianas. Las estimaciones son
muy variadas y han cambiado considerablemente desde entonces, con números que
van del 11% hasta el 46%, véase los siguientes gráficos:
En casi 30 años de estadísticas
podría parecer ser un cuerpo lo suficientemente grande de números para sacar
conclusiones sólidas, pero no es así. Hay varios problemas que deben ser
tomados en consideración. Por ejemplo, es que la violencia se haya denegado a las
víctimas, o incorrectamente registrado como “combate mutuo”. La lógica detrás
de esto es simple: si una comunidad se niega a reconocer las relaciones
homosexuales, no puede reconocer la violencia en la relación.
Por otra parte, otro problema se
refiere a la fuente de la muestra, por ejemplo algunos estudios no excluye el
segundo socio de la relación. Estos estudios de hombres y mujeres homosexuales de las muestras por lo general
sólo están basados en la visión o de la victima o del agresor y esto por lo
tanto puede desinflar o inflar los resultados o estimaciones.
Según Burke y Follongstand (1999)
aseguran que muchos de los estudios se han tomado muestras de hombres de
comunidades muy pequeñas o de los organismos que prestan servicios de salud
mental, e introdujeron otros factores de confusión en cuanto a la
representatividad de la muestra. Burke y Follongstand también señalan que
algunos de los estudios han realizado
sus investigaciones en muestras poblacionales muy reducidas como sólo en los
homosexuales de los clubes y bares y no se han realizado dentro de los hogares
homosexuales.
Como se señaló anteriormente, los
críticos de los gays y las lesbianas suelen utilizar citas de tasas más altas
de violencia doméstica como “prueba” de que las relaciones gays y lesbianas son
disfuncionales. Por un lado, como se señaló anteriormente, estos números pueden
no ser exactos. Las investigaciones realizadas por Gardner (1989) mostraron una
puntuación promedio para las parejas heterosexuales de 38,51 %, para las parejas
homosexuales fue de 39% y para las parejas de lesbianas fue 40%. Por lo tanto,
como se señaló anteriormente, hay alguna razón para creer que la incidencia de
la violencia doméstica en las parejas de gays y lesbianas no pueden ser más
elevada que en las parejas heterosexuales. Por lo tanto, las relaciones no
violentas parece tan frecuente en la comunidad gay y lesbiana como en la
comunidad heterosexual.
La estimación básica es que uno
de cada cinco hombres homosexuales experimenta violencia doméstica o abuso. Sin
embargo, esta cifra sigue siendo una aproximación y la realidad en gran parte es
desconocida. La escasa investigación que ha examinado la dinámica de la
violencia doméstica homosexual masculino (Merrill y Wolfe, 2000) ha encontrado
que la mayor tipo de violencia son los empujones, forcejeo hasta llegar en
menor grado a restricción, puñetazos o golpes y bofetadas. En esa misma
investigación la investigación, los hombres gay victimizados han permanecido en
esas relaciones abusivas por diferentes causas entre las que se encuentra la
esperanza de cambio, el amor, el miedo, la falta de asistencia social, la
soledad, la lealtad y la falta de conocimiento con respecto a la violencia
doméstica.
Los hombres homosexuales que se
enfrentan a la violencia doméstica para definir la violencia es similar al de
las mujeres heterosexuales con un énfasis en el poder y el control, con algunos
factores adicionales, como el control, la homofobia internalizada y los celos.
Por ejemplo, muchos estudios
sostienen que los factores económicos del control de la mujer es mantener a las
mujeres económicamente dependientes de sus esposos y por lo tanto vulnerable a
la violencia. Estos mismos factores económicos también contribuyen a la falta
de oportunidades de la mujer para escapar de la violencia. Lo mismo pasa en las
relaciones gays, especialmente cuando las parejas son conformadas por hombres
adultos solventes con jóvenes estudiantes y que aún no trabajan o porque sus
familias (padres y a veces hermanos) dependen de la ayudad económica de la otra
parte.
Según los trabajos realizados en
las comunidades gays y lésbicas en los Estados Unidos y Canadá por
organizaciones LGBT junto con otros organismos como universitarios y de salud hacen un análisis e
interpretación interesante sobre la prevalencia de la violencia doméstica en
las parejas de homosexuales y se agrupan en catorce categorías:
1.- La dependencia financiera,
2.- Ingenuidad / inexperiencia.
3.- El amor.
4- La esperanza para el cambio.
5.- La soledad.
6.- El compromiso.
7. La dependencia emocional.
8.- La habilitación por el ciclo
de la violencia.
9.- El miedo.
10.- La culpa.
11.- La baja autoestima.
12.- La atracción física.
13.- La dependencia física.
14.- Sentirse atrapado.
Por desgracia, las víctimas de
violencia doméstica en las relaciones del mismo sexo no están recibiendo la
ayuda que necesitan. Esto se debe a la falta de reconocimiento legal de las
parejas del mismo sexo, el fracaso de la aplicación de la ley a la identidad y
manejar adecuadamente los casos de violencia doméstica que involucran a
personas del mismo sexo, y la escasez de recursos disponibles para las víctimas
de la violencia de pareja del mismo sexo doméstico.
Los legisladores y los
proveedores de servicios sociales deben volver a configurar el modelo
tradicional de la prevención de la violencia doméstica y el tratamiento para
incluir a las personas involucradas en relaciones del mismo sexo.
Si bien las causas de la
violencia domestica en heterosexuales y homosexuales son casi las mismas, la
violencia doméstica en relaciones del mismo sexo se distingue en muchos
aspectos de la violencia doméstica en las relaciones heterosexuales. Por
ejemplo el agresor gay o lesbiana amenaza en ir de “excursión” a los sitios de
trabajo de sus víctimas y contar todo a sus compañeros de trabajo, familiares y
amigos. Esta amenaza es amplificada por la sensación de aislamiento extremo
entre las víctimas gays y lesbianas, ya que algunos todavía están encerrados en
closet u armarios. O porque las víctimas
tienen menos protecciones a los derechos civiles, y no tienen acceso al sistema
legal.
Las víctimas gays y lesbianas son
más reacias a denunciar el abuso a las autoridades legales. Los sobrevivientes
no pueden comunicarse con las agencias de aplicación de la ley porque al hacerlo
les obligaría a revelar su orientación sexual o identidad de género. De igual
manera las víctimas gays y lesbianas también son reacias a buscar ayuda por
miedo de mostrar una falta de solidaridad entre la comunidad gay y lesbiana.
Del mismo modo, muchos hombres y mujeres homosexuales ocultan su abuso por
miedo mayor que la sociedad percibe del mismo sexo relaciones como
inherentemente disfuncional, por ejemplo al contarle a un familiar de su caso
teme escuchar “te lo dije, eso es por ser maricón”.
Las víctimas gays y lesbianas
tienen más probabilidades de defenderse que las mujeres heterosexuales. Esto
puede conducir a la aplicación de la ley para concluir que la lucha era mutua,
con vistas al contexto más amplio de la violencia doméstica y la historia del
poder y el control en la relación.
Los abusadores pueden amenazar
con quitarle a los hijos a la víctima. En algunos estados, las leyes de
adopción no permiten padres del mismo sexo a adoptar los demás niños. Esto
puede dejar a la víctima sin derechos legales. El abusador puede usar a los
niños como medio para prevenir la víctima salir o buscar ayuda. Incluso cuando
la víctima es el padre o madre reconocido legalmente, un abusador puede
amenazar a la víctima con los trabajadores sociales hostiles a los gays y
lesbianas, que pueden quitarle la custodia, y
en muchos casos, los niños pueden incluso terminar en la custodia del
agresor.
Conclusión.
La violencia doméstica entre
parejas del mismo sexo es un grave problema de salud pública. Las víctimas de la
violencia doméstica de parejas del mismo sexo se enfrentan a su vez a la violencia
psicológica de una sociedad heterosexista que no reconoce su problema. Tal vez
la violencia doméstica en las relaciones gays y lésbicas presentan las mismas
estimaciones estadísticas que las heterosexuales, pero las victimas
homosexuales están desfavorecidas frente a las leyes excluyentes de la
heteronormativa.
No obstante existen más víctimas
gays y lesbianas de abusos domésticos que están reportando sus experiencias al
público en general, que han permitido en ciertas sociedades que se les tome en cuenta
y que se analice y estudie la
problemática de la violencia domestica entre parejas del mismo sexo, a su vez
los organismos gubernamentales, aunque lentamente, están trabajando en dicho fenómeno
social y ya han abierto oficinas especializadas en atender las victimas gays y
lesbianas. Por otra parte, al ver una aceptación de las relaciones
homosexuales, y al instituirse el matrimonio gay es más fácil dar un
reconocimiento a la existencia de dicho problema.
Sin embargo, los obstáculos a la
igualdad de trato para parejas del mismo sexo siguen siendo pocos y escasos.
Los sobrevivientes de la violencia doméstica en personas del mismo sexo pueden recibir el
reconocimiento y la ayuda que necesitan con más investigación, una mejor
formación de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, y más fondos
para los programas pertinentes.
La violencia doméstica gay y lésbica
existe… no seamos cómplice… denúnciala.
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Fuentes de Internet.
Battered Gay Men: An Exploration of Abuse, Help
Seeking, and Why They Stay
Domestic violence between same-sex partners:
implications for counseling.
El colectivo homosexual denuncia
que la actual Ley de Violencia de Género "no protege a todos por
igual"
La violencia doméstica homosexual
también existe
Violencia Domestica en Parejas
Gays.
Violencia entre gays: la Ley de
Violencia de Género no la previene.
Por Félix Esteves
Un cordial saludo.
ResponderEliminarenhorabuena por la seriedad y profundidad del artículo, sinceramente!
Aporta muchisimos datos de interés y muy poco difundidos, es muy de agradecer una descripción basada en datos y no en posiciones ideologicas o politicas par opinar.
Quiero hacerle llegar mi pequeña aportación, una reflexión sobre los casos que he atendido en la consulta en estos 15 años, espero que sea de su interés:
http://www.psicologojuanmacias.es/es/pagina/publicaciones/
Juan Macías
Gracias! La información que compartes nos ayuda a visibilizar y sensibilizar en cuanto a los generadores y receptores de violencias. Como comentas, el poyo social, religioso, institucional y demás NO es el mismo que reciben las parejas heterosexuales, aun con esto, hay espacios a los cuales las parejas pueden acercarse a trabajar por mejores relaciones, en psicoterapia (proceso que puede tomarse en pareja y/o de forma individual) y así potenciar la autoescucha, autobservación, autoregulación, autoconocimiento y lograr mejores relaciones. La cultura atraviesa TODAS las relaciones, por esto se llega a la violencia.
ResponderEliminarAsí como lo hace este artículo, hay que nombrar para que las cosas existan, y si se reconoce entonces podemos transformar.
Si cree que su pareja puede estar engañando, comuníquese con expressfoundations@gmail.com para contratar a un pirata informático confiable y monitorear su teléfono en secreto.
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