sábado, 2 de febrero de 2013

EL APETECIDO CADÁVER. Minicuento Homoerótico.


El silencio había lanzado su grito y pobló la habitación con su presencia, poco a poco las respiraciones se paralizaron entre tanta algarabía de piel, saliva, sudor y semen. Quise gritar tu nombre, pero no pude, vi en tus ojos el mismo deseo, pero te fuiste más allá de lo que anhelabas, de lo que yo esperaba, vi después la muerte dibujada en tu boca, tus pupilas se apagaron como moribundas luciérnagas en la inmensidad de una oscura noche, mi corazón volvió a latir y mi respiración  revivió al sentir que tu aorta ya no latía, que tu aliento ya no empañaba la calidez de mi cara… te habías ido y para siempre… aun cabalgando sobre tu inerte cuerpo… tú, apetecido cadáver... quise decir tu nombre y no lo dije... no pude repetir tu nombre, como tantas veces lo había hecho cuando en el frenesí de nuestro amor llegábamos a explotar como supernovas… me guarde tu nombre, lo atesore entre mis labios, y cuando me canse de sostenerlo, lo hice un lamento de amor.

Por Félix esteves

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