martes, 30 de abril de 2013

JUVENTUD HOMOSEXUAL Y CON SINDROME DE DOWN. Una doble discriminación.



El desarrollo de una identidad sexual saludable es un proceso permanente, y cada fase de nuestra vida presenta una forma particular de ver la sexualidad. Los bebés y niños pequeños se enfrentan a las tareas de desarrollar confianza y autonomía personal. Los niños enfrentan las tareas del desarrollo del conocimiento  del “uno mismo”, intimidad y cercanía física y con la pubertad más adelante viene la necesidad de dominar los conceptos de modestia y privacidad. Para el adolescente, cuestiones significativas incluyen masturbación, seguridad personal y relaciones.

Cuando llegamos a la edad adulta por lo general, ya conocemos nuestra sexualidad, nuestras preferencias, nuestras aversiones que nos ayudan a construir nuestra identidad como individuos. Para muchos este  proceso de auto-identificación sexual no es fácil, para otros es algo que ni siquiera percibieron o simplemente paso sin darse cuenta. Lo que si es cierto es que esa “Auto-Identificación Sexual” es un proceso natural de todos los humanos. Y solo se es exitosa (sea cual fuese el resultado final  heterosexual, homosexual u otras formas de identidad) cuando ocurre en socialización.

Por desgracia, la sexualidad de las personas mentalmente discapacitadas históricamente ha sido ignorada o negada. Por mucho tiempo, la mayoría de esta población fue aislada u alojada o internada en instituciones, separadas por sexo con pocas oportunidades para socializar. La sociedad en el pasado ha tendido a personas mentalmente discapacitadas como asexuales o, si aparecen excesivamente afectuosos, hipersexuales. Sin embargo, la sexualidad y las relaciones personales son esenciales para el desarrollo normal de los adultos, incluyendo a los adultos con y sin discapacidades físicas y/o mentales. Mientras que algunos individuos discapacitados mentales no pueden ser capaces de participar en la relación social más típica - matrimonio con hijos - todavía pueden participar en las relaciones interpersonales en forma significativa. La expresión sana de la sexualidad no requiere solamente de tener relaciones sexuales coitales o de penetración y puede tomar una amplia gama de formas incluyendo amistad cercana, contacto físico-afectivo no sexual y contacto sexual no coital.

Existe un creciente cuerpo de literatura y un diálogo progresivo con respecto a la sexualidad y la expresión sexual para las personas con discapacidad mental, sin embargo dicha literatura y dialogo no incluyen en su gran mayoría aquellas sexualidades fuera de le heteronormativa. De esta manera se reafirman las discriminaciones hacia los individuos tanto LGBT como los discapacitados mentales. Lo que es peor aún, cuando uno intenta entrar en internet en búsqueda de información sobre este tema, conseguimos muchos videos que se burlan de jóvenes y niños, en su mayoría con Síndrome de Down, que son a su parecer homosexuales o que simplemente lo son; tal como lo reitera el sexólogo José Luis García:

“Probablemente haya pocos grupos de población en los que se acumulen tantas dosis de exclusión y discriminación y, por tanto, sufrimiento, como el que aglutina a aquellas personas que, siendo discapacitadas, tienen además una orientación homosexual. Si encima tuviera rasgos de síndrome de down probablemente su discriminación sería más notoria.”  1

Las personas con síndrome de Down tienen las mismas necesidades de sexualidad que las personas sin discapacidad. Puede que su proceso de entender la cosmogonía de su sexualidad sea más lento o mejor dicho “distinto” pero pasa por las mismas fases de desarrollo sexual que sus pares no discapacitados, por lo tanto necesitarán una enseñanza directa en esta área. El problema reside principalmente que la mayoría, por no decir todos, los programas de educación sexual para tal efecto están dirigidos para individuos con síndrome de Down heterosexuales.

Y muchas personas se preguntaran ¿Existen personas homosexuales con síndrome de Down o personas de síndrome de Down homosexuales? ¿Cómo puede un individuo con síndrome de Down saber sobre homosexualidad o reconocerse como homosexual?

Las respuestas son unánimes y muy claras: Si. Existen personas con síndrome de Down que son homosexuales y lesbianas o que pertenecen a la comunidad LGBT, por lo tanto ellos saben reconocerse como gays o lesbianas o con otra identidad sexual. El problema es que desde la configuración social y del heterosexismo imperante, la homosexualidad no es lo que se espera, no es lo deseado. Siempre y perpetuamente se presupone o se antepone que todos deben ser heterosexuales y que por lo tanto las personas con síndrome de Down también deben serlo, aunque en este caso lo que se les exige y ordena, por su condición, es reprimir, contener, refrenar y controlar su sexualidad porque “no deben ejercitarla”, dicho de una manera más cruda: se les castra su deseo sexual, pero la cosa se pone peor, porque unido a esto se le niega también la afectividad no sexual ligada con el deseo sexual.

Por lo tanto los procesos de reconocimiento de la propia orientación sexual, así como el hecho de “salir del closet”, van a ser más difíciles y penosos en personas con síndrome de Down o cualquier tipo de discapacidad mental, pues existe mayor presión para seguir la línea de la heteronormativa,  además que las posibilidades de comunicación serán menores, por lo que pueden tardar más en solventar y solucionar ese acontecimiento psicológico de especial relevancia como es el reconocimiento de su sexualidad o identidad sexual.

Comprobadamente, la educación que se ha brindado por mucho tiempo a estas personas ha tenido como finalidad única lograr que no se estimule su impulso sexual, ya los temas sexuales son un tabú todavía en nuestra sociedad, y más aún en estos casos, que se considera a la sexualidad del minusválido o discapacitado mental un “monstruo” que debe permanecer dormido.

De esta manera, el individuo con síndrome de Down va creciendo con miedo, pues se le prohíbe señaladamente y reiteradamente que el sexo no es para él o ella, además que cualquier acontecimiento anormal como el abuso sexual, el embarazo no deseado, enfermedades, entre otros muchos son señalados al joven con síndrome de Down como la única respuesta posible o como el potencial resultado de su deseo sexual.


La Educación Sexual Integral para estos jóvenes incluye la formación en seguridad personal y emocional, así como las relaciones de pareja, matrimonio, pero todos dentro del estándar de los programas educativos de  heterosexismo, y a menudo se limitan a la discusión de la abstinencia y anticoncepción, pero también debe entrar en la parte curricular  los afectos entre personas del mismo sexo, la masturbación, el  sexo como forma de placer y el sexo seguro, igualmente deben incluir aspectos como el respeto a la individualidad sexual, la privacidad sexual y la tolerancia hacia la diferencia. Para algunos esto parece mucha información, pero los individuos con síndrome de Down tienen una amplia gama de niveles cognitivos, unos aprenden más rápidos que otros, también se da el caso que muchas veces nosotros mismos magnificamos  o maximizamos la sexualidad y creemos que los niños y jóvenes son capaces de entender tales cuestiones, la sexualidad es un proceso natural y como tal debemos verla y enseñarla; en el caso de personas con síndrome de Down los programas educativos requieren otro enfoque, pero no va más allá que la simple individualización ligado con paciencia y amor. Por otra parte estos programas de educación sexual deben no sólo incluir la escuela, también la familia, pues son los padres y hermanos de los jóvenes con síndrome de Down los que refuerzan lo impartido en los colegios o centros especializados en estos casos.

La pubertad y adolescencia es el periodo de la vida en el que se empieza a concretarse la comprensión de la orientación sexual. El principal problema es la poca existencia o nulidad de documentos bibliográficos  sobre la incidencia de la homosexualidad en individuos Down, esto no nos indica que eso es imposible, lo que nos demuestra es la poca visibilidad de este colectivo o que existe en la comunidad médica y especializada poca preocupación sobre el tema, pero debemos ser conscientes de que si existe una población LGBT que también son Down o presentan  trisomía.

Los LGBT Down disponen de un acceso muy limitado para elegir sus compañeros y formas de vida, y el determinar su orientación sexual puede resultar más complicado de lo que es para quien no tiene esa discapacidad. Al igual que ocurre con los homosexuales sin discapacidad, los que la tienen se arriesgan comúnmente al ridículo y al prejuicio que a veces surge.  Cuando un joven Down les cuenta a sus padres su orientación sexual gay por lo general para no decir el cien por ciento de las veces el joven es alejado de su entorno social, se le aísla por completo de los posibles “peligros gays”.

La homosexualidad en personas Down significa otra discriminación y otra exclusión, además de ser rechazado por su diferencia cognoscitiva lo también es por su identidad sexual. Por otra parte el hecho de ser diferente físicamente al ideal de la belleza preponderante de la sociedad hace que este se sienta más rechazado, y él/ella así lo siente, pues ellos saben y reconocen la diferencia cuando se ven en el espejo. Igualmente, en las relaciones interpersonales de personas con síndrome de Down,  se tiende a percibir al otro más discapacitado y por tanto poco atrayente para formar una relación más cercana.

Otro punto negativo en los casos de jóvenes u hombres Down es el modelo sexual que se pondera o glorifica en algunos ambientes homosexuales como la idolatría a lo fálico. El gran pene, su deseada petrificación, como la esperada penetración y la abundante eyaculación son los cuatro elementos básicos donde se apoya o se fundamenta el modelo de sexualidad  muy desplegado en el ambiente gay, y este hecho perturba llanamente a un importante número de hombres Down que por lo general tienen problemas de erección, y muchos “varones”… con síndrome de Down…  “tienen testes pequeños, criptaquidia uni o bilateral, escroto o pene hipoplásico y horizontalidad de vello púbico.” 2 Claro está que la criptaquidia y lo hipoplásico del pene y escroto merece una atención médica temprana que puede corregir esta anomalía.

Los individuos con síndrome de Down o que presentan trisomía son tal vez los más independientes y visibles de la comunidad o población de discapacitados mentales, por lo tanto son los más vulnerables al abuso emocional y sexual. La literatura al respecto nos dice que el 50 por ciento de los abusos sexuales en esta población son cometidos contra niños y jóvenes Down. 3 y 4 Aún más preocupante es que muchas personas con retraso mental pueden ser víctimas de episodios recurrentes del abuso sexual. 5

Múltiples factores predisponen a esta población a ser víctimas del abuso: el aislamiento social y comunicacional, los problemas cognitivos, aparte que los individuos Down al ser solitarios también llegan a ser muy “agradecidos” con cualquier gesto o forma de atención, y a menudo su fuerte deseo de ser reconocido o sentirse “normal” y la ansiedad por ser “amados” los predispone a tolerar el maltrato sexual.


Para concluir aunque no quisiera.


Realmente este es un tema apasionante, pero como dije antes la poca bibliografía hace que sea difícil escribir sobre este tema, por otra parte ni soy médico, ni psicólogo, ni psicopedagogo y es relevante tener los conocimientos pertinentes para escribir con objetividad y claridad de este tópico que parece esconder muchos miedos y temores. Lo que sí es cierto, muy claro y palpable es que la comunidad LGBT tiene miembros con Discapacidad Intelectual o Mental. Si ya se nos es difícil vivir con la discriminación por pertenecer al colectivo LGBT tenemos que pensar que nuestros hermanos gays, lesbianas, trans y otros que presentan trisomía o síndrome de Down u otra discapacidad mental viven una doble exclusión, la primera por ser diferentes a la heteronormativa y la otra por ser “excepcionales”.



1 http://ehgam2006.blogspot.com/2006/04/sindrome-de-down-y-homosexualidad.html
2 http://www.aulafacil.com/cursosenviados/sindromedown/curso/Lecc-3.htm
3 Elvik SL, Berkowitz CD, Nicholas E, Lipman  J L, Inkelis SH (1990) Sexual abuse in the developmentally disabled: dilemmas of diagnosis. Child Abuse and Neglect 14: 497- 502.
4 Schor DP (1987) Sex and sexual abuse in developmentally disabled adolescents. Seminars In Adolescent Medicine 3: 1-7.
5 Ibídem.

7 comentarios:

  1. Se de un caso de un muchacho con sindrome de donw que era gay y muy buscon y su papa le pegaba por ser raro. El muchacho murio como de 25 años mas o menos.

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  2. Hola "anónimo", me gustaría saber más del tema que dices. Te importaría ponerte en contacto conmigo? hedensk123@hotmail.com Gracias! Miguel

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  3. hola quiero saber si anonimo y miguel me podrian contar sobre el tema ya que quiero aser mi tesis
    stefii_star@hotmail.com

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    1. Hacer es es con H y C, espero que no te hayas graduado

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  4. hola , trabajo en una omg, para la comunidad lgttb, y me gustaria saber del tema, y que es lo que podemos aportar, si podes y deseas , ponte en contacto conmigo, mauri615@live.com . gracias y suerte , que la vida nos da y nos quita a todos por igual, abrazo enorme.

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  5. hola , trabajo en una omg, para la comunidad lgttb, y me gustaria saber del tema, y que es lo que podemos aportar, si podes y deseas , ponte en contacto conmigo, mauri615@live.com . gracias y suerte , que la vida nos da y nos quita a todos por igual, abrazo enorme.

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  6. Yo conoci un chico con sindrome de down y gay, y termino abandonado por los padres en una clinica privada de salud mental. Triste

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