Las dictaduras han marcado con sangre por mucho tiempo los pueblos de América Latina: Videla en Argentina, Pinochet en Chile, Stroessner en Paraguay, Pérez Jiménez en Venezuela, Trujillo en República Dominicana, Rojas Pinilla en Colombia, Fujimori en el Perú, y pare de contar. Todas estas dictaduras, como en casi todas, se hicieron a la fuerza, con golpes de estado o diluyendo las instituciones como el caso del Perú donde Fujimori desintegro su congreso y se dio un autogolpe. Sin embargo en estos últimos años la moda es repetir mandatos presidenciales modificando las leyes al antojo del que ostenta el poder y que fácilmente podemos llamar las tiranías legalizadas. Vemos el caso de Uribe en Colombia, Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia. Lo peor de todo es que muchas veces o en casi todos los casos este fenómeno es apoyado por el mismo pueblo a través de los referéndums. Ahora el gusanito de la reelección pico a Honduras. El actual presidente Manuel Zelaya del Partido Liberal que fue elegido en 2005, quiere perpetuarse en el mandato y planea con el apoyo de muchos de los hondureños una consulta preguntando a sus coterráneos si aprueban un referéndum, coincidiendo con las elecciones presidenciales de este noviembre, para cambiar la Constitución. Por supuesto ni el Congreso ni el Tribunal Supremo apoyan tal estupidez y Zelaya se defiende con el repetitivo discurso aburrido que desea para su país una democracia participativa y no sólo representativa.
Los militares se ha negado rotundamente a cooperar en la consulta ilegal y esto ha motivado la renuncia del ministro de Defensa y la destitución del jefe del Ejército, el General Romeo Vázquez. Sin embargo el tribunal Supremo de Justicia ha apoyado la reposición de Vázquez y Zelaya por supuesto ha ignorado la decisión de la corte de restituir en su cargo al general y a salido a las calles con sus partidarios diciendo que el Tribunal Supremo sólo defiende a los poderosos y los banqueros y que es un obstáculo para la democracia y que el Congreso Nacional no representa ni al pueblo y sus intereses. Centroamérica ha estado marcada por décadas por sangrientas guerras civiles como es el caso de El Salvador (1980-1992), la Revolución Sandinista en Nicaragua y los 36 años de conflicto armado en Guatemala desde 1960 hasta 1996, sin embargo Honduras siempre se mantuvo en sana paz aparente a pesar de los gobiernos dictatoriales que estuvieron en el pequeño país desde 1933 y de los gobiernos ineficaces y corruptos que agotaron la economía y debilitaron sus instituciones. Sin embargo a mediado de los noventa la economía y las instituciones empezaron a fortalecerse. Pero las ambiciones de Manuel Zelaya a puesto a Honduras en una situación de extrema peligrosidad para el pequeño país bananero y es la perdida de la Democracia, si esto se diera Honduras retrocederá casi 50 años o más llevando al país a lo que fue la nefasta y cruel dictadura de Tiburcio Carías Andino.
Los militares se ha negado rotundamente a cooperar en la consulta ilegal y esto ha motivado la renuncia del ministro de Defensa y la destitución del jefe del Ejército, el General Romeo Vázquez. Sin embargo el tribunal Supremo de Justicia ha apoyado la reposición de Vázquez y Zelaya por supuesto ha ignorado la decisión de la corte de restituir en su cargo al general y a salido a las calles con sus partidarios diciendo que el Tribunal Supremo sólo defiende a los poderosos y los banqueros y que es un obstáculo para la democracia y que el Congreso Nacional no representa ni al pueblo y sus intereses. Centroamérica ha estado marcada por décadas por sangrientas guerras civiles como es el caso de El Salvador (1980-1992), la Revolución Sandinista en Nicaragua y los 36 años de conflicto armado en Guatemala desde 1960 hasta 1996, sin embargo Honduras siempre se mantuvo en sana paz aparente a pesar de los gobiernos dictatoriales que estuvieron en el pequeño país desde 1933 y de los gobiernos ineficaces y corruptos que agotaron la economía y debilitaron sus instituciones. Sin embargo a mediado de los noventa la economía y las instituciones empezaron a fortalecerse. Pero las ambiciones de Manuel Zelaya a puesto a Honduras en una situación de extrema peligrosidad para el pequeño país bananero y es la perdida de la Democracia, si esto se diera Honduras retrocederá casi 50 años o más llevando al país a lo que fue la nefasta y cruel dictadura de Tiburcio Carías Andino.
Por Félix Esteves
respecto a los 2 artículos debo preguntarme: ¿es la alternancia del poder lo que hace el verdadero sistema democrático?, o es la capacidad de administración que conlleva una cabeza visible y un grupo de personas. En particular creo que nuestro problema se basa en no poseer filosofía política nacida y evolucionada en el seno de nuestro contexto social. Los que llegan desean el enquiste los otros desean tumbarlo para enquistarse también. Que triste y pensar que es el pueblo el que con disposición inocente da pie a estos desmanes.
ResponderEliminarun abrazo
Gerardo