Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

lunes, 22 de marzo de 2010

LA FRANCESITA


Toinette de Chérnier recordaba siempre sus bellos años de juventud en París paseando por Montmartre con sus vestiditos de Ives Saint Laurent o Dior, con su caniche mientras despertaba la curiosidad de los demás transeúntes con su exquisito aroma de Coco Chanel. Ahora sus últimos años en tierras más calidas, de sol ardiente, de palmeras embriagadas por el movimiento sublime del mar, la pequeña y pobre Toinette revivía aquellos años ya idos leyendo a Molière, Corneille, Balzac, Flaubert, Sagat, Youcenar, Sartre, Proust, Gide entre otros, desdeñaba a Sor Juana Inés de la Cruz, Jorge Isaac, y a Gallegos, a Rubén Darío nunca leyó, a Miguel Angel Asturias no lo soporto jamás, a Cortázar a pesar que convivieron en la hermosa Ciudad Luz, siempre lo tomó por charlatán. Pasaba largas horas escuchando solo música de Debussy , Bizet, Gould, Gabriel Fauré, Jean-Philippe Rameau, porque sus delicados oídos jamás aguantaron a un Lecuona, un Alberto Ginastera nunca llego a sus afinados tímpanos, y no hablar del tango o de la samba, del joropo o de la cumbia, los mariachi los tenia prohibido y la guaracha estaba desterrada de su casa y de su mente. Su boquita de Rosa de Francia, solo probaba bocaditos diminutos preparados por su exquisito chef traído desde la tierra de la Torre Eiffel, aborrecía las carimañolas, el puchero nunca probó, los tamales le causaban asco, los moros y cristianos fueron eliminados de su menú y solo bebía agua evian, vino por supuesto francés y no faltaba en su mano una copa del original champagne.
Toinette murió. A su funeral nadie asistió, sus verdaderos amigos en Paris celebraron su muerte en Mouline Rouge o en el Lido, no recuerdo bien, pero si puedo recordar que revisando sus papeles para finiquitar los arreglos funerarios descubrí que aquella mujer de tan passez d'exquises français era realmente Antonia Chacón, nacida en estas tierras calidas, del aroma del ron y del café, de las tortas de maíz y del tequila, de palmeras enormes y de la música de Gardel, de los sueños de Bolívar, del mundo del cacao y del tomate también. Lastima por Toinette que quizás siendo Antonia se negó a saber y a conocer lo bello que esta tierra hermosa le podía ofrecer y descubrí también que "No hay peor francés que aquel que no lo es".

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