El Erotismo es un concepto o término que nos lleva a sensaciones, fantasías, temores, recuerdos, culpas, valores, conocimientos y experiencia. Muchas veces este concepto es confuso y poco delineado, como las sensaciones a las que remite. El Erotismo que proviene de Eros, el dios del Amor, no necesariamente implica amor, pero si placer. Sin embargo lo erótico, hoy día, se ve limitado a un mercado de lo erótico.
El mercado del erotismo vende y comercia así con objetos que nos remite a las sensaciones y placeres sexuales coartándonos la capacidad de erotizar nuestra imaginación, castrando nuestro propio erotismo implícito en lo humano para limitarnos únicamente a su objetos de mercadeo, así el individuo y la sociedad identifica lo erótico sólo con los objetos que pueden ser comprados. Estos objetos eróticos o mercancía erótica nos producen la idea de que lo erótico, lo que está relacionado con el amor y el placer, en sus múltiples variantes, es algo que está lejos del individuo y que la única forma de acceder a ello es a través de la adquisición de la mercancía. Por lo tanto, el objeto o mercancía está recubierto de una promesa de felicidad (felicidad erótica), es decir que la mercancía sólo y únicamente será capaz de satisfacer el deseo de lo erótico que impulsa a buscar los objetos de su satisfacción.
En el mundo consumista e individualista que vivimos hoy pareciera que lo erótico esta reducido a un objeto o mercancía, o lo que podríamos llamar la cosificación del deseo erótico, pero esa reducción de lo erótico a un objeto no es casual, se debe simplemente que el hombre convierte todo aquello que lo satisface en un objeto de consumo y por lo tanto en un objeto de beneficio, beneficio que sólo disfrutamos si compramos.
En el pasado, dichos deseo se satisfacían con actos vitales vivenciales, destrezas y mucha imaginación, en los que el deseo nunca acababa por convertirse en objeto material. El deseo erótico al transformarse en objeto de consumo, se empobreció; la experiencia erótica, el mito del amor erótico, la fantasía pasional del amor pareciera que se circunscribe a la acción arruinada de la elección de productos en una tienda, en un supermercado, o mejor dicho en un mundo que se ha convertido en mercado de apócrifa e infundada satisfacción de deseos.
Con el mercado de lo erótico muere la capacidad de abstracción, se pierde la capacidad de erotizar una idea, un momento, un lugar, un gesto, se pierde la facultad y el potencial de relacionar el deseo de amor y el placer con el ser amado, con los individuos o congéneres y su entorno. Pero la sexualidad humana es histórica y contextuada y se ha basado en autoridades filosóficas, médicas y religiosas que han construido nociones, normas y políticas alrededor de la sexualidad, del placer, el amor y lo que debe ser erótico. La sociedad y el sistema económico han transgredido en lo más privado del ser humano: su sexualidad, regulando el sexo, el placer y la reproducción, incluso, las formas de expresarnos eróticamente.
Por Félix Esteves
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