Muerdo el aire
el aliento se hace más frio.
Un grito que sale
ahogado y sin destino.
La sombra que voy dejando
que se aleja del camino.
No hay huellas
no hay para atrás
sin regreso
sin historia contada
ni escrita en mi libro.
El sol que arde mi espalda
y la luna que me arropa con su gélido brillo.
La música sorda de un viejo grillo
que llevo guardado en mi cabeza
y resuena como el golpe de un martillo.
La mítica pluma quebrada
que no escribe… solo sirve para clavármela en el oído.
Sangra
sangra y escribe mi memoria de roja tinta
de tinta roja como el vino
van cayendo gota a gota
y se va volviendo un largo río
un río de sueños que muere en el mar
un mar rojo… rojo sangre
muerdo el mar que brota
y que se escapa de mi boca
como se escaparon mis delirios.
Por Félix Esteves
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