Ha de ser de sal mi
presencia
Que se borra con el
torrencial que emano
Soy así mar encerrado
Charco espacial de
miedos
Donde no navegan
felices barcos
Sino aquellas naves
fantasmas
Que atracan en tristes
puertos
Donde no se espera
nadie
Donde ni los vientos
soplan
Ni donde reposan las
tranquilas aves.
Donde siempre es muy
tarde
Para embarcar alegrías
nuevas
Donde siempre hay tinieblas
Que emboban los buscados
faros
Donde siempre hay
remolinos
Que confunden mi rendida
brújula.
Aguas de olvido
De fracciones de volátiles regocijos
Pero de millonésimas tristezas
Soy mar confundido
De olas que no llegan jamás
a la arena
Que ni la luna buena
En mi océano de
angustia se refleja.
Y bramo embravecido
Tratando de tocar con
la espuma
El cielo que se ha ido
Y en vano es el
esfuerzo
De alcanzar aquello
que se me ha prohibido
Y voy hundiendo los rancios botes de minúsculas dichas
que quedaron varados en mi vil condena
y que van poblando en mi
profundidad ya muerta
falsos tesoros... recuerdos mínimos sin gloria y sin pena.
Por Félix Esteves
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