jueves, 20 de diciembre de 2012

VENEZUELA UN PAÍS DE TETAS


Según en las sabias palabras del gran escritor Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864- Salamanca, 1936) las tres mayores facultades del humano provienen de tres diferentes partes del cuerpo:

“Y cabeza, corazón y estómago son las tres facultades del alma que otros llaman inteligencia, sentimiento y voluntad. Se piensa con la cabeza, se siente con el corazón y se quiere con el estómago.” (En : Niebla. 1996. Cap. XXIV, p. 178)

Miguel de Unamuno.
Tal vez en la época del escritor de la señalada novela y de “La tía Tula” no era importante los concursos de belleza y las siliconas aún todavía no habían hecho su aparición, aunque me imagino que existían las damas y damiselas con sus dos buenas razones por delante. Unamuno si hubiese existido hoy día lo más seguro es que no hubiese escrito la frase citada tal como la conocemos o por lo menos hubiese dado cita a aquellas personas que piensan, sienten y que quieren con las tetas, y en especial si se hubiese conocido a las bellezas venezolanas.

Saco esto a colisión porque en Venezuela existe desde hace bastante tiempo atrás un fenómeno socio-cultural: los concursos de belleza; este fenómeno ha modificado la idiosincrasia del venezolano. Desde que en 1979 obtuviéramos la corona de miss universo, no hemos parado de obtener grandes reinas de belleza, pero esto tal vez parezca que es inofensivo y hasta poco importante, pero no es así, cuando se le hace creer a un pueblo que por naturaleza sus habitantes y en especial sus mujeres son las más bellas del mundo, que no existen en otra parte del universo beldades femeninas como las nuestras, caemos sin querer en supremacismo. Claro está que este supremacismo criollo es inocente y vacuo (hasta ahora) y que sólo saca su cara oscura o lado maligno a la hora de los concursos internacionales, donde los fanáticos hacen de las suyas insultando, denigrando, y hasta calumniando a las demás chicas no pertenecientes a la supremacía criolla.

Quizás lo anteriormente dicho sea común en todos los países que han desarrollado una vivaz emotividad por los concursos de belleza, por lo general naciones bananeras, tercermundistas, o para ser menos cruel en vías de desarrollo. Pero lo peor es que en estos países y hablo por lo menos en el caso de Venezuela, la belleza se ha hecho eco de ser la mayor cualidad y virtud que puede tener una mujer. Desde pequeñas se les enseña a las niñas a modelar antes de caminar, porque tal vez sea una “Miss Venezuela” y hasta la próxima “Miss Universo”; tal vez no les enseñemos las primeras letras a las niñas, pero si le enseñamos a decir: “Mi nombre es Fulanita y represento a ¡VENEZUELAAAAAAA!” como tantas veces lo hemos escuchado de las vivaces voces de nuestras representantes en los concursos “maden in USA” o “maden in England”.

Las niñas crecen así sintiéndose las más bellas, las más admiradas, las más solicitadas, las más espectaculares, las más importantes, y por supuesto las más queridas. Y aunque esto no es malo para su autoestima, estamos en muchos casos criando y creando “monstruos”, niñas “superdotadas en dogmas” que se creen superiores a las demás. Por otra parte, estas niñas creen también que su única arma para el éxito es su cuerpo, así que cuando cumplen quince años, las jovencitas no quieren una fiesta, ni un viaje a Europa que les ayude a abrir su horizonte cultural, no, eso no importa… lo que piden son tetas… tetas nuevas. O piden que les inflen los labios, o que les operen la nariz al estilo Nicole Kidman o tal vez la más ambiciosa pida todo de un solo golpe. Lo más cruel es que existen muchos padres que las complacen.

Alicia Machado. Miss Venezuela y Miss Universo.
¡Nuestra gran tetona por excelencia!
El venezolano ya no ahorra para pagarle la universidad a la niña, ahorra para cuando llegue el momento de que a la hija se le ocurra operarse las tetas. La materia gris dejo de ser alimentada, ya no nos interesa tener una Marie Curie en la familia, para que criar a una Amalie Emmy Noether, para que vamos a querer a una Gabriela Mistral o a una Susan Jocelyn Bell Burnell, si podemos tener una Miss Venezuela y una Miss Universo o una Miss Mundo… bueno “y si no gana que trabaje en televisión que para eso le compramos las tetas”.

El venezolano parece entender el mundo a través de las tetas; y nuestras mujeres, bellas ciertamente como lo son todas las mujeres del mundo, parecen pensar con las tetas, sentir con las tetas y a querer con las tetas, y no temen en admitirlo. Y cada vez aparecen más bellas “Alicia” con sus enormes y bellas tetas con sus mentes obtusas y cerriles hablando sandeces… cometiendo errores y horrores... Ayer en la noche apareció una nueva bella "Tetona" llamada Irene... entre tanta "Rosita" (1) y tanta "Diosa". (2)

No hablo de todas, pero estamos haciéndonos un país de tetas, en vez de un país de científicas, en vez de una nación de buenas maestras o de buenas arquitectas, o de cualquiera otra profesional que ayude al país a seguir adelante. 
   
Unamuno de seguro habría gritado ¡Vivan las tetas! ¡Pero que mueran las obtusas!

(1) y (2)  "Rosita" y "Diosa" famosas tetonas y bellezas venezolanas.

Por Félix Esteves.

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