En este pequeño artículo se pretenderá
examinar la práctica y la conducta homosexual en los hombres de la cultura
islámica. Para muchos hombres islámicos la homosexualidad es un accidente, una
confusión sexual. Por otra parte, una serie de sociedades tradicionales parecen
tolerar, incluso alentar ciertas formas de conducta homosexual masculina,
incluso si esas prácticas tradicionales van en contra de las respectivas normas
religiosas imperantes. El mundo islámico es demasiado complejo para ser
reducido a un diseño cultural único. Desde Marruecos en el oeste hasta
Indonesia en el este, muchos países cuentan con mayorías musulmanas. En estas
sociedades el Islam puede adoptar muchas características diferentes, y hay
muchas contradicciones y divergencias doctrinales dentro del mismo Islam que se
practican en todo lo largo de la geografía musulmana. De hecho, los registros
históricos y literarios de la cultura islámica revela un archivo amplio de relaciones
íntimas entre personas del mismo sexo, especialmente entre varones, publicados
por miembros de las mismas sociedades islámicas o por extranjeros. Y aunque las
fuentes musulmanas medievales dan la impresión de que la actividad sexual de
cierto tipo entre los hombres era normal, cuando no sean religiosamente ilícito,
hay muy poca información en homoerotismo femenino en el Corán, hadices o
cualquiera de los textos interpretativos, por lo tanto, el análisis se centrará
sobre el comportamiento homosexual masculino.
La pregunta entonces es ¿por qué
el comportamiento homosexual masculino ha llegado a ser tolerado en muchas
sociedades musulmanas, a pesar de la prohibición religiosa? Y ¿por qué es
castigada severamente en otras sociedades musulmanas? Básicamente, voy a
argumentar que en estas sociedades existe una relación positiva entre la
tolerancia del comportamiento homosexual masculino y la poligamia. La principal
razón para tolerar la conducta homosexual masculina en las culturas examinadas
es que reduce los conflictos entre los hombres jóvenes solteros y sus relaciones adultas de casados,
además de la poca accesibilidad que tienen los jóvenes varones a tener
relaciones sexuales con mujeres debido al estigma sexual de la sexualidad
femenina. Por otra parte, en muchos países islámicos la homosexualidad es
vilmente castigada debido a la creciente formación de ramas fundamentalistas que
se han generado en a principios del siglo XX hasta ahora y que han tomado el
poder de muchas de las naciones o estados musulmanes.
El Islam es mucho más que una
religión; en realidad, se trata de una forma de vida completa. La sharia, la
ley tradicional del Islam, gobierna prácticamente todos los aspectos de la vida
humana y los musulmanes creen que la palabra de Dios fue dada palabra por
palabra a Muhammad o mejor dicho Mahoma hace 1400 años, quien a su vez lo copió
en el Corán. Por otra parte, el efecto más importante de la religión como una
conducta comunicativa, y en especial la islámica, es que puede dar cuenta de su persistencia a
través de las generaciones, es su influencia en el comportamiento de los demás
a través de sus sentidos. La consecuencia importante e identificable de la
comunicación es en otras personas, en los que reciben el mensaje. Por otra
parte, el efecto de proximidad más importante de la conducta religiosa (o la siguiente
ley, como en el caso del Islam), el efecto que ha llevado a su persistencia en
el fomento de la familia como duradera cooperación entre parientes lejanos,
parientes de familias diferentes, o más recientemente, durante los últimos
miles de años, entre los no parientes. La causa última de la religión es que
esa cooperación ha promovido no sólo el éxito reproductivo de los individuos de
más de una generación, pero el abandono de los descendientes de los
involucrados durante muchas generaciones. El Islam significa literalmente
sumisión a la voluntad de Dios, los musulmanes consideran a sí mismos como
parte de la umma, la comunidad de los musulmanes que viven en todas partes.
Las sociedades islámicas se
caracterizan por una estratificación social con una élite de control patrilineal
y una clase marginada, la reclusión de la mujer, y un sistema político
descentralizado que implica redes políticas individuales, donde los resultados
patrilineales de herencia descansa
únicamente en el hombre y padre, con el aislamiento y la devaluación de
las mujeres como trabajadoras del hogar y las portadoras del niño. Sin embargo,
a pesar de las similitudes importantes, tanto a través del tiempo y el espacio,
lo que las diferentes sociedades islámicas, tienen en común es que permiten la poligamia,
donde un hombre puede tener hasta cuatro esposas a la vez. Además, comparten en
común la reclusión de las mujeres, en un sistema social en el que el acceso a
las mismas está rigurosamente restringido.
Una encuesta referente a la sodomía
en los estados musulmanes muestra que no hay una posición uniforme legal en
relación con el sexo entre hombres, incluso entre los estados que tienen un
código penal basado en la sharia, así varias interpretaciones de la palabra de
Mahoma han coexistido. Sin embargo, en general, los estados islámicos han
instituido la sodomía en sus sharia como ilegal. En primer lugar muchas
escuelas religiosas del Islam han condenado la sodomía entre hombres, algunos
argumentando la palabra de Muhammad, y
castigándola con un severo castigo. Hay numerosos hadices de diversos grados que
ven las relaciones anales entre dos hombres mal y la condenan duramente. Los
pecados mayores para los eruditos musulmanes
medievales incluyen el coito anal entre hombres y tener relaciones sexuales con
animales. Y fue a finales del medioevo
que nace la idea de castigar en los estados islámicos, más adelante en plena
edad moderna o finales de ella que se
cree que empezó a castigarse con la lapidación y la muerte a los que
practicaban la homosexualidad, sin embargo, muy pocas veces fue ejecutada esta
ley.
Según Murray en su libro Islamic Homosexualities, Cultures, History
and Literature, se refiere a la
práctica de la homosexualidad entre los hombres en las sociedades musulmanas
como un “secreto a voces”, es decir que se produce o se produjo una conducta
“no deseada” pero aceptada , la idea de que los hombres les gusta penetrar “jóvenes
deseables” y la creencia que este deseo era perfectamente “normal”, fue
admitida, pero no se consideran
"homosexuales" en el sentido moderno de la palabra. En general, las
sociedades musulmanas aceptó el modelo antiguo mediterráneo basado en las
relaciones de penetración, en la que se “disculpa de pecado” y del castigo al
hombre adulto que penetra, pero cuando un hombre adulto libre se deja penetrar
sufre el estigma.
El historiador Richard C. Trexler
argumenta que la escasez de mujeres ayuda a explicar la homosexualidad
masculina en las sociedades islámicas, ya que en las sociedades polígamas, en
las llamadas culturas harén, las relaciones entre los hombres dependen en parte
de acceso de los hombres a las mujeres:
“Los hombres separados de las mujeres a través de la guerra,
así como a través domésticos asilos, tales como los harenes o prisiones o
conventos suelen cultivar las relaciones homosexuales" (1995:
23).
Incluso en la Europa medieval
cristiana, Trexler argumentó la existencia de la homosexualidad debido a la poca disponibilidad de mujeres:
“Era cada vez más visible en la Europa continental el comportamiento
homosexual masculino a finales de la Italia medieval, debido a la carencia de mujeres
disponibles o prostitutas. Y en el siglo XV, el gobierno florentino promovió a
prostitutas disponibles para los hombres jóvenes, ya que, pensaban, que los hombres
se cortejaban entre sí” (1995: 51).
Y mientras que los europeos
medievales empleaban las prostitutas para prevenir la conducta homosexual
masculina y la violación de las mujeres, los países islámicos hicieron lo mismo
al mantener prostitutos. Un informe del siglo XII por el dominico Guillermo de
Trípoli documentado en el mercado africano de hombres:
…“cómo los comerciantes egipcios desarrollaron el atractivo
de tales muchachos bañándolos en perfumes y vestirlos con ropas ricas para
seducir a los compradores islámicos. Estos esclavos se vendían no sólo para el
servicio doméstico, sino también como
prostitutos masculinos que darían servicio sexuales a sus nuevos amos”
(Daniel, 1979: 224).
El dominico señaló que en las
sociedades islámicas hombres vivían con chicos como esposos con si estos fueran
mujeres. Tales mercados de muchachos existieron
en el norte de África hasta bien entrado el siglo XX (Coon 1931). Los
cristianos también participaron en el tráfico de niños y jóvenes, mediante la
compra o el robo de estos niños y muchachos cristianos para venderlos a los
musulmanes.
El castigo por el acto homosexual
se llevó a cabo raramente en los estados musulmanes medievales o modernos, ya
que las normas de procedimiento penal son muy estrictos. Sólo el testimonio
oral de los testigos oculares es admitido.
Algunas autoridades religiosas
autorizaron relaciones sexuales con hombres, a condición de que no fueran
musulmanes, por lo que las relaciones con los no musulmanes esclavos capturados
o comprados en el extranjero fue admitida. Para los árabes, por ejemplo,
Greenberg (1988: 177) argumentó:
"A pesar de la oposición de la ley religiosa islámica,
una aceptación de facto de la homosexualidad masculina ha prevalecido en las
tierras árabes hasta la era moderna".
La tolerancia de la
homosexualidad masculina en las sociedades árabes y otros musulmanes
tradicionales puede ser explicado por la existencia de la poligamia: la
disponibilidad sexual de los niños y los hombres afeminados protege la virtud
femenina. Tribus árabes nómadas tenían harenes incluso antes de la aparición de
Mahoma. Incluso algunos escritores medievales musulmanas abogado por un punto
similar, con el argumento de que el comportamiento homosexual masculino se
explica por la escasez de mujeres, o para evitar embarazos escandalosos. Por
ejemplo, el erudito del siglo IX Al-Yahiz alegó que el comportamiento
homosexual era desconocido para el Islam hasta que, trágicamente, el abbasí Abu
Muslim se negó a permitir a su ejército tener contacto con las mujeres, que el
aislamiento causado a los combatientes a buscar chicos, y una vez que se
estableció la práctica, se convirtió en un pasatiempo cultural.
En los países árabes, los niños
fueron secuestrados, entre ellos muchos cristianos y eran vendidos a los hombres
adultos para su gratificación sexual, y se liberaban cuando eran demasiado
viejos. Coon escribe:
En el Jebala, los prostíbulos masculinos y mercados de niños
esclavos existieron desde hace mucho tiempo atrás. Estos muchachos eran
vendidos o usados como prostitutos, y los más jóvenes eran sirvientes pero al
mismo tiempo aprendían el oficio de la sodomía. Cuando habían llegado a una
edad en que dejan de interesar a sus compradores sexualmente, los dejaban en
libertad y podían ganarse la vida. En el mercado El Had Ikauen de Ktama existió
un famoso prostíbulo de muchachos y no se cerró hasta la llegada de las fuerzas
españolas de ocupación en 1910 que había estado tratando de prevenir tales
ventas, aunque no pudieron erradicar las transacciones privadas.”
(Coon 1931: 110-111).
Murray nos dice que el cónsul
general de Francia en Marruecos en el siglo XVIII, Luis de Chenier, sabia de la prostitución masculina y
homosexual:
… “se enteró de que en
los baños públicos eran receptáculos de corrupción, en la que los
hombres jóvenes se introdujeron vestidos
de mujer, y en la ciudad iban por las calles después de la puesta del sol , con
el mismo disfraz, para convencer a los extraños para ir con ellos a las
posadas, que eran más bien casas de prostitución que plazas para la comodidad y
el descanso de los viajeros.” (Chenier 1788, citado en Murray,
1987: 46).
La homosexualidad era una
costumbre establecida, con los niños fácilmente disponibles en las ciudades.
Maxwell señala que los hombres marroquíes practicaban la homosexualidad con
niños:
... “considera la relación sexual con los niños para su
conveniencia, era algo normal e inofensivo. La homosexualidad entre un hombre y
un niño nunca fue considerada de ninguna manera anormal o vergonzosa en
Marruecos hasta la infiltración de la opinión pública europea con los
franceses. Los harkas estaban siempre en movimiento, y los chicos eran más
fáciles de llevar a la batalla que las mujeres. Todos los harkas fueron
acompañados por numerosos niños para la satisfacción de las necesidades
sexuales” … (Maxwell,
1983: 286-287).
En el siglo XIX Argelia estaba
repleta de prostitutos masculinos que compartían su oficio con las prostitutas,
esta actividad duro hasta principios del siglo XX y estos jóvenes eran según
los historiadores de gran belleza y sus servicios eran a veces más costosos que
los ofrecidos por las mujeres prostitutas:
… “las calles y lugares
públicos estaban llenos de chicos de notable belleza”… “que vendían sus favores
a los nativos más ricos.” (Murray 1987: 46). En Túnez y Siwa
existió abiertamente la prostitución masculina hasta la década de 1920 En Siria
a principios del siglo XIX la prostitución de hombres homosexuales era
igualmente aceptada (Greenberg 1988). Según Joseph Pitts, un inglés que visitó
Alejandría a finales del siglo XVII, dijo que si bien era peligroso para las
mujeres caminar en ciertos distritos, era más peligroso para los niños, porque era
común que fueran violados, aunque muchas de esas relaciones eran consensuadas,
también nos dice que esta acción no era castigada y que los hombres alardeaban
de sus relaciones homosexuales. (Murray, 1987: 46).
En el siglo XIX en el Alto
Egipto, los jóvenes bailarines vestidos de muchachas fueron prostitutos (Murray
1987, Greenberg 1988). Sohar, una ciudad de Omán, en el Golfo de Arabia, se
apoyó a los transexuales masculinos que ejercían la prostitución homosexual
(Greenberg, 1988: 179). En esa misma ciudad aunque la práctica no es aprobada
por los padres, estos dejaban a sus hijos homosexuales ser cuando estos empezaban a vestirse de mujer, y no era ilegal. Según Greenberg (1988: 179)
sostuvo que:
“Estos hijos travestisdos son tolerados, tanto porque no se
considera una persona de negocios y porque se cree que protegen a las mujeres,
proporcionando una salida sexual para los hombres solteros, de los cuales hay
muchos. Los clientes de estos prostitutos son considerados normales”…
La situación no era diferente en
países no árabes islámicos. Chardin, escribió en el siglo XVII, que se encontraban
numerosas casas de prostitución masculina en Persia (Greenberg, 1988).
Asimismo, los gobernantes musulmanes de la India mantienen a menudo jóvenes
amantes masculinos y los prostíbulos masculinos florecieron en el siglo XIX.
Desde el siglo XVI, los visitantes occidentales han comentado sobre la omnipresencia
de la pederastia turca. Una gran cantidad de niños fueron capturados o
comprados para uso personal, se colocaron en burdeles o fueron revendidos
(Murray 1987, Greenberg 1988).
El imperio turco sirve como un
buen ejemplo de la llamada cultura harén. Los gobernantes, la nobleza y los más
altos funcionarios de todo tenía cientos de mujeres jóvenes en sus harenes. Al
mismo tiempo, niños varones cristianos nacidos
en Turquía fueron sacados de sus casas para ser incorporados en las fuerzas de
elite del ejército turco, para servir como jenízaros. Sin embargo, a menudo
eran utilizados como objeto sexuales (Creasy 1877: 34). Al principio, los
chicos se tomaron solamente de los Balcanes, pero más tarde, en el siglo XVI
fueron tomados de Anatolia también. La edad varió entre unos siete y dieciocho
años. Ellos fueron seleccionados por su perfección corporal, la fuerza muscular
y la capacidad intelectual. Cuando se les presentaban ante el sultán, estaban
vestidos de seda y tela de hilo de oro y plata.
A veces, los oficiales de
reclutamiento recogían un número mayor de lo que se pedía, y se vendía el
excedente por cuenta propia a los altos funcionarios o ciudadanos particulares
acaudalados. De acuerdo con Ricaut, un observador
europeo, existía una especie de amor
platónico entre los jóvenes jenízaries (Murray, 1987: 178). Ya que “la moderación y la estenosis de la
disciplina hace que sean ajenos a las mujeres, por falta de conversar con
ellos, se queman en la lujuria el uno para con los otros” (ibidem).
En los Balcanes, los padres
cristianos trataron de resistir a este impuesto que pagaban con sus hijos. Existen
notas históricas que muestran cómo los padres ocultaban a sus hijos de los
dominadores turcos. Algunos padres incluso mutilaban a sus propios hijos,
cortándoles algunos dedos y hasta una mano y algunas madres hicieron cicatrices
en forma de cruz en la frente del niño, a fin de que los turcos no se los
llevaran (Lybyer 1913).
Esto animo a los cristianos
medievales a crear una campaña contra la homosexualidad y contra los turcos
musulmanes:
... “fue probablemente un producto de los europeos
culturalmente atrasados en busca de razones para mirar con superioridad a las
civilizaciones musulmanas. Los cristiano después de las fracasadas Cruzadas utilizaron
contra el enemigo musulmán, la homosexualidad y esta se convirtió en una parte
de la aculturación antagónica, resaltando la ‘superioridad moral’ de los
cristianos sobre los musulmanes” (Murray, 1987: 15).
Un ejemplo ilustra que la homosexualidad
medieval musulmana no era simplemente un producto de la visión cristiana sino
que venía de más atrás, tal como lo explica la siguiente cita:
“serán atendidos por jóvenes inmortales, que son como hijos
suyos, puros como perlas ocultas” (Corán 52,24) --- “jóvenes inmortales” (Corán
56,17) … “viéndolos te
parecerán perlas esparcidas” (Corán 76,19)”
El gran poeta Abu Nuwas (747-815)
ha alabado abiertamente la homosexualidad y se refiere a los muchachos que
parecen “perlas esparcidas” en su poema El
jardín perfumado y citado por Ibn Warrak en su obra Why Am Not a Muslim (1995: 342-343):
¡Oh alegría de la sodomía!
Así sed sodomitas, vosotros los árabes.
No vayas lejos de ella,
en esto está el placer maravilloso.
Toma algún chaval tímido para besarlo
torciéndole su temple y móntalo cuando
él esté parado como una gacela.
Un chaval a quien todos puedan verlo ceñido
con la espada y el cinturón, no como tu puta
que tiene que ir velada (con el velo musulmán de las
mujeres)
Cógete muchachos barbilampiños para hacerte tus
mejores montadas
porque las mujeres son para ser montadas por los
diablos.
Pero hay más historias de deseo
homosexual en el mundo islámico, por ejemplo en el siglo X esta la fábula
religiosa de Pelayo, un joven cristiano de diez años, sobrino del obispo de
Tuy, que es apresado por los moros en una de sus razzias, y es encarcelado en
una mazmorra del alcázar cordobés, quedando adscrito al servicio de limpieza de
los parques y jardines del palacio. Allí llama la atención del califa Abderrahmán
III. El mandatario, poseedor de un harén masculino, no acepta la negativa del
niño a convenir a sus deseos, he intenta tentarle con privilegios y riquezas.
Pero el muchacho se mantiene firme, por lo que es torturado y finalmente
arrojado como una piedra de mortero desde el castillo al otro lado del río
Guadalquivir.
La realidad es que estaba algo
más que “toleradas” la sodomía y la pederastia. La suerte de muchos niños y
jóvenes capturados y esclavizados por
los musulmanes era servir a los placeres a sus captores:
“Los muchachos jóvenes, si eran hermosos, eran destinados a
los placeres de sus dueños, tanto los turcos como los árabes no tenían ningún
prejuicio contra el homosexualismo “… “Grandes jefes, Zenghi el primero, se
rodeaban de pajes y de queridos, los califas y sultanes podían tener lo mismo
favoritas que favoritos. El niño esclavo tenía muchas posibilidades de caer
bajo un dueño a quien le gustaran los jóvenes.” (“Las Cruzadas”,
Zoé Oldenbourg, p.785)
La historia de Mehmet el
Conquistador y el hijo de Lucas Notaras, el ex megadux de Constantinopla, es
bien conocida y contada por muchos historiadores bizantinos, e historiadores
modernos:
“Pidió que le llevaran al famoso y bello hijo adolescente de
un oficial bizantino, Lukas Notarás. Éste último fue hacia el sultán y le dijo
que prefería ver a sus hijos muertos antes que entregarlos a los placeres de
Mehmet. Éste lo obligó a obedecerlo y luego lo decapitó.”… “se quedó con los más apuestos de sus
hijos e hijas para su serrallo.” … “pasaron a formar parte del harén del sultán: la hija,Thamar,
murió cuando era todavía una niña, y el hijo fue asesinado por el sultán al negarse
a satisfacer la lujuria de éste.” (Steven Runciman, 1965 : 151,
262)
Después de que Constantinopla fue
conquistada, 400 jóvenes y niños griegos, cristianos fueron enviados como regalo para cada uno de los tres potentados
musulmanes más importantes de la época, el sultán de Egipto, el rey de Túnez, y
el rey de Granada (Runciman, 1965: 151).
Para los turcos, tanto los
esclavos y esclavas, comprados o tomados como prisioneros de guerra, servían al
mismo propósito. Las tropas tuvieron que ser recompensados por su éxito en
una batalla. Y puesto que las mujeres casaderas estaban reservados para el
sultán y oficiales superiores, y los jóvenes cautivos más hermosos igualmente
eran dejados para propósito sexual para el sultán, los otros varones menos
agraciados eran considerados como una
opción legítima sexual para los soldados de menor rango.
Por otra parte, muchos han
afirmado que la glorificación del amor en el Islam es de género ciego. Algunas
autoridades incluso afirman, sobre la base de las historias sobre la vida de
Mahoma, que el profeta Mahoma mismo era aficionado a los sodomitas en su propia
tribu. Al-Tifashi, por ejemplo, dice que “los invertidos” eran comunes en la
propia tribu del Profeta, la Quraysh, y el Profeta se supone que fue
especialmente atendido por el ingenio de un invertido llamado Hayth. También
informó de que cuando no estaban las esposas los invertidos podían convivir en
la misma habitación con ellos ya que ellos se podían transmitir su femineidad.
En 1819, cuando Byron visitó
Turquía, se refirió a los baños turcos como “palacios de mármol de sorbete y
sodomía”, y escribió “en Inglaterra los vicios de la moda son putas y beber, en
Turquía, la sodomía y el tabaquismo.” (citado en Murray, 1987: 46). Igualmente nformes
del siglo XVIII y XIX de Albania, nos narran que los turcos, tenían una actitud permisiva tradicional a la
homosexualidad masculina, sobre todo cuando los pastores estaban lejos de compañía
femenina en las colinas. Además, entre los camelleros del Pathan Afgan, los
jóvenes varones afeminados desempeñaban el papel de “esposas” conocidas como Zune-e-suffuree:
Las Zune-e-suffuree (esposas de viajes) eran la parte
esencial de cualquier caravana de camellos y la compañía sexual de los viajeros
que tenían que cruzar y recorrer por el imponente Paso de Khyber y en el Punjaub
fértil. Pero estos llamados ‘esposas’” … eran jóvenes, de edades comprendidas
entre cinco a veinte años, que se han perfumado, depilado”… “y adornados con el
pelo largo y sedoso y llevan los ojos
ribeteados de provocación. En una palabra, nadie habría podido distinguir de
las mujeres y las niñas a menos que se les despojara de sus vestidos costosos.” (Murray 1987: 28).
Los países musulmanes modernos
permiten la actividad homosexual masculina bajo ciertas limitaciones claramente definidas
(Schmitt 1992). Según la feminista musulmana y profesora del Departamento de
Religión de la Boston University Kecia Ali en su libro Sexual Ethics and Islam (2006) nos dice: “Entre los musulmanes, no existe el concepto de la
homosexualidad, salvo si se ha importado de Occidente, y no hay noción de la
homosexualidad exclusiva o una forma de vida gay.”
En las sociedades musulmanas de
África del Norte y del suroeste de Asia las relaciones “macho-macho” juegan un papel importante, y
existe, como en el antiguo mundo griego, cierta complicidad entre el hombre
adulto y los jóvenes; el hombre adulto con su experiencia seduce a los jóvenes
y les enseña a la vez las artes amatorias. También existen los jóvenes que les
gusta ser penetrados y durante su vida de solteros practican su homosexualidad
pasiva con discreción, pero se espera de ellos que se casen y tengan hijos, y a
nadie le importa su vida pasada según
Schmitt (1992). Igualmente cuando se descubre que un hombre ha actuado
en la relación sexual como activo, … “esto se olvida y se leecha la culpa al alcohol o se finge no haber
disfrutado el coito.” (Schmitt 1992: 16).
Además, si un hombre está casado
y es padre, éste puede tener amantes jóvenes, especialmente si son chicos que
lo hacen por algún beneficio
extrasexual, como regalos, favores, más si el niño es pobre; pero el chico tiene
que parar en la edad de 16 años; cuanto más tiempo continúa se daña su
reputación. Ese joven o niño debe ser únicamente para su benefactor pues si el
hombre adulto permite que el joven mantenga relaciones sexuales con otros, pierde
su nombre, su honor. Hay una regla clara, un hombre adulto no puede ser penetrado porque perturba las
relaciones sociales si llega a ser conocido (Schmitt 1992: 7). Y como dije
antes, no debe mostrar ninguna demostración de disfrute pues acrecienta su
estigma. Si un hombre es penetrado es porque un recibe algo a cambio, o porque
estaba obligado a hacerlo, y por lo tanto no es del todo malo, pero si
demuestra placer y gusto es aún peor.
Para la mayoría de los
musulmanes, la lujuria anal no es realmente antinatural, Schmitt explica que los hombres islámicos piensan:
… “uno tiene que evitar
ser enculado precisamente con el fin de no adquirir el gusto”… y por lo tanto
no volverse adictos. Los varones deben parar con esta actividad en torno a los
15-16 años de edad, y olvidar que alguna vez permitieron tal cosa.”
(1992: 21).
Schmitt también sostiene que con
la llegada del turismo, el sexo con las mujeres es mucho más fácil, ya que los
jóvenes pueden acercarse a las chicas o mujeres extranjeras que tienen como interés
el turismo sexual muy bien alimentado por libros como Las mil y una noches o El
amante turco de Esmeralda Santiago o La
pasión turca de Antonio Gala entre tantos otros libros, películas y cuentos
eróticos.
Muchos de estos jóvenes u hombres
que van desde los 15 a 30 años dejan sus
relaciones sexuales con sus primos, tíos o benefactores para tener relaciones
con los turistas. Además, que los
hombres blancos extranjeros pagan con dinero en efectivo, además que los
turistas también ofrecen la posibilidad de relaciones sexuales más discretas
tanto si son pasivos como activos.
Así es como De Martino (1992)
informa sobre la homosexualidad en el Marruecos moderno:
“El resurgimiento de las fuerzas Islamitas vigoriza la idea
de la masculinidad y la estructura arcaica de la sexualidad. La clase dominante
combina un tradicionalismo legítimo con el modernismo proclamado al fin de
desviar la energía revolucionaria del pueblo a una apática pasividad o un
hedonismo primitivo. Hoy por todas partes en Marruecos, el prestigio personal y
el poder son venerados. Los hombres parecen ser atrapados por una excesiva
adoración de la virilidad, la identificación con el padre, culto al héroe, un
culto de la fuerza y la dominación, el desprecio de todo lo débil, y el
descrédito de lo femenino y el miedo a las mujeres.”
“La cuestión homosexual tiene un tono peculiarmente racista.
Los marroquíes suelen decir que la
homosexualidad se debe sólo a los extranjeros y que ‘apenas un puñado’ de
jóvenes locales se involucran en ella - imitando el turista. Más tarde nos enteramos
de que la sodomía es muy común en esta sociedad: uno lo hace, pero no habla de
ello, los hombres y los niños hacen bromas y juegos de palabras acerca de ello,
aluden a ella, lo hacen, pero nunca hablan de ello en manera seria.”
“Esto se debe a la falta de acceso de las mujeres y el
carácter de las relaciones entre varones y mujeres. Es común que un hombre
joven se prostituya por una entrada de cine, una pocas monedas de cinco
centavos, o un pequeño regalo. El turismo homosexualidad simplemente encaja en
este patrón tradicional sin cambiar mucho.”
Al igual que en otras sociedades
musulmanas modernas, en el Marruecos de hoy día parece ser muy restringido que
un hombre se acerque a una mujer y más si este es joven, por lo tanto existe
mucha camaradería, amistad profunda e
intimidad entre los jóvenes de una misma
edad o generación, en ese vaivén de compartir existe el descubrimiento de su
sexualidad y la exploración erótica. Por lo general no hay castigo social y se
convierte sólo en objeto de burla a aquellos jóvenes que asumen la pasividad
sexual y que no les importa que lo sepan.
En Marruecos, continúa De Martino
(1992), el sexo es un acto de higiene, una liberación de la tensión de querer a
una mujer, y como están son inaccesibles el sexo con hombres es permitido si se
desliga de los sentimientos y emociones,
el acto sexual entre hombres es solo una forma de escape para liberar la
tensión producida por el deseo de poseer una mujer, por lo tanto los hombres marroquíes deben despedir a su
compañero sexual inmediatamente después del acto, y restarle importancia, y ser
declarado libre del sentimiento.
En Karachi, entre los pashtunes,
las visión de las relaciones homoeróticas son similares: las relaciones
sexuales entre hombres y niños es común y aceptada como una liberación
necesaria en ausencia de las mujeres. Los paquistaníes tienen un dicho: “La mujer para la reproducción, los
niños por placer, y para el más puro placer los melones” (Khan
1992: 94). En Swat, en el norte de Pakistán, los niños danzantes se utilizaron
para entretener a los invitados y para su disfrute sexual:
“Las relaciones homoeróticas eran mucho más comunes hace una
generación, entonces son ahora, ya que la influencia occidental ha traído la
vergüenza sobre la homosexualidad, al menos entre los más educados.
Anteriormente, los huéspedes en el hujera fueron entretenidos y atendidos
sexualmente por niños bailarines, y un hombre poderoso puede mantener varios
homosexuales pasivos (bedagh) en su séquito. En 1977, la homosexualidad era
mucho menos evidente en Swat de lo que había sido. Las bailarinas había
reemplazado a los niños y los travestis se había convertido en algo raro. Sin
embargo, la primera experiencia sexual de muchos, si no todos los niños, es con
uno de sus compañeros inclinados a la pasividad sexual, o con un hombre mayor
que es confirmado como bedagh” (Lindholm, 1982: 224, citado en
Murray 1997: 36).
En Irán, hasta hace poco, la
homosexualidad también era tolerada y se practicaba ampliamente. En Teherán era
común que todo hombre estuviera involucrado en una relación homosexual pues el sexo prematrimonial y heterosexual fuera
del matrimonio no es sólo un pecado, sino que también son muy difíciles de
encontrar. Pero ser gay y tener una identidad gay es un fenómeno occidental. Los hombres iraníes actuan de una manera muy
cliché entre lo masculino y el papel
femenino. Pero o uno es o bien el activo o el pasivo, sino que todos los
hombres están implicados en el sexo homoerótico.
Según las declaraciones de un
joven árabe que estudia en Estados Unidos dice sobre la homosexualidad:
“Suponemos que todo hombre quiere follar”… “y quizás lo más atractivo”… “o lo disponible para él” …
“es una mujer, una prostituta, un chico guapo, o una yegua bonita. El hombre no
le importa si la esposa o la prostituta o el chico o la yegua quiere ser follada.
Él no se preocupa acerca de si les gusta, si pueden. A veces algunos puede disfrutar de ser penetrados y penetrar,
pero entonces no se lo dicen a nadie, incluyendo al hombre que penetró o que fue penetrado.” … “Especialmente se aseguran de
no decirle al hombre que los penetró.”
“Un hombre que quiere una polla y mira a los hombres con
deseo es una cosa totalmente diferente de un hombre que empuja su polla en el
agujero de la cosa más bonita que puede llegar a penetrar, incluso uno que
especialmente le gustan los chicos. Si lo que se ha penetrado es humano, el que
ha proporcionado el agujero puede tratar de obtener algún tipo de recompensa,
algunos favores a cambio de haber servido como receptáculo del deseo del
hombre.”
“Creo que se podría decir que la opinión árabe es que el que
obtiene placer después tendría que dar algo a cambio, y el que aguanta debe
obtener algún tipo de recompensa, a menudo algún tipo de apoyo, a veces el
dinero o una regalo. Incluso la yegua recibe una recompensa de comida especial
o una cobija nueva o algo” ... (Murray 1992: 42).
La homosexualidad empieza
realmente a ser penalizada en el Islam cuando los hombres musulmanes empiezan a
tener conciencia de su género, es decir, cuando descubren que la homosexualidad
no sólo es una forma de escape sexual, sino una forma de amar y ser amado, una
forma de ser y estar con el legítimo deseo de ser amado y amar a otro hombre
con igual derecho del amor hombre-mujer. No obstante el amor homoerótico es
visto por los fundamentalistas islámicos de una forma impura, y como una forma
de invasión por parte de las costumbres occidentales hacia sus tradiciones
islámicas, dicho de una manera, el gay es una forma de transculturización o
neocolonización occidental.
Para los fundamentalistas islámicos
existen, al igual que en las otras religiones abrahámicas, solo dos pares, el
hombre y la mujer, es decir el binarismo sexual y como tal solo se puede
concebir el mundo a través de las relaciones de amor Hombre-Mujer y de dominación Hombre sobre
mujer:
“La visión islámica de la pareja fundada sobre la armonía preestablecida
de los sexos supone una complementariedad esencial entre lo masculino y lo
femenino. Esta complementariedad armónica es creativa y procreativa. (...) La
bipolaridad del mundo reposa sobre la rigurosa separación de dos 'ordenes', lo
femenino y lo masculino. Todo lo que viola el orden del mundo no es más que un
grave 'desorden', fuente de mal y de anarquía”. (Prado, Abdennur. Homosexualidad en
el Islam. 2006)
Por lo tanto esa visión moderna del hombre gay consciente de
su homosexualidad y que quiere vivir como homosexual, junto con el concepto de
familia homoparental, no es más que una invención occidental que infecta la
vida de la juventud islámica. Por lo tanto los jóvenes y hombres musulmanes
gays son considerados impuros más por ser o estar “infectados por occidente”
que por el mismo hecho que el Corán penaliza la actividad homoerótica. Estas
nuevas formas de ver la homosexualidad y al mismo tiempo como los
fundamentalistas ven a los hombres gays de la geografía islámica ha llevado a
una creciente homofobia, no sólo por parte de las autoridades gubernamentales y
policiales, sino también dentro de las nuevas generaciones que crecen odiando a
la diferencia.
Por ejemplo, en julio de este
año un cine de Líbano fue motivo de
redada por parte de las autoridades policiales; la detención y violación “legal”
de 36 homosexuales en dicho cine era para comprobar si habían mantenido
relaciones sexuales anales -castigadas hasta con un año de cárcel por la
legislación local por ser consideradas prácticas antinaturales.
Parece raro que los estados
islámicos, después de aceptar, claro está con discreción la homosexualidad
masculina, sean hoy día los que más penalizan esta práctica y estilo de vida.
En conjunto, en los países musulmanes
podemos apreciar una preocupante falta de respeto por los derechos humanos más
elementales, unas democracias casi inexistentes, unos regímenes políticos no
sólo autoritarios sino despóticos y tiránicos, donde prevalece la
discriminación de la mujer social y legalmente, falta de libertades civiles y
religiosas, y persecución de la homosexualidad, donde se castiga con
lapidaciones, ahorcamientos en plazas, y otras series de crueles formas de
puniciones.
En general, en la actualidad, en
todos los países de mayoría islámica, se persigue la homosexualidad legalmente
y se penaliza severamente. Son ocho los países los que castigan con la pena de
muerte los actos homosexuales: Afganistán, Arabia Saudí, Irán, Mauritania,
Pakistán, Sudán, Yemen y Nigeria. En otros países, la homosexualidad puede ser
castigada con cadena perpetua o duras penas de prisión, añadiendo a ello el
estigma social y el rechazo mayoritario de su entorno y su comunidad.
En otros países donde incluso no
existen leyes que castiguen expresamente a las personas por su orientación
sexual, se aplican otras leyes como la Ley de Emergencia, y eventualmente se
les puede acusar de cualquier cosa: escándalo público, conducta indecente,
lascivia, actos antinatura, actos contra la moral y las costumbres, actos
contra la religión, actos contra la familia, etc… Cualquier excusa es válida
para castigar las relaciones homosexuales.
Como prueba un botón, un tribunal
iraní condenó a cuatro hombres de la ciudad de Choram, en la provincia
Kohgiluyeh y Boyer Ahmad, a la muerte en la horca por la sodomía. Los cuatro
hombres, identificados como Saadat Arefi, Akbari Vahid, Akbari Javid, y
Houshmand Akbari. Según activistas de derechos humanos iraníes, más de 4.000
hombres gays y de mujeres lesbianas han sido ejecutadas desde que los ayatolás
llegaron al poder en 1979.
De forma incomprensible, las
mismas leyes restrictivas que rigen la vida de los islamitas, incitan de alguna
forma los encuentros homosexuales. Estas leyes impiden que los hombres y las
mujeres tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio y siempre con un fin
reproductivo. Esta limitación sexual impulsa el encuentro carnal entre los
chicos jóvenes, por lo que la bisexualidad es una práctica muy extendida en el
mundo árabe. No obstante la sociedad sólo es condescendiente y tolera al
bisexual activo. Pero donde hay activos deben haber forzosamente pasivos,
personas que sufren un brutal, pero por otra parte hipócrita, escarnio público
si sus actos son revelados o descubiertos.
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