Hablar de erotismo y pornografía
es muy difícil porque entre ellas existe una delgada línea que fácilmente puede
romperse; los límites entre estos dos conceptos u hechos casi son inexistentes
y existen diferencias culturales o tabúes que hacen un hecho erótico en cierta
parte del mundo y en otro algo pornográfico, pues los criterios utilizados para
distinguir entre lo erótico y lo pornográfico están llenos de elementos personales,
morales, estéticos y valores religiosos.
Lo que si podemos decir de facto es que el erotismo es una forma de arte y que la infamada y vilipendiada pornografía es un fenómeno sociológico bastante complicado, atractivo y necesario; por otra parte como todos los fenómenos sociológicos, es idóneo a lecturas frecuentemente desmañadas o sectarias. También podemos asegurar que si el erotismo o lo erótico hace nuestra vida más bonita, la pornografía la hace menos tensa, ya que lo erótico nos eleva el espíritu y la pornografía nos libera físicamente.
Pero muchos estudiosos,
científicos, sociólogos, políticos, religiosos y gran parte de la sociedad
occidental debate acaloradamente sobre dicho tema, llegando siempre a un debate
frustrado e inútil, condenado claramente por todas las ideas nacidas del
cristianismo, donde el sexo es solo una forma de procreación y destinada a
perpetuar las “formas o maneras” heterosexistas. Así, si lo erótico y lo
pornográfico de la heterosexualidad es motivo de lucha y conflicto, es de
suponer que lo homoerótico y la pornografía gay es inspiración de “Guerras y Batallas”
entre la sociedad de la heteronormativa, que ve su modus vivendi como la única
forma de vida honesta y juiciosa.
El psicoanálisis, contrariamente
de tener la virtud de ordenar científicamente el alma y la sexualidad invocando
a la libido, las propensiones de los sentidos, las energías psíquicas del ego o
el “yo”, sigue expresando de hecho ideas vagas o abstractas sobre el erotismo y
la pornografía, y las grandes civilizaciones o culturas de “avanzada” y dizque
llamadas “modernas” han acogido y
patrocinado el erotismo desde una perspectiva engañosa e hipócrita, donde se
halaga por una parte la forma erótica de la heteronormativa y catapultando de
obsceno y grotesco todo lo erótico-gay u homoerotismo.
La sexualidad sigue siendo un tabú cuando debería ser todo
lo contrario, pues en realidad es inherente e inseparable a la naturaleza
humana, pero la educastración de la sociedad la ha encerrado o cuadriculado a
los límites de las normas
judeo-islámicas-cristianas basadas en el binarismo sexual y de la procreación. Y
en la medida que nos despojamos de los prejuicios de la educastración podemos
apreciar, analizar y hasta disfrutar de los elementos eróticos y pornográficos
de un objeto, una obra de arte, un film o una fotografía, entre otros tantas
maneras que se utilizan para estimular lo sexo-sensorial. Por lo tanto es nuestra
percepción y discernimiento lo que hace que una cosa sea erótica o
pornográfica.
En ese sentido la perspectiva
sociológica, sugiere el estudio del erotismo como componente de la comunicación
y elemento estructurante del lenguaje gestual típico de los varios grupos
sociales. Los cambios sociales en su carrera perpetua, a veces fácil y otras
veces complicada, hacia la construcción igualitaria de los sexos y de las
sexualidades, va influenciando nuestra
capacidad de determinar los significados de lo erótico y de lo porno, así como
las funciones de estos en el amalgamiento o fusión social.
La antropología cultural afirma
que cada tradición cultural y cada civilización poseen su interpretación del
erotismo, además nos dice que dentro de una misma cultura como la occidental
existen al menos dos estándares de referencia al erotismo: uno que se sirve de
él en función de “tapadera”, según el cual la expresión de la sexualidad humana
debe encontrar obligatoriamente desahogo a través de la genitalidad y la
liberación de las pulsiones, forjando lo que podríamos llamar las perversiones
y las aclaraciones frustradas en la naturaleza de la sexualidad. La cultura de
la imagen, al enervar la capacidad fantástica e imaginativa, nivela los
comportamientos y crea los nuevos sistemas normativos y de anomalías derivados
de criterios superficiales de masificación; siendo la pornografía su corolario
más directo.
Las directrices presentes, que
abordan el tema del erotismo desde una configuración interdisciplinar,
diferencian erotismo y pornografía, aunque la una no existiría sin el otro; es
necesario afirmar que se debería restablecer o incluso abrir un legítimo debate
sobre el erotismo partiendo de la historia comparada de las religiones y del
análisis de los supuestos culturales presentes en las varias mentalidades, actitudes
y comportamientos humanos, así como de las diferentes sexualidades.
Por lo general la diferencia entre
erotismo y pornografía suele construirse hipotéticamente diciendo que lo
erótico “sugiere” y lo pornográfico “exhibe” y que el erotismo es arte y la
pornografía es mera obscenidad, que el erotismo es propio del amor y la
pornografía del negocio del sexo, que el
erotismo es distinguido y sublime, mientras lo porno posee una naturaleza
mísera e inaceptable.
Sin embargo y a mi parecer el
erotismo está inmerso en todo, mientras lo porno es directo, lo erótico es oculto
y subyacente y su objetivo es la búsqueda, sublimada o no, del máximo placer,
que puede ser sexual o no. El erotismo es la representación de cuerpos bellos y
de situaciones sensuales, mientras que lo porno es más despiadado, más
descarnado, y la obscenidad es su valor supremo o virtud máxima; pero dicha
virtud no es mala, ya que como según
afirma Aristóteles en su “Poética” cuando el crimen se convierte en teatro se
produce la catarsis. De esa manera, en una sociedad que suprime las otras
sexualidades, discrimina la diferencia y sustrae los espacios para los
encuentros de la comunidad gay, la homoerótica y la pornografía es un aliciente
para aplacar nuestras fantasías y demonios, para controlar nuestras pasiones y
complejos, para alimentar nuestras almas y borrar nuestras inseguridades.
Lo erótico se separa de lo
pornográfico en su actitud hacia el sexo y la sexualidad humana que se
desprende de la mirada de cada uno en el producto final. Ciertas imágenes
pueden para nosotros los gays ser eróticas,
por ejemplo una simple fotografía de un beso entre dos hermosos hombres,
no obstante, esa inane foto para “muchos” está llena de obscenidad.
No podemos negar que la industria
de la pornografía gay se ha desarrollado en los últimos años más que la
heterosexual y que los gays somos un público cautivo de este género de “Arte y
Comercio”, pero este fenómeno tiene su explicación básica y pura: primeramente
los homosexuales somos hombres y por lo tanto somos muy visuales y carnales,
somos directos y vamos al punto de complacer nuestros instintos básicos. Por
otra parte, como hombres que pertenecemos a otras masculinidades, somos
discriminados y no tenemos las mismas libertades de demostrar nuestra
sexualidad tal como quisiéramos en la sociedad de la heteronormativa, y la pornografía nos permite, quizás más que
lo homoerótico, de demostrar que estamos aquí y que existimos, es una forma de
lucha o de discurso social en la medida que se nos cercenan nuestras libertades.
La pornografía y lo erótico han
existido desde los primeros pasos del hombre, y puedo asegurar que fueron
primero que la escritura. Lo que fue pornográfico antier, ayer fue erótico y
hoy es simple bobería. Tal vez, ese beso dado por dos bigotudos, o los cuerpos
desnudos de dos guapos jóvenes haciendo el amor sea hoy día pornografía para la
sociedad, esperemos que mañana sea aceptada como erótica y que nuestros
derechos avancen con la misma ligereza o rapidez como viajan las imágenes eróticas
o pornográficas por Internet.
Por Félix Esteves
Magnífico articulo una vez mas. Esta vez me viene como anillo al dedo, la pacatería feisbuquera me ha castigado tres días por publicar una pintura en la que se veía un cuerpo masculino desnudo por detras, es decir mostrando un culo al aire. Cada día se se superan.
ResponderEliminarPor cierto, en mi blog otra vez se ha atascado tu blog desde hace un mes.
Una vez más has hecho lucir tu sapiencia y experiencia en este artículo. Papá deberías darle clase a los legisladores y asambleístas que se niegan a aprobar los derechos de la comunidad LGBT como el matrimonio gay o igualitario en Venezuela.
ResponderEliminarSí tienes razón. A estas alturas del 2013, hay leyes que prohíben amar, pero eso es también amor y uno tiene la maldita suerte de estar en una sociedad dictatorial
ResponderEliminarPor los matrimonios gay en ttodo mexicooo!!!
ResponderEliminarhola soy gay tambien versatil amo el cuerpo del hombre...mi face es .....agileos perez...tiene en portada un globo arostatico color gay
ResponderEliminar