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Nicolás Maquiavelo, 1469-1527 |
Una pequeña presentación
Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.
Félix Esteves
Amigos de Los Mínimos y Máximos
lunes, 23 de agosto de 2010
EL PRÍNCIPE...Más Vigente que Nunca.
miércoles, 16 de junio de 2010
LAS MUSAS ABANDONAN A VENEZUELA

El Museo de Arte Contemporáneo de Caracas fue por mucho tiempo un centro de cultura, de lunes a domingo un centenar por no decir miles de personas se movilizaban por Parque Central para disfrutar del arte, siempre había una exposición nueva, un nuevo artista que conocer, sus salas nos brindaban todos los movimientos artísticos contemporáneos. La biblioteca del museo que habría todos los días siempre estaba repleta de investigadores, estudiantes de todos lo niveles y hasta curiosos, el museo en su totalidad seducía a todos por el aire de desarrollo cultural que se respiraba en él, parecía que estábamos en el Guggenheim, o en el Centro J. Paul Getty u otro centro cultural de cualquier país desarrollado, los fines de semana siempre en los espacios abiertos del museo había un concierto, un representación teatral al aire libre, danza, cualquier manifestación artística era posible en ese gran museo concebido por Sofía Imber.
Es una desgracia inmensa pensar o ver a diario que lo que fue muchas veces el primer museo de todas las Américas ahora solo es un armazón de cemento, se ha convertido en un elefante blanco, sus salas ahora siempre están abandonadas, en la biblioteca los libros gritan que los acaricien, que los lean. De seguro los cuadros de Pablo Picasso, Joan Miró, George Braque, Fernando Botero, Armando Reverón y otros estarán llorando por su terrible destino, porque las musas que antes se paseaban con los asiduos o casuales usuarios parece que también los abandonaron, y ahora solo se ve entre las sombras unas feroces parcas vestidas de brillante rojo.
Por Félix Esteves