domingo, 8 de noviembre de 2009

EL JARDIN



Fueron creciendo los alambres de puas alrededor de los jardines y se secaron las rosas y el sol que antes dejabamos entrar en la casa ahora era recibido por unas espesas cortinas. El tejado que antes era de un rojo ladrillo se vistio de un gris cenizo y las sombras provocadas por las inmensas hileras de humo mantenían el azul del cielo escondido.

Recuerdo el sonido de las botas marchar por los humedos y flojos adoquines y de las sirenas anunciando un toque de queda, que ya habiamos guardado cuando escondidos sobreviviamos en un ático.

Recuerdo el sonido de las botas cuando arribaron y derrumbaron las paredes... los sollozos, las respiraciones fuertes y entrecortadas... los gritos... las separaciones... los ladridos... algunas balas... y de repente... el jardín era un pantano, regado con las sangres y los llantos de todos. Montado en un camión vi alejarse aquel jardín donde antes crecian las azaleas, las violetas y bellas azucenas, el rosal de mamá con sus verdes madreselvas... ahora solo crecen metálicas enredaderas con flores de petalos afilados donde se posan los hambrientos cuervos a esperar un necrófilo bocado.
por Félix Esteves

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