El maravilloso
trabajo de Germán Gómez llegó a mí gracias a la revista “Descubrir el Arte”[1],
a partir de allí realice una investigación por internet y conseguí su página web, no pudo
ser mejor, sus imágenes poblaron mi cabeza, y es que su sensibilidad se refleja
en cada ángulo, en cada toma, en cada costura, en cada composición y en cada
descomposición. Si, porque Germán no sólo fotografía la realidad, la
transforma, la transfigura, la transmuta, y esa realidad del otro o del
fotografiado la hace suya, así el modelo se convierte en autor y el autor en
fotografía, aunque Germán nunca se ha autorretratado, cada foto hecha por él es
un fragmento de su vida, de sus sentimientos, así como el escritor reviste a
sus personajes con sus propias vivencias, este joven fotógrafo logra vestir al
modelo con su piel, con sus penas y agonías, con sus interrogantes y también
sus alegrías.
Como el mismo
declara:
“No puedo concebir – declara el artista – la fotografía
sin que sea autobiográfica. Fotografío como si escribiera un diario, y mi
lenguaje siempre ha sido el del retratado. Y en éste me interesa y me intimidad
especialmente lo profundo del ojo. Apropiarme de la mirada ha sido y es el hilo
que relaciona mi fotografía y mi vida.”[2]
Germán Gómez alea cuerpos, mezcla formas humanas, fusiona identidades, a través de la descomposición de varias fotografías que después va cosiendo, pegando, entrelazando, creando un nuevo ser que puede ser su propio yo o el deseo contenido de su inconsciente. Gérmán se hace así Dios y Adán, se hace Frankenstein y Monstruo a la vez, constructor y construcción. El artista a través de la realidad fotografiada erige o funda una cosmogonía paralela de mutantes, híbridos, clones, y otros seres que son simplemente la modelación o la nueva concepción del “yo”.
La obra de Germán
Gómez que es básicamente fotografía, deja de serlo, al coser y trasponer cada
parte de las fotos sobre otras, al construir un cuerpo en base a otros elementos
fotográficos, esa nueva fotografía se convierte en escultura, la foto además
del medio para capturar el instante es una construcción de la imagen y al mismo
tiempo es convertida espacio escultórico y escultura.
La fotografía de Germán Gómez no sólo se trasmuta en el registro real en el instante preciso que es intervenido o plasmados por intermedio de la luz en un negativo o memoria digital para ser impresos en papel y resaltar la experiencia espacial y el proceso temporal, después de todo esto, Gómez la desfasa, la corta, la pega, la sujeta, la cose, remienda para transformarla o crear una tridimensionalidad, una escultura.
Germán Gómez es un
artista claramente de la belleza masculina, de lo homoerótico, de la
sensualidad de lo varonil, pero al mismo tiempo, esos hombres que destellan
energía viril, guardan entre líneas sentimientos e íntimas vivencias, que el autor
supo desdoblar desde su mirada y su piel hacia el continente varonil
fotografiado y al mismo tiempo hacer de ellos su propio lienzo, su propia
forma, condenada a ser leída y releída como el deseo del otro.
Sí quieres conocer más de este fantástico artista ve a su página web, aquí te dejo el link:
Por Félix Esteves
[1] En el estudio de Germán
Gómez: Retratos del Alma / Javier Díaz-Guardiola.—En: Descubrir el Arte.—Madrid: Grupo Unidad
Editorial, Revistas S.L.U.-- Año X, n° 117. Pags. 150-152.
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