Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

jueves, 24 de marzo de 2011

XUE JIYE. El hombre atrapado en su propia humanidad...

Xue Jiye es un artista contemporáneo chino, su pintura es altamente creativa y ha sido calificado como uno de los pintores surrealistas que más encarnan la condición humana enfrentada a la incógnita del universo y del mismo hombre dentro de su mundo interior. En la obra pictórica de Xue se representa la lucha constante por la existencia dentro de la sociedad humana. El desnudo en su obra – que es casi toda - indica la indefensión y vulnerabilidad del hombre. Algunos de ellos están ejerciendo toda su energía a sí mismos para mantenerse suspendido entre los dos extremos de la pintura. Así el espacio pictórico se convierte en el interior del hombre que se siente atrapado en su propia humanidad.


Las pinturas de este singular pintor nos recuerdan que la lucha de los hombres es inútil contra las poderosas fuerzas de la sociedad; en sus piezas donde se construyen ciudades de piedras o la piedra se convierte en hombre nos relata que somos constructores de leyes, normas que nos regulan pero que también muchas veces nos ahogan y constriñen. Los seres humanos a lo largo de la historia también participan en otro tipo de "lucha": batallas. La figura masculina desnuda luchando es un ítem muy común en Xue Jiye. Sus hombres pelean desnudos, sin uniformes y sin banderas que los identifiquen con un bando o eje, simplemente es la lucha que el mismo hombre inventa contra su congénere: el hombre contra el hombre, sociedad contra si misma, la humanidad se autodestruye. En la narrativa pictórica de Xue el propósito y el resultado no importan, porque hay siempre excusas en la sociedad para la batalla. Lo que el artista le importa es el proceso, la presión incesante de la sociedad para luchar.


En algunas de las pinturas Xue Jiye, aparecen figuras diminutas y desnudas que habitan gigantescas estructuras de construcción, pululando a lo largo de la tela como las hormigas, subiendo y bajando escaleras gigantes, luchando, llevando material de construcción, vaciando las cuevas, los corredores de la excavación subterránea, la construcción de enormes esculturas y edificios o las vemos martillar y tallar figuras geométricas en piedra. El movimiento de las personas parece sin rumbo, al igual que los edificios monumentales que a menudo parece que se han construido sin ningún propósito práctico. Esto también refleja las sociedades humanas: desde las pirámides del antiguo Egipto a los modernos edificios de China, son los trabajadores dominados por la sociedad: todos debemos trabajar juntos para crear monumentos gigantescos, banales, sin propósito práctico… son solo la excusa para el control de la humanidad.


Las figuras solitarias de Xue también se dedican a acciones igualmente inútil: suspendido entre las fronteras de la pintura, la construcción de torres de bloques cuadrados de color rojo o sentados en el suelo, perdidos en sus pensamientos, que parecen estar involucrados en algún tipo de lucha existencial. Todas las figuras masculinas de Xue Jiye son representadas desnudas, con cuerpos musculosos, con las manos y los pies proporcionalmente grandes. La desnudez puede ser vista como una reducción a la sabiduría primaria e instintiva del hombre, no como una persona individual en un tiempo determinado, sino como un ser humano en general. Xue utiliza y reutiliza la misma indescriptible figura masculina desnuda: Es la forma más básica del hombre, que no es más alto, más corto, más claro o más oscuro que su vecino. Él es el hombre del pasado, el presente, el futuro. Él es de Oriente y de Occidente, lo que indica que después de todo, las sociedades son esencialmente lo mismo.


Del mismo modo no hay ninguna indicación en cuanto al fondo, los hombres se muestran en los espacios vacíos de color marrón oscuro-negro. Los cuerpos humanos y los edificios se ilustran en tonos rojos, lo que contrasta fuertemente con el fondo oscuro, que les dan una calidad casi brillante. Esto ayuda a evocar una imagen de un mundo visionario, que es una mezcla entre la Edad de Piedra y el futuro, los edificios son una reminiscencia de las antiguas culturas avanzadas y películas de ciencia ficción, al mismo tiempo.


Xue Jiye explica que la vida en sociedad nos ha hecho más y más insensible. La esencia de sus pinturas es que toma las acciones humanas y las pone en contextos imaginarios que reflejan nuestra verdadera sociedad, ciencia ficción hecha realidad o realidad del futuro. A través de este artista podemos ver una visión neutral de la sociedad, que casi se podría catalogar como el desencanto con la propia existencia. Xue nos muestran que la sociedad humana nos lleva a la conformidad, ya que cuando las personas conviven y están juntas, se termina otorgando importancia a un conjunto uniforme de ideas y valores. No importa cuánto se lucha en la ficción o en realidad, no hay escape de las condiciones humanas básicas y de la sociedad.


Por Félix Esteves

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