Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

domingo, 27 de marzo de 2011

LA CRISIS DEL CONDÓN.

El 2011 empezó para las personas que gustan disfrutar del sexo seguro con muy mal pie, extrañamente de los comercios desaparecieron los preservativos que “ostentaban” los precios más económicos. En un país donde sabemos que los niveles de la población con VIH y otras enfermedades de transmisión sexual van en crescendo, donde las estadísticas no son alentadoras y donde no existe una política gubernamental para la educación y la prevención del SIDA, esto es grave. El preservativo, después del celibato, es el único aliado contra el contagio de las enfermedades venéreas y del SIDA.

Sabemos que aunque se inunde de condones o preservativos el país y en especial los sitios donde se desarrolla la actividad sexual como son los hoteles, saunas, burdeles, y todos aquellos que invitan a su universo como los bares y discotecas, no conseguiremos reducir de manera significativa la incidencia de nuevas infecciones por VIH, pero de seguro ayuda un poco a minimizar los casos de infección.

En Venezuela existen varios organismos no gubernamentales que se encargan de la prevención del VIH y de ayudar a los pacientes contagiados en proporcionarles los medicamentos retrovirales, pero sabemos que estas instituciones se hacen cada vez más débiles debido a la poca ayuda del gobierno y son cada vez menos las empresas privadas que se unen a su causa, para decirlo de otra manera trabajan con las uñas, y lo que es peor aún son cada vez más la población que requieren de su ayuda.

Estos grupos lideraban campañas de prevención entregando folletos informativos y condones en los lugares más afectos de la comunidad gay. Últimamente aquellos amables jóvenes que deambulaban por los bares, y los sitios del universo homosexual han desaparecido y con ellos aquel preservativo que podía salvar una vida. Ligado a esto, y como dije antes, conseguir preservativos a precios solidarios en la actualidad es casi imposible en Venezuela.

Un poco de humor no mata a nadie, no utilizar condón
puede llevarte a ella.
Reducir el contagio o incidencia del VIH en un grupo de población con una prevalencia de la infección tan desmesurada como la que presentan la comunidad homosexual, es algo mucho más complejo que insistir en el uso del preservativo, pero señores esto no quiere decir que no se va a dejar de utilizarse el condón como medio de prevención y mucho menos deben desaparecer del mercado. En un país como Venezuela donde las políticas de salud son ineficientes, donde en los hospitales escasean las medicinas e implementos básicos para su buen funcionamiento y donde los médicos parecen obrar a fuerza de milagros, parece imposible una buena campaña de prevención contra el VIH.

La prevención del VIH merece un abordaje complejo y contundente, como reducir la carga viral de la comunidad mediante el diagnóstico precoz, acortando así el período de tiempo en que los portadores del VIH ignoran su infección, educar y concientizar a la población, y un tratamiento adecuado de los afectados para reducir su carga viral. Pero sobretodo es necesario la protección del condón y más aún cuando sabemos que lo anterior es difícil en “el país de las maravillas y un mil desastres”, donde los gobernantes se hacen más ricos y sus pobladores cada vez más pobres: comprar una cajita de condones equivale a dos, o hasta tres de las comidas diarias y más.

Quizás suene frívolo, pero hacer el amor, o simplemente satisfacer el deseo sexual es importante para el ser humano (por lo menos para mi), desestresa, alivia las preocupaciones, nos aleja de los problemas cotidianos, además que es exquisito y muchas cosas más, por favor no nos quiten el placer de hacerlo con seguridad. Yo aún puedo comprar preservativos, ¿Pero los qué no pueden comprarlo? Sería muy vil, hipócrita y hasta amoral insistirles que se dediquen al inhumano celibato.

Por Félix Esteves

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