Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

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viernes, 9 de marzo de 2012

EL AMOR LÉSBICO EN LA HISTORIA DEL ARTE.

Les Deux Amies.
Frédérique Barbier (196-?)
La representación de la mujer se remonta a la prehistoria. Desde que los humanos descubrieron el poder del trazo, de la línea y del color, comenzó el periplo de la imagen femenina, el cuerpo femenino se hizo objeto de deseo, pero siempre bajo la mirada y la perspectiva masculina; en ese sentido la Historia del Arte ha forjado la representación de la mujer y su realidad siempre desde la masculinidad. La mujer en el arte es una visión del hombre, su representación que es mucha, están silenciadas por la ejecución del macho patriarcal y las pocas mujeres que tuvieron la valentía de pintar su cuerpo y sus realidades estuvieron atadas por los convencionalismos y directrices de un mundo hecho por el hombre.

La obra de arte, o mejor dicho una obra de arte no es un elemento neutral e inocente, una obra de arte es un poderoso instrumento de ideología, una obra de arte es un testimonio cargado del pensamiento que refleja su época y habla muchísimas veces, por no decir toda, del discurso dominante en la sociedad en que fue creada. Y muy a menudo la Historia del Arte presenta conceptos como si fueran la única verdad, enuncia verdades como absolutas cuando en realidad reflejan tan sólo una perspectiva concreta, que es  el pensamiento del hombre blanco. La Historia Universal nos presenta lo masculino como la norma del género humano y lo que es peor de todo lo masculino y lo femenino visto desde el ángulo reprimido del rancio machismo.

Las Tres Gracias.
Rubens. (1577-1640)
Atenea y las Musas.
Jacques Stella (1596-1657)
El Rapto de Europa.
El Veronés (1528-1588)
Con toda la retahíla presentada con anterioridad la representación de la mujer en el arte o en las obras de arte han sido sujetas a la visión masculina y más específicamente las de las parejas de mujeres, las lesbianas han sido representadas más para el morbo masculino que para el placer de la mujer, obviamente se repite el ciclo del arte hecho por el hombre, a su gusto y a su único propósito.

El amor lésbico y su representación han sido representados con cierta ambigüedad y da pie a invariables o subjetivas interpretaciones, tal como es el caso de las figuras que apelan a la mitología, como Diosas guerreras o como las imágenes de amigas o hermanas que intimidan con purísima  inocencia, no obstante estamos frente a un velo impuesto por los pintores y sus historiadores y en ciertos casos el puritanismo de los mismos espectadores se niegan a ver la realidad de la obra. Muchas de las obras creadas en el Renacimiento sobre Diosas griegas y romanas están cargadas de una fuerte libertad sexual donde el amor lésbico es su protagonista.

Las Bañistas
Jean-Honoré Fragonard (1732-1806)

Diana Cazadora.
Francois Boucher.  (1703-1770)

Leda y el Cisne.
Francois Boucher (1703-1770)
Gabrielle d'Estrée y la Duquesa de Villars.
Escuela de Fontaneibleau. (1530-1570)
Atenea con sus Musas
Frans Floris. (1517-1570)
A partir de la representación visual de las mujeres en el siglo XIX, el tópico de las supuestas “amigas” concibió una gran cantidad de representaciones visuales de mujeres juntas en actitudes eróticas o de ternura romántica e intima como en los casos de los baños o toilettes y las bañistas así como otras donde el deseo es visto desde un punto de vista masculino como voyeur y que refleja la idea masculina y su morbosa y fantástica forma de ver a las lesbianas, sean en parejas o en grupos. El tema lésbico existe desde una mirada masculina diferente a la femenina, y están construidas desde el punto social del deseo aceptado por aquella sociedad imperante. Sin embargo se hace un poco más visible la existencia del lesbianismo o las lesbianas (que es tan antiguo sino remitámonos a Safo) en un mundo o una sociedad que por lo general siempre las han negado.

Les Deux Amies.
Jean-Jacques Lagrenée (1739-1821)

El Baño Turco.
Jean Auguste Dominique Ingres. (1780-1867)

The Bower Meadow
Dante Gabriel Rossetti. (1828-1882)
Les Deux Amies.
Felicien Rops. (1833-1898)

Bañistas.
Henry Fantin-Latour. (1836-1904)

Les Deux Amies.
Henri de Toulouse-Lautrec. (1864-1901)
Con el pasar lento de los años, pero más de las mentes de los hombres, han aparecido más obras, realizadas tanto por artistas masculinos  como por mujeres artistas, que también se han sumado a reflejar el amor lésbico, y que son sumamente interesantes dado su valor artístico, pero además también por su valor social como testimonio de una forma de amar tan válida como cualquier otra.

La Siesta.
Gustave Courbet. (1819-1877)

Bañistas.
William-Adolphé Bouguereau. (1825-1877)

Bañistas.
Pierre Auguste Renoir. (1841-1919)

El descanso.
Louise Breslau. (1856-1927)

Afrodita.
Georges Barbier. (1882-1932)

Les Deux Amies.
Albert Marquet. (1875-1942)
En este pequeño artículo intento dejar evidencia visual sobre el tema de cómo han visto los artistas al amor lésbico, a parejas de mujeres, amantes y amigas a través del tiempo. No pretendo ser muy exhaustivo, no obstante mi investigación pretende abrir los ojos y estimular a mis lectores a seguir revisando e indagando sobre el amor divino de “Mujer contra Mujer”, como dice la hermosa canción de Mecano.

Amies.
Tamara de Lempicka. (1898-1980)

Les Deux Amies.
Pablo Picasso. (1881-1973)

Gerda and Lili.
Gerda Wegener. (1886-1940)
Sin título.
Gerda Wegener. (1886-1940)

Dos Mujeres
Egon Schiele. (1890-1918)

Amigas.
Gustav Klimt. (1862-1918)
Amigas.
Richar Geiger. (18870-1945)

Amigas.
Julius Pinkas. (1885-1930)

Dos Amigas.
Roland Gaubert. (1914)

Une Soule Chair.
Enrico Colombotto Rosso. (1925)

Amigas
Irit Ravinovitz. (1969)
En la actualidad muchos artistas, y en especial  mujeres dedicadas al arte, han dedicado al amor lésbico su temática principal de trabajo, tal vez como una forma de representar libremente su sexualidad, tal vez para mostrar la belleza de ese amor que es tan fuerte en su forma genital como espiritual, o como simple "capricho" para desobedecer y alterar lo que por mucho tiempo ha sido motivo casi exclusivo del hombre y del   anacrónico machismo.


Por Félix Esteves

jueves, 1 de marzo de 2012

LA FEMINEIDAD DESNUDADA EN EDGAR DEGAS... de bailarinas, desnudos, burguesas y trabajadoras.



Edgar Degas es considerado por muchos como un pintor impresionista, no obstante la similitud o afinidad del arte de este pintor francés con los impresionistas no implica la cohesión y la devoción al paradigma o arquetipo ideal de aquel grupo. Degas tuvo una formación académica y fue un magnifico dibujante, en su naturalismo partió del estilo de Manet y jamás empleó la técnica ideada por Monet y Renoir en sus pinturas púberes al aire libre. Sin embargo, las innovaciones impresionistas ampliaron su paleta; porque Degas que no pintó paisajes se propuso a captar lo momentáneo, lo efímero… lo breve.




Degas, así, en su afán de captar lo efímero y lo fugaz se interesó en las carreras de caballos, el ballet y las bailarinas, y aunque también cultivo el retrato y una gama de temas intensamente realistas, su gran obra reside en el movimiento, en captar, percibir, alcanzar y lograr plasmar en el lienzo el instante inmediato en que se mueven o se dirigen los objetos de su afecto pictórico.

Y es allí donde entra a jugar un papel importante la mujer y lo femenino en la obra de Edgar Degas; el pintor se propuso conquistar el instante sutil, sensual y elegante del movimiento femenino. Sus bailarinas y sus desnudos femíneos son un ejemplo de lo anteriormente dicho. En ellas se conjuga la agilidad de una pincelada capaz de plasmar en cada toque de color la dirección del movimiento o la pasividad contenida de un miembro, un gesto o una mirada que “muere” por moverse, menearse, agitarse, desplazarse o ser sentida.
La mujer se convierte en protagonista de gran parte de la obra de Degas, y ocupando un lugar privilegiado hallamos a las bailarinas. Degas tiene hasta 600 obras basadas en el ballet.  Pero además, Degas fue capaz de plasmar la mujer como elemento de una sociedad en crecimiento y que se incorporaba a la vida económica, Edgar no sólo pintó a la mujer como objeto de deseo (Bailarinas y desnudos) pintó a la mujer que trabaja, que tiene la necesidad de llevar el pan a la casa, a la mujer que tiene que sobrevivir en mundo de hombres.




Curiosamente el momento en el que Degas decide pintar a sus bailarinas, éstas junto con el ballet se encuentran en un momento de decadencia. Las bailarinas de ballet dejaron de ser objeto de deseo de la realeza y los aristócratas, el ballet en aquel entonces abre sus puertas al público heterogéneo de París, y cada vez más el adjetivo de bailarina se liga o se confunde con el de prostituta. En aquel entonces las bailarinas eran objeto de placer para la aristocracia. No obstante Degas pudo imprimir en su pintura más que eso, y las vistió de independencia y de seres capaces de trabajar en una sociedad que se construía y al mismo tiempo se desmoronaba en los necesarios pero también crueles frutos de la industrialización. Degas nos muestra a una bailarina perturbada y frenética que parece no prestar atención al espectador, una bailarina que se aplica en sus ensayos y a su trabajo.




Su período de desnudos es sin duda uno de los más conocidos de la historia de la pintura. Sus mujeres están carentes de obscenidad y parecen cercanas, cordiales, de una sensualidad cadenciosa y sosegada. Están retratadas en situaciones cotidianas, en poses naturales, como ajenas a la mirada del pintor. Ellas se bañan, se desvisten en pleno silencio, como si desconocieran la presencia del artista, Degas es simple ejecutor y pintor, su presencia no afecta a la modelo, como sí se escondiera y las dejara hacer su aseo personal, y solo él es capaz de capturar, como si fuera una cámara fotográfica, el instante erótico pero sutil de la desnudez femenina.



La mujer trabajadora y la burguesa en Degas parecieran estar unidas por la soledad en que parecen estar inmersas; en ambas la atmosfera es de tranquilidad perturbadora, nunca miran al pintor o al espectador, están como ausentes o demasiado ocupadas en sus faenas o en sus pensamientos.

La femineidad en la obra de Edgar Degas ocupo un lugar destacado, para no decir el primer motivo de su arte, y fue representado mediante todas las técnicas que el artista practicó, desde la pintura al dibujo, desde la escultura y la estampa, y por supuesto el pastel, técnica que llevo a la perfección.


Las variaciones sobre un mismo tema, como las bailarinas, como el desnudo femenino, que repitió tanto en pintura como en escultura, son una muestra de esa obsesión por observar y reproducir el ritmo y las posturas de lo femenino. Ahora bien, el artista aportó una original invención compositiva e iconográfica que otorgó a su pintura una nueva visión del mundo más profana. Eliminó el encuadre tradicional y lo sustituyó por una composición descentrada, dominada por las nuevas leyes de la instantaneidad, la fotografía empezaba a descollar en las artes visuales que vino además a descomponer las bases del academicismo y dar pie a la revuelta moderna, pero eso es ya otro tema que es necesario discutir en otra entrada.

Por Félix Esteves

domingo, 10 de abril de 2011

DE PUTAS EN EL ARTE: La Cruel Marginación de la Mujer en el Arte.

María Magdalena. Tiziano.
María de Magdala fue la primera prostituta representada en el Arte. 

A lo largo de toda la historia del arte la mujer ha sido asignada a tres roles o papeles sociales: el de madre, el de virgen y el de puta. Son pocos aquellos donde se ve a la mujer como heroína, y si es así, esta es representada semidesnuda, o enseñando una teta, como es el caso del famoso cuadro de Delacroix “La Libertad guiando al pueblo”. O las que se presentan dentro de los grados sociales de la decencia se le han atribuido connotaciones proféticas negativas como es el caso de la pobre  Gioconda de Leonardo Da Vinci, cuando simplemente ella sonríe y nada más.

Cleopatra. Guido Reni
La más famosa de las reinas egipcias era una mujer inteligente, que hablaba varios idiomas
y fue una gran estudiosa, sin embargo en el arte nunca fue representada entre libros, el imaginario
patriarcal siempre la plasmo en la alcoba o en pleno suicidio como en este caso.
Y es que el arte como las otras ramas del saber y el conocimiento siempre estuvo en poder del hombre, y por lo tanto el imaginario patriarcal represento tradicionalmente a la mujer partiendo de la rígida dicotomía virgen-puta, o para ser más decente Santa-Venus. Así la mujer no solo fue despreciada, vilipendiada en su vida diaria, en el trabajo, en el hogar y tratada como un ser inferior, y el arte, que se supone es el resultado subliminal del alma y el espíritu, no escapo de toda la misoginia reinante por siglos.

El Nacimiento de Venus. Sandro Botticelli.
Quizas este sea uno de las obras más hermosas del Renacimiento y de toda la Historia del Arte donde se presenta
la belleza y el ideal de la belleza femenina.


Nastagio degli Onesti. Sandro Botticelli.
En este hermoso cuadro, pero terrible al mismo tiempo, vemos como una joven es atacada por un perro de caza y el cazador. Según la historia, la muchacha se negó a las pretensiones amorosas  y lujuriosas del caballero del blanco
caballo, el cual después de muerto decide torturarla.
La representación de la prostitución se transformó en una de las imágenes recurrentes en el arte y mucho más a partir del impresionismo hasta las más recientes obras derivadas de la estética de la computadora y el internet, de esta manera, las otrora Venus de la llamada más vieja profesión del mundo aparecieron en las sensibilidades artísticas de la contemporaneidad. Este hecho en el arte moderno se debió en el gran aumento de la prostitución en las grandes ciudades europeas a partir de la segunda mitad del siglo XIX que contribuyó a que este tema fuera ampliamente reflejado en la literatura contemporánea y paralelamente en las artes plásticas.

Salomé con la cabeza de San Juan Bautista. Andrea Solari.
Durante la Edad Media, la concepción de la mujer en el arte se limitaba más aún a la dicotomía Santa-Venus, con la singularidad de que la puta siempre aparecía redimida, salvada, librada, exonerada y dispensada de sus pecados, claro esto era solo posible, porque Dios y Cristo se lo permitía y por supuesto el era “Hombre”.

La Bella Romana. Modigliani.

Una Loca. Delacroix.
Durante el Renacimiento esto cambio, pero no crean que mucho, empezaron aparecer las grandes cortesanas, amantes, barraganas, meretrices, prostitutas y demás hetairas disfrazadas de Diosas de la Mitología. Claro esto era preferible y más aceptado, se imaginan un cuadro llamado “Puta Cazadora” en vez de “Diana Cazadora”, o el famoso cuadro de Tiziano “Venus recreándose con la música” como “La barragana del Duque de Venecia recreándose con la música”, imposible para aquella época.

Egon Schiele siempre retrato a mujeres en posiciones y formas algo diferentes para su época.
Muchas de sus modelos eran prostitutas conseguidas en la calle.
El renacimiento dio hermosos cuadros de bellas mujeres, el caso del “Nacimiento de Venus” y “La Primavera”, ambos de Botticelli, pero ni Sandro Botticelli se escapo de la misoginia imperante, en su obra “Nastagio degli Onesti” vemos como una joven bella y desnuda es mordida y atacada por un perro de caza y detrás de tan terrible escena el hombre que la tortura, simplemente por el hecho de que la joven no acepto el amor del caballero; así que aquellas mujeres liberadas y que no se sometían al poder masculino, tenían como única alternativa  meterse a  Santa o terminaban en putas, sino les esperaba el cruel castigo o la muerte.

Las Señoritas de Avignon. Pablo Picasso.

Tristeza. Vincent Van Gogh.
Sien Hoornik, la mujer aqui representada, fue la prostituta
que Van Gogh amó por mucho tiempo y con quién intento
una vida familiar.
Esto perduro por mucho tiempo, basto solo los aires románticos para cambiar de Diosas Mitológicas y Abnegadas Santas a Exóticas Odaliscas, pero también aparecieron retratos como las “locas” y no porque fueran casquivanas, sino locas de verdad de la cabeza. En el siglo XIX, de seguro cien mujeres que eran pintadas, a lo máximo, diez eran normales, comunes y corrientes, mujeres sencillas o damas de la sociedad, el resto ya saben ustedes, fueron inmortalizadas como objeto de deseo o como parias de la sociedad.

Olympia. Manet.

Inspección Médica en Rue des Moulins. Toulouse Lautrec.
Un tema muy recurrente en el francés: las prostitutas.
Navidad en el Burdel. Edvard Munch
En la Historia del Arte, siempre desde su miserable ambigüedad y desde el deseo o el repudio, hay una única constante: la representación de la mujer con una connotación negativa, su exclusión como sujeto y su conversión en mero objeto sexual.  Si hiciéramos un cálculo de las obras inspiradas en mujeres, o bien en las que se las representa, notaremos que en la mayoría de ellas aparecen representadas desnudas, pero eso en todo caso no es malo,  el desnudo  es un género pictórico como cualquier otro, como la naturaleza muerta o el paisaje, el hecho es que siempre esta bajo los parámetros dados por el hombre como dueño y como Dios. Claro, hay sus excepciones, y hay obras de esmerada belleza sobre la mujer y su especial naturaleza, pero realmente muchas veces esas obras son pocas veces valoradas.

Jorge Luis en el Burdel. Alvaro Izurieta.

Boda en el Burdel. Abelardo Favela
Por Félix Esteves

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