En estos días en
una reunión de la junta de condominio del edificio donde vivo, un trió de
señoras “muy aseñoradas” hablaban muy
educadamente de la cantidad de vecinos gays (hombres homosexuales) que viven en
nuestro querido conjunto residencial, y de su capacidad en la colaboración a
cuanta decoración amerite la zona en cualquier evento o fiesta nacional, además
de su disposición para ayudar en cualquier guateque, comilona, verbena o
zafarrancho bailable u acto cultural. Yo muy calladito, y haciéndome el suizo,
pues no soy muy dado a confraternizar con las vecinas ni a las decoraciones
navideñas, ni de altares a la virgen ni nada de eso, a pesar de mi condición
gay, quería sólo escuchar y aprender de la naturaleza humana, cuando una de las
damas repentinamente dice: ¿No han notado que casi no hay “chicas con chicas”?
En eso me entusiasme
y les pregunte a las señoras, que cuantos homosexuales famosos conocían,
enseguida saltaron y salieron a relucir una cantidad de nombres que hasta yo
desconocía, luego les pregunte por lesbianas famosas en el mundo… el silencio
se hizo, pusieron cara de incógnita y al rato una nombro a Martina Navratilova,
otra vez el silencio y al rato se escucho el nombre de Frida Kahlo y la de una
política venezolana del gabinete nacional, allí en ese momento las señoras
cambiaron repentinamente la conversación hacia lo que realmente estábamos
reunidos en ese momento y que era solucionar los problemas que tiene la
comunidad.
Pero aquella
conversación me dejo como preocupado, porque yo veo todos los día en mi
comunidad a muchas parejas lésbicas, sólo en mi piso a una familia homoparental
conformada por dos chicas, en el piso de arriba igualmente existe una pareja
lésbica, tres pisos más abajo viven una pareja de muchachas lésbicas que le
alquilan una habitación a una chica estudiante también lesbiana, y me pregunto ¿será
que las lesbianas tienen el don de la invisibilidad o se hacen notar menos que
los hombres gays? Yo las veo todos los días, en el ascensor, en los pasillos de
las áreas comunes, en el supermercado, muchas de ellas son mis amigas. ¿Será
que la gente no las quiere ver y niegan su existencia?
En muy disímiles
culturas y diferentes épocas, ha habido mujeres que se relacionan sexualmente, tanto
amorosamente o afectivamente con otras mujeres. La historia da testimonio del
amor lésbico, empezando por Safo de la isla de Lesbos, Virgina Wolf, Audre
Lorde, Frida Kahlo y Navratilova como dijeron las señoras, Ellen Degeneres,
Florence Nightingale, Rosie O’Donnell, Sor Juana Inés de la Cruz, Chavela
Vargas, Susan Sontag, entre otras muchas.
Hay una larga lista
de mujeres lesbianas vivas y muertas, pues el amor lésbico y la identidad o el
género lésbico han existido toda la vida. En la India en la época pre-védica,
se encuentran mitos que hablan del amor entre las mujeres y existen esculturas
muy explícitas de relaciones sexuales entre mujeres (1).
En Zimbabwe, esta Tsitsi Tiripano (2)
que es una prueba indudable de que el lesbianismo existe en culturas africanas.
También sabemos que en las culturas prehispánicas como las de ahora (claro ya
disminuidas) existe la noción de personas de “doble espíritu”, que a menudo
tienen poderes mágicos-chamánicos y cuyo comportamiento sexual podría ser visto
como homosexual en el marco de las concepciones occidentales de hoy día. (3)
No obstante, cada
sociedad o cultura interpreta las
prácticas sexuales y amorosas lésbicas de forma diferente, y su visibilidad y
legitimidad varían enormemente según la concepción que cada sociedad tiene de
lo que es lo femenino y lo masculino, lo que es ser mujer u hombre, lo que es
ser gay y ser lesbiana.
En medio de esta “maraña
compleja” de los arreglos culturales en torno al sexo, al género y a la
sexualidad, no es tan simple definir, ni lo que es una mujer, ni aún menos lo
que son entonces la heterosexualidad y la homosexualidad. Lo que sí es cierto y
seguro es que en la mayoría de las culturas hoy por hoy conocidas y existentes,
dominan arreglos sociales netamente patriarcales y basados en la
heterosexualidad como norma imperativa.
Igualmente sabemos
muchas religiones se encargan además de condenar absolutamente todo lo que no
sirve explícitamente a la reproducción. Por tanto, las relaciones sexuales y
amorosas entre mujeres son casi siempre a la vez tabúes, severamente condenadas
e invisibilizadas. Todavía hoy día en muchos países y estados occidentales la
mujer lesbiana se enfrenta a la “no existencia” en la sociedad como tal.
LA INVISIBILIDAD
LÉSBICA.
El querer negar y
ocultar la no existencia de las lesbianas y por lo tanto del amor lésbico son
pautas que han marcado el mundo homosexual femenino a lo largo de la historia. Y
a pesar que su existencia están antigua como lo es cualquier deseo sexual ha
existido un tupido velo y impenetrable silencio en torno al lesbianismo. A
veces por no decir siempre, es difícil encontrar datos y casos documentados
sobre relaciones lésbicas.
A la Historia y a
la Sociedad le costó mucho admitir que
las mujeres pudieran sentirse efectivamente atraídas por otras mujeres.
Lo normal era reflexionar que nada en una mujer podría despertar los deseos
sexuales de otra. Por lo tanto la ciencia, las leyes y la misma sociedad
ignoraron las relaciones sexuales lésbicas, al contrario de las relaciones
entre hombres.
Se sabe históricamente
que muchas mujeres en la Edad Media fueron acusadas de herejía, brujería, por
presentar rasgos masculinos o porque simplemente vivían juntas, pero no se
nombra la palabra “amantes” u otro adjetivo o nominal que sugiriera amor, en
todo caso se explicaba que dichas mujeres formaban aquelarres y que el diablo
las hacia pecar entre ellas mismas.
No obstante, en las
leyes medievales se estipulaba la tortura, el desmembramiento y la quema a las prácticas
homosexuales incluyendo las realizadas entre mujeres, como se afirma en la cita
siguiente:
“Cil qui sont sodomite
prové doivent perdre les testicule”… “et set il le fet segonde foiz, il doit perdre menbre. Et se il le fet la tierce foiz, il doit estre ars. Feme qui le fet doit
á chescune fois perdre menbre, et la tierce doit arsse”
|
Muchas mujeres lesbianas fueron condenadas a la hoguera
pues se creía que era signo de brujería auspiciado por
el mismo diablo. |
En primer plano
vemos que hasta las leyes de castigo estaban sujetas a las masculinas, porque
para la sociedad la sexualidad femenina no era relevante, y por lo tanto todo
lo que fue sexo femenino se borro de la conciencia colectiva. Como vemos no fue una cuestión de ignorancia,
de falta de conocimiento de la existencia de mujeres lesbianas, se trato más bien,
de una cuestión a la que no se quería dar crédito.
Este fenómeno se
debe principalmente a que la mujer siempre fue considerada inferior al hombre,
puede ser que hoy día este lema no se tome como verdad, pero dicho pensamiento está
muy enraizado en la estructura social de muchos pueblos y culturas. Las mentes
de los individuos relegan todo lo femenino y por lo tanto no tiene
trascendencia. Lo que ocurre entre las mujeres tiene menos importancia y no se
puede tomar en serio. Todavía aún en la cultura occidental se piensa muchas
veces que las prácticas lésbicas son simplemente un ensayo sexual de las chicas
por aprender a satisfacer los deseos masculinos.
Por otra parte la
invisibilidad lésbica es consecuencia del estricto modelo heterosexual, que se
impone como norma social, un chico con una chica, una mujer con un hombre, es
decir la heterosexual como una norma de convivencia amorosa y como deseo
sexual. Otras combinaciones son vistas como anormal.
Otra causa de la
negación lésbica en la sociedad es que la sexualidad gira en torno al hombre y el
único con derecho a la búsqueda del placer, es decir, la facultad y la
posibilidad sexual autónoma de la mujer es negada, por lo tanto el placer
existente de la mujer no existe. La filosofía anteriormente expuesta es llamada Androcentrismo y proviene del griego Andros (Hombre) y define la mirada
masculina en el centro del Universo, como medida de todas las cosas y
representación global de la humanidad.
La mirada androcéntrica provocó que en la Francia del siglo XVIII,
durante la Revolución francesa, se defendiera la libertad y el derecho de
ciudadanía para los hombres olvidando la defensa de los mismos derechos para las
mujeres. Olympia de Gouges (6),
se atrevió entonces a levantar la voz y reclamar a través de su texto:
Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana los mismos derechos para
las mujeres. La pobre mujer termino en la guillotina.
Hoy por hoy el androcentrismo invade los variados espacios públicos y
privados en nuestra sociedad y es necesario una fuerte educación para erradicar
del subconsciente colectivo tal pensamiento, que no sólo esta arraigado en las
mentes masculinas sino también en las mentes femeninas, tal como declara Xosé R.
Fernández Vázquez:
“La perspectiva androcéntrica se connota por la ausencia de referencias
de lo femenino como agente cultural”… “aparece impregnando el pensamiento
científico, filosófico, religioso y político desde hace milenios”. (7)
Por terminar,
aunque les aseguro que hay más, el falocentrismo (8) y la falocracia son otras de las causas de que el amor lésbico sea
imperceptible. El pene es lo más importante
en esta sociedad hecha por los hombres. Es común escuchar los siguientes enunciados:
“¿qué hacen dos lesbianas juntas?" “¿Cómo pueden hacer el amor dos
mujeres?, esta clara demostración de prejuicio, sintetiza a la perfección el
pensamiento masculino retrograda y
también de muchas mujeres: si la relación entre dos mujeres falta lo importante, que según el falocentrismo
imperante es el pene, entonces el lesbianismo
no es una sexualidad completa, por lo tanto será como mucho el preludio de algo
hasta que lo importante aparezca, es decir el pene. No puede haber tanta
misoginia y homofobia junta en este obcecado y reaccionario pensamiento, y que
desgraciadamente sigue imponiéndose en muchas sociedades.
Todavía, claro en
menor medida, estas absurdas ideas se combinan para relegar a las lesbianas y
el amor lésbico a la invisibilidad. En la medida en que socialmente y psicológicamente
no se rompa la idea de la sexualidad heterosexual y androcéntrica, las mujeres
lesbianas permanecerán bajo el manto de la ignorancia y el oscurantismo. Tendremos
que buscar más referentes y modelos, e insistir en estudios sociales y
científicos sobre la homosexualidad femenina, pues el lesbianismo es menos
conocido y menos estudiado que la homosexualidad masculina y se le sigue dando
menos importancia que a la sexualidad entre hombres.
Este hecho, erróneamente
lleva en muchos casos a especular que es
más cómodo y llevadero ser lesbiana que
gay, porque de alguna manera lo que no se conoce no existe y pasa más inadvertido,
por lo tanto se omite y desaparece, sin embargo por esto mismo muchas lesbianas
se ven empujadas a hacer de su orientación sexual una práctica más oculta, a
vivirlo en secreto o de forma más privada que los gays.
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Las familias homoparentales conformada por lesbianas es más común de lo que
muchas personas creen, pues muchas se esconden bajo una parentela ficticia para
no ser juzgadas por la sociedad. |
Para terminar, en
muchas sociedades se cree que si una lesbiana es violada por varios hombres es
curada… (9)
ya veo porque muchas mujeres lesbianas buscan también la invisibilidad, pues si
ese es el remedio, es mejor vivir en el más absoluto anonimato. Pero esto no
puede seguir sucediendo… todos tenemos Derecho a la libertad sexual… el mundo
tiene que cambiar.
Por Félix Esteves
(1) Thadani, Giti. Sakhiyani. Lesbian desire in
Ancient and Modern India. London : Cassell, 1996.
A mi modo de ver dicha invisibilidad resulta más bien beneficiosa dada la condición humana actual. De todos modos como me pregunto si ello tendrá que ver por el hecho de que los genitales femeninos se encuentran también ocultos, o por el hecho que el cariño y la empatía resultan necesarias y el patriarcado cruel en ciertas culturas tendió a "hacinar" hembras para la reproducción y el laboreo; de algún modo necesitaban sobrevivir emocionalmente, ¿no te parece?, sus "amos y señores" eran crueles, dignos de cierto "peloteo por supervivencia, pero no por afectos" Bs.
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