La caricia perdida
Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida rodará... rodará...
Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va,
si no ves esa mano ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida ¿me reconocerás?
Lo inacabable
No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores...
el tronco seco dará nuevas hojas.
Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.
Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.
Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.
Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!
ALFONSINA STORNI
Alfonsina Storni junto a Pedro Obligado, Evaristo Carriego, Arturo Capdevilla, Ricardo Güiraldes y Oliverio Girondo representaron al modernismo en Argentina, continuador de Rubén Darío y Lepoldo Lugones. Pero la poesía de esta mujer sobrepasa el modernismo. Su poesía es netamente feminista y erótica para luego convertirse en reflexiva, introspectiva, íntima y temerosa ante la proximidad de la muerte.
Alfonsina es por nacimiento suiza (Capriasca, 1892), pero su corazón y alma siempre le perteneció a la tierra argentina. En 1896 la familia regresa a San Juan (Argentina) y en 1901se trasladaron para afincarse en Rosario, provincia de Santa Fe. Siendo aún una niña trabaja como mesera del café de su padre, un hombre taciturno, melancólico y bebedor.
Sus primeros poemas los comienza a escribir a los 12 años, pero por su temática angustiosa y fatalista son reprobados por su madre, y a partir de entonces permanecen en secreto. Alfonsina aísla su pasión por la poesía de los demás y ejerce su hermoso poder de la palabra y la metáfora en la soledad, a escondida, donde solo ella y el silencio de las noches escuchan sus versos que después que escribe recita murmurante.
Se convierte en actriz de una compañía teatral en 1907, bajo la dirección de Manuel Cordero, y luego integra la compañía de José Tallavi, realizando una gira por diversas provincias. Su madre contrajo nuevo matrimonio y vive con ella, hasta que en 1909 se va hacia Coronda, donde se recibe de maestra. En 1911 llega a Buenos Aires donde se convierte en madre soltera.
Trabaja en 1913 como cajera de farmacia y de tienda, e inicia su actividad de periodista en la revista “Caras y Caretas”, donde conoce y entabla una entrañable amistad con Manuel Ugarte y José Ingenieros. Gana un cargo de corresponsal psicológico, ante una centena de hombres, en una empresa dedicada a la importación de aceites.
En 1916 publica “La inquietud del rosal” que no tiene buena crítica, el país no estaba preparado para la poesía feminista y menos para los poderosos versos que describían las angustias y sinsabores de una madre soltera. Es tildada de inmoral por la sociedad, y decide renunciar a su trabajo. Más tarde consigue trabajo como directora de un colegio.
En 1918 publica “El dulce daño” año en que fue galardonada por el Comité Argentino Pro Hogar de los Huérfanos Belgas, por su defensa de Bélgica frente a la ocupación por parte de Alemania. En 1920 escribe “Languidez” que es merecedor del Primer Premio Municipal de Poesía y del Segundo Premio Nacional de Literatura. Viaja a Montevideo, entablando amistad con los escritores Juana de Ibarbourou y Horacio Quiroga. A éste último, años más tarde, le dedica un poema entendiendo y hasta alabando su actitud suicida.
En 1923 se desempeña en la Escuela Normal de Lenguas Vivas, como profesora de lectura y declamación. “Ocre” es publicado en 1925, año en que conoce a la poetisa chilena, Gabriela Mistral. En 1926 surge en prosa “poemas de amor”. Su obra teatral “El amo del mundo” donde expone el drama y los prejuicios que enfrenta una madre soltera, estrenada en 1927, pero no es buen vista por la crítica.
En 1930 y 1934 realiza unos viajes a Europa que matizan y revisten de mayor libertad y desenfado su obra. En 1932, publica “Dos farsas pirotécnicas”. También colabora en los diarios “Crítica”, “La Nación” y en la revista “Nosotros” apareciendo sus textos bajo el seudónimo Tao-Lao. En 1934 se conoce una poesía en prosa “Mundo de siete pozos” y en 1937 “Mascarilla y Trébol” su última creación literaria.
Afectada de un cáncer de mama, Alfonsina Storni se somete a intervención quirúrgica en 1935, pero más tarde renuncia a los tratamientos. El miedo al dolor y la desesperación ante lo palpable e inexorable, unido a las crisis nerviosas que desde hacía un tiempo la doblegan, son probablemente los motivos que determinan su decisión de quitarse la vida en Mar del Plata, el 25 de octubre de 1938.
Alfonsina antes de morir escribe un poema que envía al diario “La Nación”, en él la poetisa siembra la duda sobre su suicidio y sobre el amor que nunca encontró:
Voy a dormir
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola; oyes romper los brotes ...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases para
que olvides ... Gracias ... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.